Acabo de encontrar una novela de James Patterson, un bestseller de acción o de misterio que ha publicado muchas novelas.

Patterson proviene del mundo de la publicidad y cuando se retira lo hace para dedicarse a la escritura, publicando su primera novela en 1976, The Thomas Berryman Number, donde su personaje Alex Cross trabaja para el FBI y resuelve misterios. De manera global, ha escrito 95 novelas desde 1976, nada despreciable cuando se habla de este género. Ha sido número uno del ranking de novelas del New York Times nada mas y nada menos que 19 veces.

Ha logrado el Guiness World Record por eso mismo habiendo vendido mas copias que Stephen King, John Grisham y Dan Brown juntos, nada despreciable tampoco. Ha vendido mundialmente nada mas y nada menos que 260 millones de copias.  Ha sido acompañado por coautores como Maxine Paetro, Andrew Gross, Mark Sullivan, Ashwin Sanghi, Michael Ledwidge y Peter De Jonge.

En septiembre de 2009, Patterson firmó un contrato que la revista Forbes calcula que le representó al menos la friolera de 150 millones. Nuestro autor ha creado un premio en el 2005 para donar mas de 100,000 dólares a personas, compañías y escuelas para incentivar la lectura. En una entrevista con el USA Weekend, Stephen King se refiere a Patterson como "un gran escritor pero demasiado exitoso". La lectura entusiasmada de este autor me ha hecho pensar en la literatura y en la acción como fenómeno de manifestación del poder político.

Uno se pregunta si muchos gobernantes fueran tan dedicados en el manejo de sus funcionarios como son los novelistas con sus personajes, sería mejor la ejecutoria gubernamental? Se sabe que los gobernantes pueden ser buenos novelistas, tanto los laizzes faire como los proactivos; un novelista, desde Marcel Proust hasta Veloz Maggiolo, sabe que sus personajes -los funcionarios- a veces se les salen de las manos y actúan por su cuenta. Qué tan alto es el grado de inspección y control gubernamental hacia los funcionarios?

En la literatura, según los teóricos de la novela y el testimonio de los escritores, el novelista tiene que mirar cómo actúa un personaje, cómo toma decisiones, cómo se lanza de un risco, cómo se enamora, cómo levanta un arma, siendo así que es como un médium que se apodera de vidas creadas por la capacidad de ficción del escritor pero que no puede controlar del todo en su plena realización de demiurgo.  Aquí vale la pena rescatar las palabras de William Shakespeare: "The whole world is a stage, people merely players". Traduzco: "todo el mundo es un teatro, la gente meros personajes".

Recuerda usted una discusión de Balaguer con Wessin y Wessin, al que acusó de traidor ante todo el país en una emisión televisada? Se le salía de las manos el personaje Wessin al Balaguer "novelista"? Recuerda usted la ocasión en que Balaguer le recomendó a un funcionario que no tocara esa tecla porque se hundía? Se le salía de las manos el personaje político al "novelista" Balaguer?

El caso del literato Bosch, sabio administrador de personajes en sus cuentos, demuestra que una cosa es la ficción y otra la realidad. Pocas veces un funcionario o una realidad social, política o económica se debe a manifestaciones expresamente literarias, o en su caso la incapacidad de gobernar una realidad es -oh paradoja- muy diferente a la maestría con que se maneja la ficción.

Sería James Patterson un buen gobernante como es de bueno gobernando la trama interna de sus novelas de acción y misterio? Todo depende del estilo del gobernante con lo que se concluye que muchos serán mejores cuentistas que novelistas o mejores dramaturgos que puros narradores de aventuras policíacas o verdaderos demonios apoderados de un mundo oscuro como es el caso de los dictadores.

Podría Vargas Llosa haber manejado Perú como si se hubiera tratado de una de las maravillosas novelas que escribe? Se acerca el arte de gobernar al arte de prestidigitador y creador de mundos ficcionales? Es el ejercicio de gobernar un arte del mismo tipo que el arte literario que maneja personajes, situaciones, insidias, contradicciones, enigmas, problemas, realidades inmanejables, soluciones plausibles?

Creo que después de leer una novela de acción detectivesca-como las de Patterson- con personajes enigmáticos y difíciles pero que tienen que tomar decisiones radicales, en este caso de pura acción, puedes entender con mas claridad la mentalidad de ciertos personajes, funcionarios o políticos, así como después de leer a los clásicos -empecemos por Dostoyevsky-, puedes comprender mejor ciertas actitudes humanas. Volver a los novelistas clásicos, internarte en la balada de Alfonsina Bairán de Andres L Mateo, o conocer las incidencias de Uña y Carne del mágico Veloz Maggiolo, permitiría entender mejor cierta sicología del poder. Todo esto me lo ha sugerido esta novela de Patterson, fundamentada, como la mayoría de sus obras, en la acción trepidante. No es la realidad política nuestra así de veloz?

Patterson me había interesado por su película Along came a spyder con la actuación de Morgan Freeman, Monica Potter, Michael Wincott y dirigida por Lee Tamahori, pero luego por sus libros.

Hace apenas 4 días, ha sacado Gone, con Michael Ledwidge, una novela que desde ya ha sido un éxito -salió apenas el Lunes- donde el detective Michael Bennet se protege con su familia en una zona rural de California ante un peligroso asesino salido de las rejas.