La pregunta que con más frecuencia me hacen mis amigos y compañeros es ¿cuáles serán los posibles escenarios de alianzas electorales para las elecciones del año 2024?, a todos les contesto que es un poco difícil de predecir en estos momentos esa interrogante, pues estamos a más de dos años del primer certamen electoral, que serán las municipales en el mes de febrero, por tanto vaticinar los probables acuerdos partidarios que se darán citas en la próxima asamblea ciudadana es un reto, ya que los actores y organizaciones políticas decidirán, según las circunstancias y los imponderables que se presenten.

En ese aspecto, sería caer en el terreno de la especulación o más allá en el ilusionismo de pretender hacer un juego de alianzas, utilizando un pactómetro o calculadora de pactos, que bien se usa en los sistemas parlamentarios, para sumar los apoyos de los legisladores electos por los partidos que se suman a conformar gobiernos, sin embargo, nuestro sistema presidencialista y de votación directa nos impide medir con exactitud los resultados de la sumatoria de votos que se lograría en alianzas partidarias.

Voy a presentar en este artículo lo estratégico y los naturales-lógicos acuerdos que se pudieren hacer, partiendo de tres cosas, la primera, los vínculos históricos; la segunda, las posibles conveniencias coyunturales en términos electorales; y la tercera, los que tienen una base en común ideológica o de liderazgo primigenio pero, para ello tenemos que analizar el concepto pluripartidista del sistema de partidos de nuestra nación, donde hoy existen 28 organizaciones políticas nacionales reconocidas por la JCE, aunque estamos seguros que serán más de 30 los partidos que participarán en el proceso comicial venidero.

Aunque lo ilógico e irracional es lo que más se presenta en la política vernácula nuestra hoy, estamos claros que lo atendible y lo adecuado fuesen que los acuerdos electorales se produjeran entre organizaciones similares o de una misma base política o programática, o sea los bochistas del PLD, aliados a la Fuerza del Pueblo; los peñagomistas con el PRM, el PRD y más de 10 franquicias vinculadas al perredeísmo histórico; los balagueristas con el PRSC, el PLR y otras fuerzas conservadoras pero, en la práctica no será así, ya que se formarán dos polos, uno, lo será del gobierno, y el otro, de la oposición, ¿por qué expreso esto?, puesto que las candidaturas municipales y congresuales serán determinantes para que los partidos tengan que coaligarse en uno u otro frente, para tener posibilidad de ganar espacios electivos en el 2024.

Las acciones del gobierno terminarán uniendo la oposición, no lo duden, y la experiencia del 2020 demostró que la unidad opositora es la única manera que tienen de competir contra el voto-gobierno, los aspirantes forzarán a los líderes a ponerse de acuerdo en primera vuelta para los niveles de elección municipal y se senadores pero, tal vez no sea así en los diputados, regidores y vocales, porque estas candidaturas son plurinominales, y hasta ahora preferenciales.

El PLD-Leonel tiene mucha experiencia en alianzas electorales exitosas, porque con nuestra colaboración se articuló el Bloque Progresista, que llegó en un momento a aglutinar 20 partidos reconocidos, lo más normal sería que una alianza PLD-Fuerza del Pueblo vuelvan a repetir dicha hazaña, convencido estoy que si lo logran ganarían las elecciones en todos los niveles de elección, dejando al PRM con una gestión de apenas 4 años.

La verdad es que para la oposición actual le es más fácil constituir coalición que al Gobierno del Cambio, por varias razones que les enumeraré a continuación:

  1. El bloque opositor que se formaría generaría más confianza en las clase política que el bloque gobierno, a causa de que los PRM no se protegen entre sí, todo lo contrario;
  2. El PLD-FP en unidad dan garantía de cumplimiento de acuerdos, cosa fundamental para concertar las alianzas;
  3. La diferencia que los pudiese separar sería el nivel de elección presidencial, que es superable, porque se pudiese dicho diferendo resolver en ese único nivel de elección, estableciendo un mecanismo de eliminatoria en primera vuelta, ya que no se visualiza en el panorama electoral del 2024 que ninguna fuerza por separado obtendría el 50% +1 de los votos;
  4. La actual oposición en su conjunto suman desde el 1930 al término de esta gestión gubernativa 75 años de gobierno, frente a casi 17 que tendría el PRM (PRD) para el 2024, lo que hace analizar que si las fuerzas opositoras unidas regresan al gobierno se quedarán en el poder 20 años cuando menos; y
  5. Un error estratégico grave cometido por el Gobierno del Cambio ha sido perseguir acremente al círculo íntimo del expresidente Danilo Medina, quien no escatimara esfuerzos para evitar que los perremeístas se queden en el poder más allá del 2024.

Le será casi imposible al Gobierno del Cambio hacer alianzas partidarias ganadoras en las futuras elecciones, sobre todo por el altísimo nivel de disgusto y desafección dirigencial que acusas las bases perremeístas, que entienden no han sido tomadas en cuenta como es debido, y que con sus ácidas críticas y mordaces desmotivaran cualquier intención de alianzas de los grupos políticos que se les acerquen, sumado a que el temor de la derrota en el 24 no les genere entusiasmo a los posibles aliados al gobierno, a sabiendas que su militancia no cobraría en la actual administración.

Dos polos electorales se confrontarán en el 2024, uno será el gobierno, que desesperado saldrá a buscar apoyos que no encontrará, porque le regaló mayoritariamente su espacio de poder a oportunistas y allegados, frente a una oposición obligada a entenderse por encima del criterio y de los intereses particulares de sus líderes, que no podrán impedir que se concreten las alianzas, sus militancias lo exigirán, y los aspirantes a los puestos electivos lo obligarán, después se irán a las madres de las batallas en los comicios a celebrarse en febrero y mayo del 2024, con la experiencia que me dan los años, les expreso si el Gobierno del Cambio no modifica rápida y radicalmente su estrategia, a no ser que le beneficie un milagro, el tsunami opositor le llegará, y con el favor adicional de millares de perremeístas desencantados que preferirán no votar en el certamen electoral, y en consecuencia, se instalará de nuevo la oposición, ¡y por mucho tiempo en el Palacio Nacional!