“Los Estados Unidos no tienen amigos permanentes. Los Estados Unidos tienen intereses permanentes” A.D.
La Política Exterior de Estados Unidos de Norteamérica hacia los países de América Latina siempre ha sido irracional, confusa, poco transparente y hasta de doble moral. Estas condiciones han sido incrementadas durante la gestión del Presidente Donald Trump más que en la de cualquier otro presidente.
Estados Unidos mantiene relaciones comerciales y diplomáticas con la República Popular China desde hace más de 50 años, posee grandes inversiones en ese gigante asiático y actualmente tiene una deuda con ese país por más de 1.1 billones de dólares.
Durante el periodo de 1955-1975, en plena “Guerra Fría”, libró una cruenta y sanguinaria guerra contra Vietnam del Norte, el cual estaba apoyado por la Unión Soviética y China Comunista, con el único objetivo de evitar que su aliado, Vietnam del Sur, asumiera el comunismo. Dicha guerra, según los grandes analistas de la geopolítica, nunca tuvo razón de ser, lo que constituyó uno de sus grandes errores políticos.
Dicha conflagración ocasionó más de 5 millones de bajas a ambos bandos. Estados Unidos tuvo más de 500,000, entre fallecidos, heridos, mutilados y afectados psicológicamente. Sin embargo, a pesar de haber sufrido tantas pérdidas materiales, humanas y de haber sido derrotado militar e ideológicamente por Vietnam del Norte, hoy tiene relaciones diplomáticas y comerciales con ese país asiático, lo que no ha hecho con Cuba, que no le ha ocasionado daños ni representa peligro alguno para ese país.
A raiz del establecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales de la República Dominicana con China, los Estados Unidos han estado presionando a las autoridades de nuestro país, tanto a las salientes como a las entrantes, tratando de que las mismas se enfríen y no se desarrollen. La visita reciente del Secretario de Estado Mike Pompeo a nuestro país tuvo mucho que ver con ese propósito.
Cada vez que los presidentes de los Estados Unidos están en campaña para la reelección, siempre buscan un motivo para granjearse la simpatía de sus ciudadanos. Esto sucedió cuando George Bush (hijo) buscaba un segundo período, se inventó el cuento de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak y ordenó la invasión hacia ese país. Luego se comprobó que ese argumento era totalmente falso.
Ahora el Presidente Donald Trump acusa a China de ser la causante de la pandemia del Corona Virus, COVID-19 y de que la vacuna que ese país dice haber descubierto es falsa y que no funciona. Incluso utilizó a la viróloga china Li-Meng Yan, que emigró a los Estados Unidos, para que acusara a ese país de mentir y de no informar a tiempo a la OMS.
En esa campaña contra China, está utilizando al exilio cubano y a sus representantes en la República Dominicana. A eso se deben las fuertes, inhumanas e injustas medidas de presión económicas que ha tomado contra Cuba, así como las prohibiciones a los estadounidenses de adquirir productos de origen cubano, agravando aún más el bloqueo económico, comercial y financiero, que por casi 60 años Estados Unidos mantiene contra ese vecino país, solo para congraciarse con el exilio cubano del Estado de La Florida para que le otorgue su voto.
Dicho Estado podría ser decisivo para los resultados de las próximas elecciones presidenciales del 3 de noviembre, tal como ocurrió con Busch hijo en el año 2000, las cuales ganó de manera muy cuestionada. Durante la gestión de Barack Obama, hubo un cierto acercamiento hacia Cuba.