En días pasados el Banco Central dio a conocer la Carta de Intención para la 5ta y 6ta revisión del Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Esta carta, como su nombre lo indica, refleja las intenciones de las autoridades en cuanto al manejo de la política económica en los próximos meses. Dicha "intención" es el reflejo de negociaciones previas con el FMI, y garantizan al Gobierno la continuidad del acuerdo, y con ello el acceso a financiamiento.
Primero lo primero
Quizás puede sonar repetitivo, pero recordemos la importancia del acuerdo. Tras la crisis del 2008, la vulnerabilidad de nuestra economía afloró rápidamente. Nuestros acreedores percibieron que nuestra capacidad de pago, se vería muy afectada por la situación internacional, al menos que se tomaran medidas internas tendentes a garantizar la estabilidad. El acuerdo con el FMI era nuestro sello de garantía, para poder seguir contando con el apoyo de estos acreedores.
El FMI llega a nuestro país, hace un diagnóstico, y junto a las autoridades elabora un plan maestro para garantizar la estabilidad económica: El Acuerdo Stand-by. La preocupación principal del FMI era nuestro nivel de endeudamiento, y nuestra vulnerabilidad al ambiente internacional. Al parecer la fiesta de los años anteriores se había sustentado en un incremento de la deuda pública. Dicho incremento parecía muy sostenible debido a dos elementos: (1) un crecimiento impulsado en gran parte por una situación externa favorable (2) una estabilidad cambiaria financiada por un aumento en el déficit del banco central. Siendo así, el FMI pone sus reglas: (i) Disminuir el déficit fiscal (para contralar el nivel de endeudamiento), con políticas que garanticen sobre todo el incremento en ingresos, (ii) mantener niveles de Reservas Internacionales que estimulen la credibilidad en la estabilidad cambiaria a un costo moderado. Las intenciones eran buenas!
Y que pasó con las buenas intenciones?
Cuando leemos la carta de intención, vemos que lamentablemente, para cumplir con el Acuerdo, es necesario llevar a cabo medidas que afectan directa o indirectamente el bolsillo de todos: Aumento en precios de la energía, aumentos de tasas de interés, aumento en precio de combustibles, incrementos de impuestos. No parecen buenas las intenciones de la carta. Y aunque las medidas parecieran no afectar a los más pobres, son ellos los que finalmente pagan, con desempleo y trabajos más inestables.
La realidad es que la operación fue un éxito, pero el paciente murió. El manejo post-crisis 2003 de la situación económica nos hacía creer que todo marchaba viento en popa: Crecimiento, capitales, bajas tasas de interés, un seguro cambiario…..mejor de ahí se daña. Una fiesta con cristales blindados, en el que todos participamos. Pero, una prosperidad que afectaba los órganos vitales del paciente. Una droga silente.