La Junta tiene en su naturaleza la razón invertida. Lo que sería razón más que suficiente para  excluir cualquier individuo de su seno, se ha convertido en el aval de  pertenencia a este organismo, un aval o  carta de presentación  sustentada por un partido político  que asume un miembro como su representante.

Esta lógica con que se ha manejado históricamente su composición y conformación  ha hecho de este órgano lo que no debe ser, un clúster electoral administradora de empresas políticas llamadas franquicias o Partidos.

Es por eso que el consenso, la repartición, los pactos, los acuerdos y los arreglos han lacerado en su esencia el cuerpo de este órgano atrofiando sus funciones a favor de la democracia. El sentido de la cosa esta invertido en razón de que los fundamentos de libertad y autonomía  de un órgano de arbitraje están por encima del derecho privado de partidos políticos y grupos de interés , la dirección de la Junta Central está llamada a garantizar el bien común social y el supremo interés ciudadano: respeto a la verdad.

El verdadero y buen consenso que debemos construir es el de una cultura de respeto a la verdad y a la ley

Cada proceso electoral se convierte en República  Dominicana en un dilema político y moral preñado de dudas y sospechas, el escepticismo marca las descalificaciones y acusaciones  sobre quienes tienen la responsabilidad de arbitrar y administrar el proceso, este comportamiento es la expresión de una cultura política en la que está ausente la ley.

La mentalidad de hacer cada vez más cara la democracia, innovar sólo con tecnología y aumentar el ejército de empleados no es garantía  de transparencia, la transparencia tiene como límite la ley y, su respeto absoluto. Es inherente a la naturaleza de todo proceso electoral el dualismo partido-órgano de arbitraje (junta); ahora bien, los límites de separación entre los agentes del proceso están determinados por el rol y función  de cada uno de ellos asignado en la ley.

Los partidos no pueden apropiarse del  proceso queriendo establecer reglas de juegos e imponiendo situaciones de conveniencia a su interés privado y, la junta de forma imperativa no debe generar sospechas actuando de forma no colegiada y parcial.

Los dominicanos cuando asumimos la necesaria separación entre poderes del Estado  o de instituciones y órganos como es el caso de la junta y los partidos, lo asumimos  como un problema filosófico no  jurídico y, es un problema jurídico de derecho como está establecido en la declaración universal  de derechos  en su art.4.° "La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no daña a otro; por tanto, el ejercicio de los derechos naturales del hombre no tiene otros limites que aquellos que aseguran a los demás miembros de la sociedad el goce de los mismos derechos. Estos límites solo pueden ser determinados por la ley."

El consenso como vía de resolución  de conflicto y ha devenido en una acción  para impedir que la ley impere y norme con arreglo a los principios preestablecidos: Congreso de consenso, justicia de consenso, liga de consenso y hasta una policía de consenso. El verdadero y buen consenso que debemos construir es el de una cultura de respeto a la verdad y a la ley. "Conoceréis  la verdad, y la verdad os hará libre".