La literatura le ha servido al cine como formación artística, verbal, imaginaria y cultural a partir de las tres primeras décadas del siglo XX. Tanto los  novelistas, biógrafos, guionistas, así como también dramaturgos  de teatro, cuentistas y poetas han hecho del cine un espacio significante y estético para constituir  visiones, modos de expresión y creaciones imaginarias en movimiento.

Directores de cine como Orson Welles, S. M. Eisenstein, Luchino Visconti, Elia Kazan, Roberto Rossellini, Woody Allen, Andrei Tarkovsky, Pier Paolo Pasolini, Jean Renoir, Philip Kaufman y muchos otros han hecho del texto literario un espacio, una especie y un lenguaje para el cine. De ahí las contradicciones y vocalidades que engendra el cine como arte y expresión híbrida desde la mirada del escritor, el director, el guionista, el fotógrafo y otros creadores y colaboradores cinematográficos. A partir de los años treinta, los estudios sobre historia, teoría, psicología y lenguaje del cine abrieron nuevas ventanas de análisis, relaciones, funcionamientos, niveles de comunicación, concentraciones direccionales y otros elementos surgentes de la lectura-función cine-literatura.

La productividad denominada texto fílmico, se produce mediante, y, desde la productividad reconocida como “texto literario”, habida cuenta de las condiciones retóricas, estilísticas, artísticas, figurales, interpretativas y comprensivas de las imágenes pensadas y creadas en movimiento. Los mismos escritos de Jean Mitry, Roland Barthes, Christian Metz, Siegfried Kracauer, Pier Paolo Pasolini, Jacques Derrida, David Bordwell y Jean Luc Nancy entre muchos otros, apuntan a objetivos reales, imaginarios, instruccionales, filosóficos y críticos del cine como arte-memoria.

Todo punto de reconocimiento del cine como arte y lenguaje permite comprender un orden mixto de códigos, relaciones y aristas que suponen y a la vez generan instancias, tiempos y movimientos de una visión cinematográfica en la postvanguardia y en la ultramodernidad. Los ejemplos abundan al respecto. (Ver en tal sentido las propuestas de Eric Rohmer, Jean Claude Carriѐre, George Lucas, David Lynch, Oliver Stone, Francois Truffaut, Carlos Saura, Stanley Kubrick y otros.

El cine de los años 80, 90 y la primera década del 2000 mantiene la ilusión relevante y crítica con un “concepto de literatura” manejado de forma literal o arqueológica. A partir de las llamadas “arqueologías del futuro” y desde una geopolítica del cine,
Fredric Jameson ha pensado la ciencia ficción particularizada en el lenguaje cinematográfico del postmodernismo y la “lógica del capitalismo tardío”.

De ahí la importancia de los nuevos estudios literarios con respecto al cine y sus lecturas de los ejes, distancias y aproximaciones teórico-críticas y productivas. (Ver, José Luis Sánchez Noriega: De la literatura al cine, Ed. Paidós, Barcelona, 2000; también véase la conceptografía propuesta por R. Stam, R. Bourgoyne, S. Fliterman-Lewis: Nuevos conceptos de la teoría del cine, Ed. Paidós, Barcelona, 1999).

En efecto, las cardinales funcionales y significantes de un discurso del cine basado en la relación literatura-lenguaje-film resultan de una lectura propiciadora de un producto cinematográfico   sostenido en la dialéctica cine-literatura, estructuras fílmicas y estructuras literarias. (Ver, Sergio Wolf: Cine/Literatura, Ed. Paidós, 2001 (2004).

De ahí la reacción, a veces cruda, a veces irónica, otras veces tropológica y “cocida” que se da entre la literatura y el cine, de suerte que se reconocen en la misma dos formaciones significantes y dos lenguajes de creación, comunicación, significación y producción. Dos aparatos sistémicos se ajustan en el entrecruce literario y fílmico. Los dos modos de expresión, significación y comunicación dialogan en un texto híbrido que es la suma de varias textualidades y formas de mundos motivados por un autor fílmico y un autor literario.

Ambos autores y formas autoriales conquistan a un espectador asociado a un sujeto real e ideal, siendo así que las líneas temáticas e ideológicas, encuentros, desencuentros y construcciones textuales que emiten formas, mensajes, elementos y conformantes verbales, iconográficos, simbólicos, lingüísticos y semióticos justifican y textualizan las imágenes y mundos de un proyecto fílmico determinado. Los generadores y conectores en el texto fílmico se espresan en los diversos núcleos funcionales de la secuencia, la partición de fotogramas, los encuadres que comprenden imagen, sonido, acentos, formas de llevar a cabo el proceso de edición del material fílmico y literario.