El mérito mayor que tienen los actuales dirigentes y militantes revolucionarios y comunistas organizados es que han resistido los bestiales ataques del imperialismo. Con sus virtudes y defectos, se mantienen al pie del cañón. Y eso tiene un valor incalculable y hay que reconocerlo, aunque algunos quieran minimizarlo, desconocerlo.

La mezquindad no forma parte estructural de su ADN.

En la izquierda dominicana existen diversas tendencias. Nos referimos, en esta ocasión única y exclusivamente, a los revolucionarios y comunistas apegado al Marxismo Leninismo. Precisamente, el sector seleccionado por el imperialismo para ser eliminado, borrado, de la faz de la tierra.

Se emplearon a fondo, con todos los cañones para obtener su objetivo. La verdad que lograron en parte su cometido, cumplir con su estrategia de exterminio en contra del movimiento revolucionario criollo. A pesar de todo, los revolucionarios y comunistas siguen dando carpeta.

Múltiples son las armas que tienen el imperialismo para enfrentar al socialismo y comunismo. Su mayor ventaja es el sistema económico, político y social instalado en el país, el capitalismo. Estructura estatal de clase que se apoya en la fuerza y en la ideología para mantener a raya a los revolucionarios y comunistas.

Pero nada, es el reto. La sustitución de un sistema por otro no es tarea fácil ni rapidito. El capitalismo pudo derrotar al feudalismo, al nacer en su seno la fuerza motriz que la sepultó. Igual ocurrirá con el capital.

¿Qué ha facilitado el éxito del imperialismo? La debilidad ideológica y política de la izquierda revolucionaria. Su falta de visión al observar los acontecimientos. Olvidándose, que la revolución la hace las masas. Que dividido no se llega ni a la esquina y, por último, que en la revolución no hay invento. Es un asunto de ciencia, la tenemos. Es cuestión de saber, con el aprendizaje, dominarla.

Sí, existe, como usted quiera. Con su pensamiento y acción, en varias organizaciones políticas. Todavía tienen influencias en entidades sociales, estudiantiles, campesinas, obreras, profesionales, etcétera. No son la última Coca Cola del desierto, pero están ahí, echando la pelea.

Su división es lo más lamentable y dolorosa. Quizás, un éxito del imperialismo. Y a pesar de esto, persisten en la maldita división, descalificaciones y un protagonismo sin sentido. No se dan cuenta que los trabajadores y el pueblo en general, lo observa con la rabiza del ojo.

No reconocer que están feo pa’ la foto, es una irresponsabilidad que alimenta un erróneo criterio de que lucen más bueno de la cuenta y que son los únicos que tienen razón. El material está ahí, dispersos; agrupados en parcelas y algunos como la res mala. Y así no se hace revolución en ninguna parte del mundo.

La izquierda revolucionaria existe con debilidades que pueden ser subsanadoas Recuperar el terreno perdido, en una nueva época, es el gran desafío. No espera más dilación para empezar.

Ustedes, dirigentes y militantes, han tenido el valor de mantener en alto la bandera de la revolución, sin entregarse al capital. Ahora, le toca completar la gran tarea de vencer la división y no seguir dando pena y vergüenza ajena, mancillando tanta sangre derramada.