El juez de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Alejandro Moscoso Segarra, dictó el pasado viernes un “no ha lugar” en el caso que se le seguía al senador Félix Bautista, mientras, en San Francisco de Macorís otro juez dictó un “no ha lugar” en favor del Alcalde Felix Rodriguez, desnudando la cloaca en la que se convirtió la Justicia. Además del propio fallo a favor de Bautista, la Suprema Corte de Justicia en su cuenta de Twitter hizo lo que nunca se había hecho, al publicar aspectos de la sentencia, defendiéndola, respaldándola y con esto mostrando una clara parcialidad que la inhabilita, no se sabe con qué fines, para conocer la segura apelación.
El estado de postración de nuestra justicia, ante el poder político resulta evidente, aberrante y se nos enrostra cuando vemos el claro clientelismo judicial.
Quienes nos leen se podrían preguntar: ¿y porque tanta indignación… si todos sabíamos cuál sería el desenlace? Pues aunque nos imaginábamos este resultado, siempre se tiene un hálito de esperanza que vimos frustrado una vez más. Aunque en estos casos, tener un hálito de esperanza parezca impráctico, los hombres que tenemos familia y tenemos hijos, solemos tener vergüenza y creímos que la vergüenza y las ganas de poder ver a los ojos a sus hijos, sus padres, sus hermanos y demás familiares, prevalecería sobre el interés, el clientelismo y el partidismo.
Sin embargo, esas son solo algunas de las consecuencias, pues como he dicho y reitero hoy, los buenos dominicanos, los de vergüenza, los que queremos esta patria y queremos dejarle a nuestros descendientes un mejor país somos más y, aunque algunos se dejan embaucar con dadivas por la situación económica en la que los han sumido esta clase política corrupta, tarde o temprano reaccionamos y pasamos facturas, sino analicemos la historia o comencemos a ver las recientes protestas en San Francisco de Macorís.
Ver a un expresidente y precandidato presidencial dejando que prácticamente un sub júdice sea el que le organice y coordine los actos de campaña, nos deja claro que sabían el veredicto y por eso no lo excluyeron de dichos actos de campaña. Luego, ver a ese mismo individuo celebrando en la corte el “no ha lugar” dictado a su favor con las manos en señal de “L” de Leonel, nos deja claro a quién le agradece la sentencia, a quién ayudará a financiar su campaña y quienes son más que amigos.
El PLD ha visto pasar por sus filas a hombres como su fundador y líder el Profesor Juan Bosch, a hombres como Miguel Cocco, entre otros, que han honrado la dominicanidad y que a su paso por la administración pública han dejado, a pesar de sus imperfecciones, su legado y su buen ejemplo para honra de sus hijos y familiares que lo rebasaron en la vida terrenal, pero también son un ejemplo, una insignias y un estandarte para su partido; por lo que el PLD debe revisar quiénes honran ese legado y quiénes, por el contrario, representan una vergüenza nacional.
Sin embargo, si al momento de escoger sus candidatos a cargos electivos el PLD y los PLDeistas no lo hicieran, el pueblo dominicano los castigara en las urnas, como de hecho comenzó a hacerlo y resulta evidente al ver un análisis de las tasas de rechazo de algunos, que sin dudas los de mayor tasa de rechazo resultan ser los que han defraudado a la mayoría de los propios PLDeistas y del pueblo dominicano.
Definitivamente Leonel Fernández una vez más anda con las llaves: “la de la reelección” o de la victoria y la de la derrota electoral del PLD; pues la segura carta de triunfo que representa Danilo Medina, hasta hoy no puede optar por la reelección y para hacerlo depende del apoyo de Leonel Fernández. Mientras que Leonel Fernández que es el mayor poseedor de tasa de rechazo, a lo externo del PLD y ante el escrutinio de toda la nación, no le gana ni a Chochueca.
No obstante, hay una tercera llave que es la de llevar a una tercera opción que represente la unidad del PLD, uno opción que aglutine a los Danilistas y que además atraiga a esos PLDeistas que por alguna circunstancias han hecho vida política en el lado oscuro del PLD, sin comulgar con sus acciones.
Sin dudas, seguimos viendo pruebas de que en democracias inmaduras como la nuestra, se hace indispensable una oposición activa y fuerte, además de una alternabilidad del poder, aunque sea entre sectores del mismo partido; pero que en ningún caso se permita tanta concentración de poder como la que ostentó y aún ostenta el equipo que gobernó los últimos dos periodos, ya que con esta concentración de poder han sido capaces de dominar completamente la justicia, garantizándose impunidad y hasta han tomado el control de los principales partidos de oposición, abusando contra la institucionalidad democrática.