Danilo Medina ha logrado convencer a muchos, fuera del país, de que la Ley 340-06 de Compras y Contrataciones Públicas es muy buena. Tanto es así que una prestigiosa organización, auspiciada por el BID, la OEA y el IDRC, la “Red Internacional de Compras Gubernamentales” (RICG) en su X Conferencia Anual efectuada en Paraguay en 2014, decidió unánimemente celebrar en Santo Domingo la XI Conferencia del 2015. Además reconoció a la capaz Directora General de Compras Públicas (DGCP) nombrándola Presidenta de la RICG y otorgándole el Premio “Joseph Francois Robert Marcelle” por “su liderazgo y compromiso con el desarrollo de esta importante tarea”.
En Paraguay la RICG valoró positivamente el sistema de sorteos para la construcción de escuelas, el apoyo de la DGCP a las MIPYMES y las Veedurías. Aquí, en Octubre 28 del 2015, Danilo Medina inauguró con su Discurso la XI Conferencia. También habló la Directora de la DGCP. Como es obvio, no se hizo referencia al esquema de corrupción en la construcción de aulas, que había provocado, un mes antes, el 25 de Septiembre, la muerte del Arquitecto David Rodríguez en la OISOE, ubicada justo al frente del Palacio Nacional.
Sorprendentemente el experto de la emblemática Curitiba, Raphael Roulin de Moura, dirigió un taller sobre “Recogida, Tratamiento y Disposición de Residuos Sólidos”. Los locales no pudimos presentarnos como ejemplo digno de imitarse. Duquesa, en sus aspectos operacionales, técnicos, comerciales, jurídicos y éticos tiene un aroma más desagradable que la basura descompuesta.
Aquí nadie cree que la 340-06 es muy buena. La propia Directora de la DGCP valientemente declaró a la Comisión Presidencial de Catalina: “Que La Ley 340-06, en sentido general ES MUY MALA (mayúsculas del articulista) pero tiene algo que nos ayuda muchísimo: los principios de la Ley. Todo lo que hemos hecho es gracias a los principios de la Ley”
Como refuerzo, el Informe de la Comisión Presidencial de Catalina en el Punto 43 del Resumen Ejecutivo señala: “La Ley de Compras y Contrataciones necesita modificaciones urgentes pues la misma carece de elementos que pudiesen incrementar la capacidad del Estado de obtener mejores negociaciones en los procesos de compras públicas” .En los Puntos 83 y 84 del Capítulo XII de “Recomendaciones y Sugerencias” se indican los cambios pertinentes.
Por su parte, en Agosto la FINJUS divulgó un valioso documento que la prensa tituló: “La Ley de Compras y Contrataciones ha sido origen del modelo clientelista del Estado”. Allí se incluyen las modificaciones a la Ley 340-06, que no puede ser buena, porque bajo su vigencia se implementó el esquema corruptor de Odebrecht y otros mecanismos causantes hasta de asesinatos como el de la OMSA.
A pesar de esas tragedias la RICG y otros del extranjero siguen confundidos con la 340-06. En la reciente XIII Conferencia RICG de Tenerife, la DGCP obtuvo en Octubre dos Premios NovaGob .En todo el 2017 el Sistema de Compras Dominicano fue proclamado como “el modelo a seguir” en El Salvador, Ginebra, New York y por el SICA en Panamá, básicamente por el número de mujeres y MIPYMES incluidas en el Registro de Suplidores. Tales logros numéricos deben ampliarse. Son loables e importantes, pero no determinantes de la calidad del vicioso y frágil proceso de adquisiciones actual.
No conozco a la Directora de la DGCP, quien tiene buena fama de funcionaria con capacidad profesional, no ligada a componendas .El futuro le augura una exitosa carrera como servidora pública. La ciudadanía espera que deje de promover en la televisión local y a nivel internacional inexistentes virtudes de la 340-06 que, siendo una ley muy mala, como ella misma la calificó, no se merece que la promueva una buena funcionaria.
La reforma de la Ley 340-06 es inaplazable. Anteayer este periódico publicó el Editorial “Hay que afinar los cedazos” denunciando que la 340-06 “no sólo se presta para la manipulación de licitaciones, sino que también está sirviendo para financiar el sistema político”. La Directora de la DGCP debe asumir el reto de liderar, junto a la FINJUS, el proceso de modificar la desafortunada Ley.