Expresiones iguales entre adversarios ideológicos
1.- Aunque la sociedad dominicana está compuesta por diferentes clases sociales, en raras ocasiones se observa distinción en el lenguaje empleado por los intervinientes en los debates políticos, hasta el punto de que cuando se escucha una discusión entre personas que se suponen sostienen criterios ideológicos diferentes, la desemejanza en sus expresiones resulta muy difícil de distinguir.
2.- En la mente de nuestro pueblo se forma tremendo embrollo si no se le explica con palabras claras el origen de los males sociales presentes en la sociedad dominicana que tienen un componente netamente sistémico.
3.- La confusión se advierte en nuestro medio político desde el momento que un individuo de ideas progresistas polemiza con un conservador, y emplea los conceptos democracia y derechos humanos, sin explicar el contenido clasista e ideológico que encierran ambas expresiones.
4.- Lo mismo ocurre en el curso del desarrollo de exposiciones hechas por grupos de avanzada en las que hablan de corrupción, miseria, explotación, desempleo, prostitución y desigualdad, sin explicar que son lacras propias del sistema social que predomina en el país, y para eliminarlas se requieren no sólo cambios de contenido político, sino también sociales.
5.- Si nos llevamos de los discursos de los politiqueros, es posible que nos formemos la falsa idea de que vivimos en un paraíso social; que en el ambiente dominicano no hay separación entre opresores y oprimidos, el que vive en abundancia y el que carece de todo, el que come lo que le plazca, y el hambriento. En nuestro medio, los negociantes de la política con sus peroratas pretenden llevar al pueblo a que crea que aquí ocupa el mismo lugar en la pirámide social, desproporción e igualdad, disparidad y semejanza, opulencia y miseria, felicidad y calamidad.
6.- Lo que observamos en el panorama nacional es que, al parecer, conservadores y progresistas se han puesto de acuerdo para utilizar el mismo discurso a los fines de que el medio social dominicano sea aceptado por todas y todos como algo idílico, la sociedad encantadora, la ideal para vivir los de arriba y los de abajo, los saqueadores y los saqueados, y que nos estamos moviendo en un paraíso terrenal, y no en un infierno prosaico.
7.- Si no fuera por la notoria desigualdad que genera el actual ordenamiento económico social, cualquier ingenuo podría pensar que estamos en el país de los satisfechos, que existe un acuerdo de clases sociales para que no se exprese confrontación a nivel social, que todo está organizado para que se mantenga la paz entre desiguales y no ocurra lucha social alguna.
8.- En la política dominicana, en lugar de conflictos sociales lo que sale a relucir a cada instante es el lenguaje del coqueteo, del maridaje, una común seducción de clases sociales para encantarse, llenarse de gracia y que todo siga igual para los que lo tienen todo y los que nada tienen; la minoría rapaz e insaciable, y la gran mayoría depauperada.
9.- La lucha en favor de los que en cada país son los más tiene su lenguaje, que difiere del que utilizan los ideólogos de los que se preocupan para que todo se mantenga sin modificación alguna, es decir que siga el orden establecido santificado con la opresión social.
II.- Los dimes y diretes no generan lucha social
10.- A lo largo de la historia política dominicana, ha formado parte de la lucha politiquera la infeliz tradición de prácticas transmitidas de generación en generación expresadas en el relajo, las mutuas acusaciones personales, los dimes y diretes, el lanzamiento de reprimendas chismosas, las andanadas groseras y los términos disonantes; el tratamiento a patadas y todo aquello que crea malquerencia a nivel personal.
11.- La política grotesca contribuye a mantener el estatus quo, contraponiéndola a las expresiones que encierran cuestionamientos al orden económico y social que padecemos, y son utilizadas por quienes están en la politiquería por ventajas personales y puro negocio.
12.- En la política con contenido social, su máxima amplitud y profunda intensidad tienen que estar orientadas a combatir todo aquello que representa traba para salvar al pueblo dominicana de la situación de descalabro material y espiritual que hoy se encuentra. Sólo el accionar político social nos puede sacar del actual atolladero.
13.- La política en procura de generar lucha social debe hacerse exponiéndole al pueblo la necesidad de realizar transformaciones de fondo en la sociedad; de cambios que modifiquen profundamente el régimen económico, social y político; la conveniencia de pasar de la sociedad atrasada que lamentamos padecer, a otra diferente que motive satisfacción, alegría, y no pesar e incertidumbre.
14.- Hay seriedad en la política y se procura un cambio real, si se lleva al seno de la opinión pública sensata y sensible, un recado, el anuncio de que la mayoría de nuestro pueblo vive maltratada, con mala vida en lo social y económico, porque el modelo impuesto solo beneficia a la minoría, mientras golpea, ultraja, daña, humilla y oprime a las grandes mayorías.
15.- Nuestro pueblo merece que se le hable en lenguaje de contenido social, no como ocurre en la actualidad que se le envuelve la mentira con un manto de verdad, se le cubre la realidad empaquetándola con la apariencia, en fin, se le simula que va a ser elevado, cuando lo que se persigue es degradarlo, envilecerlo.
16.- A los hombres y mujeres del pueblo dominicano no se les puede continuar sembrando la ilusión de que bajo este sistema van a lograr liberarse de la miseria, el oscurantismo, el hambre y la opresión social en general, cuando es una quimera, un sueño y fantasía dosificada, hacerle creer que este orden económico puede dulcificarse o humanizarse, cambiando de opresor a magnánimo de angustioso a aliviado y de imperioso a condescendiente.
17.- A diferencia de los politiqueros que han hecho creer a las masas populares dominicanas que están viviendo bajo un orden social angelical, candoroso y ampliamente bendecido, los que en el futuro decidan hacer política seria, con sentido humano, deben llevar conciencia social al pueblo; y enfrentar a los mistificadores, farsantes y embaucadores que han procurado mantener anestesiadas a las víctimas de las desigualdades que genera el sistema que padecemos.
Reflexiones finales
a.- Cada clase social tiene motivación política y social, y cuantas veces recibe un mensaje que encierra sus intereses se pone en tensión, reacciona dependiendo de las circunstancias y procede en consecuencia. La misión del dirigente político es llevar a la conciencia de aquel que procura atraer lo que es de su agrado y conveniencia.
b.- La propuesta de contenido social hecha por un ente progresista debe estar en cada enfrentamiento político; a los adversarios de clase no se les puede andar con evasivas, se les responde con la expresión ideológica adecuada a la ocasión. Hay que propiciar la defensa con la fuerza que da la razón de respaldar una causa justa.
c.- En el curso de conversaciones entre políticos tradicionales es común escuchar, cuando se refieren a la democracia dominicana, tratarla como si fuera la misma para todos los dominicanos y las dominicanas, escondiendo con juegos de palabras su naturaleza de clase; la mencionan como si la democracia fuera un concepto general, que no envuelve intereses de clase social especifica.
d.- Lo mismo ocurre cuando los defensores del sistema se refieren a la Constitución, y hablan de los derechos de los ciudadanos y del pueblo en sentido general, en abstracto, sin hacer mención de las clases sociales favorecidas por ese instrumento constitucional; el encubrimiento, la abstracción, persiguen que las palabras igualdad ante la ley y derechos sean aceptadas como que son las mismas para oprimidos y opresores.
e.- En la lucha política resulta de mucha importancia que las masas populares tengan la oportunidad de conocer la esencia de lo que les plantean los políticos que buscan engatusarlas, porque al desconocer términos tales como representatividad, igualdad, justicia social, orden establecido, etc., la generalidad de las veces resultan engañadas por los vivos politiqueros.
f.- Lo que en verdad se llama pueblo debe estar preparado para reprobar aquellos discursos huecos desprovistos de contenido social, que sólo sirven para crear confusión. Tomando conciencia los de abajo contribuyen a liberarse de las trampas superficiales que les ponen en los oídos sus enemigos políticos disfrazados de aliados.
g.- Aquellos que hacen política de falsedades contra la mayoría de la población, nunca ponen como asunto a discutir a nivel político cuestiones que se relacionan con la lucha social ni con el sistema, sino que siempre caen en vaguedades.