La investigación humanística en República Dominicana se encuenta todavía en una fase fundacional con numerosos problemas a solucionar antes de consolidarse en el sistema de educación superior y especialmente, en su referente, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, principal institución educativa del sector público.

El profesor de humanidades dominicano es básicamente un trabajador asalariado cuya calidad de vida depende fundamentalmente del número de horas de docencia impartidas en el aula y carece de un contrato que le estimule a investigar.

A esta situación debe añadirse que en nuestro país un profesor investigador de las áreas humanísticas no posee un nivel de prestigio para compensar con el reconocimiento social las deficiencias del salario real.

La investigación en el campo de las disciplinas humanísticas se realiza dentro de un clima hostil para los saberes no utilitarios, producto de un paradigma que ha universalizado como modelo la investigación científico-tecnológica.

En este sentido, parte del trabajo de los profesionales de las disciplinas humanísticas es una labor de resistencia contra el mencionado clima intelectual. Si los docentes quieren ser investigadores, lo hacen con una carga docente excesiva, con un plazo contratual que no se corresponde con la duración exigida para una investigación de su campo y en medio de una indiferencia general hacia su trabajo.

Toda esta situación amenaza la investigación humanística en una época con numerosas interrogantes que requieren su perspectiva: la violencia de género, la degradación de los grupos vulnerables como sujetos de conocimiento, las implicaciones éticas de la biotecnología, la epistemología de las redes sociales, las transformaciones culturales producto de la globalización, los flujos migratorios, el retorno de los fundamentalismos, la posverdad, los fake news, etc.

Todos estos problemas requieren de una mirada interdisciplinar cuyo esclarecimiento  es necesario para tomar decisiones sopesadas de políticas públicas. En este sentido, el Estado dominicano tiene la inmensa responsabilidad, junto con las autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo de apoyar económica y socialmente la investigación humanística en la República Dominicana.