Me parece estar ante una paradoja de la coyuntura internacional que entre mi desaparecido hermano Peng Sien Rafael y yo discutíamos los dislates de la izquierda para descarrilar el tren de la historia. Era la aplicación de la crítica y la autocrítica que tanto he oído reconocerle a quienes les conocieron en su vida militante. Espero hacerle justicia razonando públicamente como hasta hace poco. Él fue víctima de estos dilemas que narro en esta ocasión.

El domingo 17 veremos cuál es el destino electoral de la izquierda “pura y dura” de Chile está en juego en una coyuntura perversamente parecida a la dominicana en 1962 y, otra vez, en 1966. Se celebrada el “ballotage” (segunda vuelta en este sistema puesto de moda a partir de su invención en la Francia republicana) entre una derecha relativamente progresista no cavernaria con el expresidente Piñera, y la izquierda compromisaria con el desgaste de la coalición Nueva Mayoría representado por Guillier, el independiente candidateado por el Partido Socialista de Salvador Allende. El tercer socio perdedor en la primera ronda es la izquierda heterodoxa de la coalición Frente Amplio.

¿Cuál es el paralelo entre Chile y Dominicana? La perspectiva que aplico es la perspectiva estratégica. Parto de la tesis que sobre la coyuntura dominicana post-Trujillo he sostenido: en un análisis de bloques político-ideológicos izquierda y derecha, sucedió una comprobación histórica de las transiciones cuando las elites gobernantes trujillistas continúan en el poder aliándose con las fuerzas exiliadas lideradas por Juan Bosch, en vez de premiar al anti-trujillismo militante del patio representado por Viriato Fiallo y volver al enrosque histórico tres años después. Cuando, luego de la Guerra de 1965, los trujillistas “conversos” (porque se distanciaron de la sombra del Partido Dominicano) presentados como la estabilidad y representados por Joaquín Balaguer. Estos dos acontecimientos me llevan a hipotetizar que la izquierda militante, que tanta gloria le venera a las Hermanas Mirabal y al 14 de Junio, no cosechó sus frutos electorales ya que adoraban las proezas guerrilleras pregonadas por las proezas de “San” Fidel Castro y “San” Che Guevara. Por ello estaban más dispuestos a inmolarse en las Manaclas que pasar el aprendizaje de las elecciones, ya que en ambas coyunturas fueron “aislacionistas” y, en consecuencia, pocos entrenados en el arte de la negociación y la ciencia de la política.

Para establecer el paralelismo entre el tiempo histórico chileno y el dominicano, apelo al articulista John Muller, en el diario El Mercurio, de Santiago, del país cordillerano, disponible en el siguiente enlace: http://www.elmercurio.com/blogs/2017/12/16/56564/Pinera-o-Guillier-Que-Presidente-favorece-o-perjudica-mas-al-Frente-Amplio.aspx

En palabras de Muller, la coyuntura actual chilena es la siguiente: “¿Qué se juega el Frente Amplio en la elección presidencial? Una gran mayoría de los analistas piensa que lo mejor que les podría pasar es que ganara Sebastián Piñera, que para una coalición inmadura definirse "contra algo" siempre es más sencillo que hacerlo a favor. Sin embargo, hay también observadores que creen que empecinarse en un discurso muy radical puede convertir a este grupo, que cuenta con 20 diputados y un senador electos, en la mejor excusa para que la derecha siga ganando elecciones en el futuro. Que el dilema no tiene fácil solución, lo demuestra el hecho de que pese a los anuncios pidiendo el voto para Alejandro Guillier -el más destacado fue el de Beatriz Sánchez a título personal el 4 de diciembre-, otros dudaron y solo se han decantado por el candidato de la Fuerza de la Mayoría hacia el final.”

¿Prefiere la izquierda surgida de las manifestaciones por la reforma estudiantil  por la educación gratuita y de calidad y que ha dado la sorpresa de llegar en tercer lugar en la primera vuelta con el 20.27% de los votos, frente al 37.01% de Piñera y el 27.12% de Guillier? El cálculo  político ingenuo llevaría a pensar que dos contra uno, es más decisivo que una especie voto inteligente de “tragarse el orgullo” y premiar a un representante del mismo gobierno que han combatido en las calle.

El autor Muller compara el dilema del Frente Amplio (la marca electoral de esta izquierda contestataria) con la reciente experiencia de su versión hispánica de Podemos. En palabras de Muller el caso Podemos fue el siguiente: “El dilema de Podemos:
Solo hay un precedente de que una coalición joven, de izquierdas y que se reputa de ser una fuerza innovadora en política, se enfrentara a un dilema parecido. Ocurrió en febrero de 2016 en España, cuando Podemos, el partido de Pablo Iglesias, tuvo la oportunidad de votar a favor de la alianza que el socialista Pedro Sánchez había cuajado con Albert Rivera, líder de Ciudadanos, el nuevo partido surgido en el centro político.

Hubo voces, como la de Manuela Carmena, la alcaldesa que gobierna Madrid con una coalición de izquierda, que le pidieron a Iglesias que apoyara a Sánchez y evitara una nueva convocatoria de elecciones que podía conducir a otro gobierno de la derecha. Pero Iglesias, obsesionado con su tesis de efectuar un "sorpasso" (adelantamiento) al PSOE de Sánchez y quedarse con la hegemonía de la izquierda, se negó.

El resultado fue que Pedro Sánchez no logró sacar adelante su gobierno, se convocaron nuevas elecciones en junio de 2016 y la derecha de Mariano Rajoy mejoró sus resultados. Podemos no acrecentó en nada su representación parlamentaria (obtuvo 71 escaños tras unirse con Izquierda Unida, la misma cifra que ambos obtuvieron por separado en diciembre de 2015) y tampoco pudo adelantar al PSOE de Sánchez, lo que supuso un revés para las pretensiones de Iglesias. Después de unos meses turbulentos, Rajoy formó un nuevo gobierno en octubre de 2016. Desde entonces, el PSOE y Ciudadanos no paran de culpar a Iglesias de haber pavimentado el camino a un nuevo gobierno de la derecha.

Podemos también se dividió ideológicamente ante la idea del "adelantamiento" de Pablo Iglesias. Iñigo Errejón, el secretario general del partido y hasta entonces socio político de Iglesias, planteó sus propias tesis, las que disentían de la del "sorpasso". Errejón propugnaba un acercamiento a los socialistas, un "mestizaje" entre la nueva política y los viejos socialdemócratas. Fue denunciada por los sectores duros de Podemos como una desviación que convertiría al partido en las juventudes del PSOE de Pedro Sánchez.”

¿Qué consecuencias tuvimos en Dominicana con la izquierda dominicana? Las diversas izquierdas dominicanas se mimetizaron de pseudo-demócratas en cada uno de los partidos que llamados mayoritarios, el PRD, PRSC y el PLD han gobernado en esta política post-Trujillo, siendo  los protagonistas en la sombra en el proceso de corrupción corporativa que se simplifica en la marca corporativa de Oderbrecht. La era de internet y una institucionalidad muy probada nos trae la noticia de la izquierda se quedó en el dilema y no evitó el ascenso de nuevo de la derecha al poder. Para confirmar la noticia, ver el enlace la noticia en El País, de Madrid, España: https://elpais.com/internacional/2017/12/17/america/1513524486_934861.html. Dios salve a la izquierda recalcitrante chilena.