(Un ejercicio de ciencia-ficción política)
Los analistas políticos serios opinan, con cierta convicción, que Danilo Medina no se postulará para un nuevo período presidencial en 2020, porque los escándalos de corrupción endémica interna y el escándalo de corrupción externa de Odebrecht, así como la prohibición constitucional de la reelección, más su “reiterada” declaración a través de oráculos áulicos de que no aspirará para el próximo período, son indicios suficientes de que cumplirá su palabra.
Quienes así piensan, toman sus deseos por la realidad y no auscultan el inconsciente del discurso del Poder y el despliegue de la pragmática que el mandatario ejecuta, silenciosamente, día tras día, a través de sus acciones, conducentes a producir las circunstancias favorables para las que está trabajando y obrando según ordena el principio maquiavélico de que el príncipe puede mentir cuantas veces convenga a sus intereses, que son los de conquista, consolidación y mantenimiento de su poder político. Y al cumplimiento de ningún pacto como el suscrito con Leonel en 2015 está obligado el príncipe si honrarlo no conviene a sus intereses. La reforma constitucional de 2010 prohíbe la reelección, pero el sociólogo Calderón es un oráculo de Delfos.
En efecto, los mensajes que ha enviado a través de los oráculos falsos de Felucho Jiménez y Gustavo Montalvo, este último ministro de la Presidencia, poseen la táctica del adormecimiento de los que no saben que en la confianza en los discursos es donde está el peligro y semejante adormecimiento o sedativo obedece a la estrategia mayor del mantenimiento del poder.
El discurso avanzado por los oráculos falsos, acompañado del señuelo de que el mandatario no aspirará a una nueva postulación presidencial en el 2020 y la propaganda de que ha llegado la hora de remozar el partido en el poder con “caras nuevas” y una encuesta pagada por el propio beneficiario lanza al ruedo de lo público las figuras de Gonzalo Castillo, ministro de Obras Públicas y principal recaudador financiero del presidente Medina, y Andrés Navarro, ministro de Educación, y del entorno familiar del mandatario, como las “caras nuevas” que rondan, según el sondeo de marras, la cuota de popularidad de un 80 por ciento de aceptación en virtud de sus ejecutorias “positivas” al frente de las carteras que dirigen.
Esas “caras nuevas” son una cortina de humo que busca, primero, alentar aspiraciones para saber quiénes sacan la cabeza (táctica trujillista archiconocida) y, segundo, matar dos pájaros de un tiro: según el aforismo 144 de Gracián en su Arte de la prudencia, que dice: Empezar con la conveniencia ajena para salirse con la suya. Y el filósofo moralista explica en qué consiste este aforismo: «Es una estratagema para conseguir lo que se quiere. Incluso los maestros cristianos encarecen esta santa astucia para los asuntos celestiales. Es un disimulo importante: las pretensiones sirven de cebo para atrapar una voluntad. Les parece que la suya va delante y solo es para abrir camino a la conveniencia ajena. Nunca se debe comenzar sin tino, especialmente cuando hay un fondo peligroso. Con las personas cuya primera palabra suele ser no [,] conviene disimular nuestra pretensión, para que no adviertan los problemas de concederla, y mucho más cuando la aversión se presiente. Este aviso pertenece a los de segunda intención. Todos ellos son la quintaesencia de la sutileza.»
Esta estratagema fue muy utilizada por Ulises Heureaux cuando disimulaba no aspirar a un nuevo mandato. Avanzaba, por ejemplo, el nombre de Tomás Demetrio Morales, su alicate y ministro de Guerra y Marina como candidato a sucederle en el mando y con esto ganaba por partida doble. Detectaba las posibles defecciones y el posible apoyo con que contaba su ministro, quien sabía de antemano que todo se contraía a un juego, el de la sutileza, y al final declinaba su candidatura y Lilís se reelegía. Con Trujillo no ocurría esto, pues era muy directo, brutal y manipulador burdo.
¿Cómo intentará Danilo Medina ejecutar esa partida de ajedrez político preñada, como dice Gracián de aversión y fondo peligroso? Primero, al conocer a quienes se desbocarán y creerán en su palabra de que no aspirará y sacarán ingenuamente la cabeza de su ambición, les neutralizará mejor. Segundo, las “caras nuevas” sospecharán que se trata de un juego, como lo sabía el general lilisista Morales, pero al jugar este juego siguen en el círculo de confianza de quien le empujó a esa pantomima. Gonzalo Castillo y Navarro, y otras caras nuevas que surjan en el futuro, son la conveniencia ajena.
¿Y cuáles son los obstáculos y peligros que podría enfrentar el proyecto de Danilo Medina de salirse con la suya? En primer lugar, que le explote públicamente la bomba de tiempo de la corrupción de su gobierno a través de Wikileads, Anónimo, el consorcio de periodistas independientes o el Departamento de Justicia norteamericano si decide no quedarse quieto con el engaño de los concursos que perdieron sus empresarios de manos de Odebrecht, los sobornos y las sobrevaluaciones en los gobiernos del propio mandatario Medina y del expresidente Leonel Fernández.
El segundo, “el fondo peligroso”, aunque no es descartable, lo representa su tres veces contrincante interno y actual presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) Leonel Fernández. Pero este hombre, vencido y humillado públicamente el lunes 25 de mayo de 2015 por Danilo Medina y Quirino Ernesto Paulino Castillo, obligado a retractarse como Enrique IV en Canosa, se le retiró la excomunión al plegarse a las exigencias de su adversario, quien le premió a su esposa con la Vicepresidencia de la República en aquella negociación y la reelección de su desmedrada matrícula de diputados y senadores, quienes ya habían sido comprados en la cantidad necesaria para colocar en minoría al León de los Vientos.
Así las cosas, para 2020, la bola de cristal no se pinta favorable para Leonel Fernández por las siguientes razones: aunque líder nominal del partido, es un boxeador noqueado y él sabe que no podrá montar tienda aparte y debe resignarse a ser minoría y su no asume ese rol, su caída será más estrepitosa. Fuera del partido no será, a sus 67 años, nadie; el ejemplo de la vuelta de don Juan al PLD, luego de renunciar en 1991 asqueado por la ambición de mando y de dinero de los dirigentes que hoy están el poder, no le quedó otro remedio que regresar y morir en el partido. Dentro del partido, al menos se le respetará su condición de líder minoritario, necesario para legitimar las acciones del vencedor. Y el vencedor sabe que necesita al líder de la minoría, pues una ruptura suya que obedezca a una brusquedad pasional, significa la pérdida del poder, y eso aterra a todos los peledeístas que saben lo que significa estar abajo y perseguido por la vindicta pública. Esa misma clientela que disfruta de todos los tipos de bonos y de los sueldos en cheques o en efectivo a ese ejército de vagos que son los inactivos líderes de los comités intermedios y de base, saben perfectamente a lo que me refiero.
Puedo equivocarme en mi análisis, pero un signo fatal que pende como espada de Damocles sobre el líder minoritario Leonel Fernández es que él sabe, o quizá no, la significación semiótica de la prisión no ya de Ángel Rondón Rijo, sino de su albacea Víctor Díaz Rúa, quien se le escapó, junto con Félix Bautista, a la justicia hace cosa de algunos años, y todo porque el Procurador General Domínguez Brito no confiaba, según afirmó en la época, en la justicia vendada de la Corte Suprema.
Díaz Rúa es un rehén enjaulado. Y en lo que transcurren los ocho meses, plazo en que se supone que habrá juicio de fondo, aunque falta el preliminar, esas son pajas para la garza para quien controla las altas cortes que decidirán de ese asunto. Y se espera que la amenaza contra Leonel sea todavía más grande si en 2018 se renuevan algunos miembros de la Corte Suprema a quienes se les vence su mandato y entonces Danilo Medina reforzará allí su poder si logra sacar a las fichas que incrustó en esa alta corte el presidente del PLD.
Díaz Rúa estará tras las rejas a la espera de la llegada de unos emisarios que desean verle como intérprete, sin que haya sido nunca cantante. Que acuse, que revele, a cambio de. Y si no canta, peor para su jefe. Pues entonces, si Danilo Medina ha salido tan astuto que para 2018 o 2019 fuera capaz de desactivar la bomba de tiempo de los sobornos, sobrevaluaciones, corrupción e impunidad del caso Odebrecht, podría, con toda seguridad, enfilar sus cañones contra Leonel y acusarle a él o a su gente de haberse beneficiado de los bondadosos contratos de la constructora brasileña. Este escenario mediático no es descartable, si Medina se viera en la necesidad de recurrir a este escarnio.
En el juego de la política, Maquiavelo autoriza estas y otras armas más letales, con tal de que el príncipe conserve su poder absoluto. Pero ya Frank Underwood y su técnica de desatar el terror en contra de sus adversarios en House of Cards se han quedado cortos ante la apabullante realidad de Donald Trump. Quizá Medina no tenga necesidad de ir tan lejos, pues tiene una oposición inexistente: los partidos políticos de oposición están neutralizados, esperando vida en muerte ajena, con Luis Abinader e Hipólito Mejía atiborrados de intereses económicos personales, en una lucha amable de sumo japonés, aterrados si enfrentan al gobierno, y quienes en vez de salir a buscar las pruebas de los sobornos y sobrevaluaciones de Odebrecht a Brasil o a los Estados Unidos para esgrimirlas en la campaña electoral venidera, pierden miserablemente el tiempo en disputas estériles o en un silencio sospechoso. Y con esos jirones de reformistas que acompañan al PRM, que Dios les coja bien confesados.
Y volviendo a Ángel Rondón Rijo, el llamado hombre del maletín, su caso es diametralmente opuesto al de Díaz Rúa. Totalmente suis generis. A él se le tiene tras las rejas para que no hable, ni en público ni en privado. Control absoluto de su silencio por parte del Poder. Es tanto lo que sabe, que es un peligro tenerle en libertad. Y ese silencio suyo vale un Potosí de cara a las elecciones de 2020. Si este ejercicio de ciencia-ficción política se concreta con el supremo deseo del sociólogo Calderón, ya veremos para qué sirve el silencio de Ángel Rondón tras las rejas. Su posible rol en una nueva postulación de Danilo Medina o en la de uno de sus pupilos en caso de imposibilidad de reelección, será crucial para los adversarios. Los encartados del PRM no son preocupación para Danilo. En su tablero de ajedrez puede disponer libremente del destino de cada una de esas piezas, compra o silencio incluido o amenaza de volver a la cárcel, por tiempo indefinido y sin juicio a la vista.
Solo la Marcha Verde, enfriada un poco, a la espera tal vez de un milagro del cielo, posee vocación de sustituirse a la inexistente oposición. Pero con unos liderazgos tan heteróclitos, uno no sabe cuál será el curso que adoptarán en el futuro y hasta 2020, pues luchar contra la corrupción y la impunidad es necesario, pero no suficiente, pues esos liderazgos de la Marcha Verde tendrán que decantarse por algo que es más estratégico y radicalmente político: El Estado autoritario y centralizado administrativamente fundado en 1844 con exclusión del pueblo es dialécticamente el generador del clientelismo y el patrimonialismo a través de los que se solapa la corrupción y la impunidad y por lógica, carecemos de un Estado nacional verdadero, el cual hay que fundar, porque en este tipo de Estado si brota la corrupción, esta tiene su castigo irremisible, es decir, que hay un régimen de consecuencias. Si los liderazgos de la Marcha Verde asumen que ese mito de la nación dominicana es el gran negocio de los políticos criollos desde 1844 hasta hoy, estamos en el comienzo de la fundación de un verdadero Estado nacional. En cuanto a esos liderazgos heteróclitos, hay que poner ojo al Cristo, pues debe tenerse siempre en cuenta la advertencia de Bosch “del potrero sin puertas” simbolizado por la apetencia de dinero y poder de la pequeña burguesía dominicana, la que según Andrés L. Mateo ha sido en nuestra historia unas veces heroína y otras canalla y uno no sabe si con ella se cumple la prevención de Trujillo: Dale un mandito a Mundito… porque las prácticas históricas de esta clase demuestran desde 1844 hasta hoy que se ha inclinado más por el mandito que por los principios.
Adriano Miguel Tejada, agudo constitucionalista y hábil comunicador regala algunas líneas de trabajo pertinentes a la Marcha Verde en su página 2 de Diario Libre del 17 de agosto de 2017. Sin desperdicio. Por esa razón, espero otras recomendaciones más de este consultor gratuito de quien quiera oírle en materia de institucionalización de nuestro Estado clientelista y patrimonialista. Adriano Miguel ignora quizá que, si el Estado actual se institucionaliza, se deshace como tal.
Los partidos bisagra del Bloque Progresista, unos doce ventorrillos, ya están alineados a la espera de las consignas y órdenes de mando. Ya un oráculo no tan falso como el senador por Azua, sociólogo Rafael Calderón, lanzó el grito de guerra balaguerista: si Danilo Medina quiere reelegirse, tanto diputados como senadores están dispuestos a modificar la Constitución. Los engranajes comienzan a recibir toda la grasa posible. Las bocinas mediáticas y todos los programeros de radio y televisión que viven de la publicidad o los favores oficiales tienen las antenas paradas a la espera de las órdenes y consignas.