La Innovación es la perfecta evolución creativa. Como espacio de la imaginación y la inteligencia dinámica del Talento Humano, ella encierra el fluir de la naturaleza binaria. Es idea y es actuación. Por lo tanto, sintetiza la creatividad trascendida en el lenguaje de la acción. Por ello, ella en su definición es amplia, pues es creación, apertura, modificación, implementación, introducción y cambio.

La Innovación se logra con personas proactivas y enérgicas; personas que unen la paciencia y la valentía; seres humanos que abrazan las ideas y la acción de manera mancomunada, para asumir los desafíos que el contexto le demanda. Por ello, la Innovación lleva consigo de manera trepidante la pasión y el orgullo por un trabajo no solo bien hecho, sino que desprecia la rutinización y la rigidez de la burocracia. La Innovación es voluntad, perseverancia y entusiasmo.

La Innovación “son personas que crean valor a través de la implementación de nuevas ideas”. Como diría Michael Porter “La competitividad de una nación depende de la capacidad de su industria para innovar y mejorar. Las empresas consiguen ventajas competitivas si consiguen innovar”. La Innovación hoy, es el elemento fundamental, clave, de la competitividad.

A través de la Innovación como proceso, se puede desarrollar al interior de una organización una cultura creativa que alinee la planificación estratégica, donde se delimita las prioridades y luego el proceso de la métrica, que es la medición de los resultados de la innovación; ya que es importante, pues lo que no se puede medir se hace difícil gestionar.

La palanca fundamental para mantener una organización de manera firme y sostenible ya no es la rentabilidad, los beneficios y el volumen de venta y producción. Todo esto es necesario, empero, no suficiente; se requiere el input de la innovación como estrategia del cambio permanente, como manera de perpetuarse y renovarse constantemente. Los factores tradicionales no logran autoperpetuarse, sino encontramos la innovación como la aliada que nos permite  existir.

El obstáculo mayor para la Innovación es enfocarse, focalizarse en el corto plazo. Es no abrazar el futuro en el presente y en no entender que la Innovación ha de ser siempre continua y al mismo tiempo disruptiva; porque la innovación es el desafío del statu quo; la máquina procesal del cambio.

La Innovación trae consigo una confianza en los individuos, una convicción en el que hacer, una cierta dosis para promover la audacia y fomentar la decisión de correr riesgos calculados. Es desarrollar un sentido de destino común para encontrar soluciones integradoras, asimilando siempre que el gran cambio es una consecuencia de un proceso de pequeños cambios y triunfos.

Lo que busca una organización hoy, es como producir con Calidad respondiendo a las expectativas de los clientes, en término de que los productos y/o servicios sean atractivos, confiables y carezcan de defectos. De otra manera, como producir con el mínimo de Costo, generando bienes y servicios valiosos con precios que respondan a la capacidad que el cliente esté en disposición de pagar. Al tiempo, también, que se produzca con la Velocidad de las necesidades del mercado; todo ello, teniendo a la Innovación como el punto de apoyo para mover toda la organización.

La Innovación se caracteriza por la habilidad para canalizar la creatividad en resultados tangibles, halagüeños. La Innovación “es el proceso que consiste en tomar una idea creativa y convertirla en un producto, servicio o método de operación útil”. La Innovación para llevarse a  cabo con efectividad requiere de tres componentes:

1)      Variables Estructurales (Cómo está configurada la organización, si existe mucha centralización, formalización, si hay flexibilidad, capacidad de adaptación).

2)      Variables Culturales (Cómo la aceptación de la ambigüedad; tolerancia a lo poco práctico; tolerancia a los riesgos; tolerancia al conflicto; enfoque en los fines; enfoque de sistema abierto).

3)      Variables de Talento Humano (Enfoque en el compromiso con la capacidad y el desarrollo del Capital Humano; la necesidad de personal creativo; la seguridad laboral).

La Innovación es el combustible que apalanca el crecimiento a largo plazo de una organización, de un país. Rompe como estrategia del cambio con la zona de confort de los individuos que pretenden dirigir un proceso determinado. Por eso, la innovación es consustancial a un liderazgo proactivo y creativo, porque siempre tiene que mirar con nuevos ojos los que otros ven; pero reflexionando de manera diferente, para encontrar el nicho que establece la diferencia.

Los ritmos circadianos de la sociedad dominicana impiden asumir la innovación como una fuente estratégica del cambio para la competitividad. Esta ausencia de innovación (Tecnológica, de Procesos, de Productividad, de Formación en el Capital Humano); es lo que permea, drena y obstaculiza el que no hayamos realizado las reformas estructurales que amerita el cuerpo social dominicano.

La falta de innovación como país es lo que nos lleva a los bajos niveles de competitividad y al lastre con que nos sitúan los organismos internacionales. No hemos sido audaces en nada que tenga que ver con reformas estructurales, sino que se encuentran atrincherados en su zona de confort; imposibilitando el encuentro de oportunidades significativas y las posibilidades del desarrollo y crecimiento armónico de la Nación.

Los problemas de ayer siguen gravitando de manera lacerante en el presente (Energía, seguridad, inmigración, endeudamiento, desigualdad, pobreza, desempleo, transporte, monopolio, corrupción). Las miradas del Doing Business y Forbes, nos exige actuar como sociedad, sobre todo, las universidades, con una ausencia total en la creación de opiniones acerca de estos desafíos.

De 189 países y sus economías en el mundo, Doing Business en su Informe del 2014 y que publica el Banco Mundial, República Dominicana está en el puesto 144 en cuanto “apertura de negocio”; en la clasificación 121 en “manejo de permiso  de construcción”; en el 127 en “obtención de electricidad”; en 159 en “resolución  de insolvencia”; en el 98 en “protección de los inversores”. Forbes, una de la más prestigiosa publicación, señala “que por problemas como la corrupción la República Dominicana es el peor país, el menos confiable para hacer negocios lícitos. Realiza una lista de los 25 países menos confiables, donde  nosotros estamos en el primer lugar.

Es la simple obviedad de que debemos de innovar a través de una estrategia audaz que nos permita hacer las reformas estructurales, que nos coloquen en el camino cierto del desarrollo.