En una entrega anterior vimos como la reforma protestante tuvo una influencia más allá del ámbito religioso, con un gran impacto en la economía y en la política.
Hoy veremos cómo ese movimiento transformó otros aspectos de la vida humana y de las naciones que la abrazaron.
III. La reforma y su influencia en las letras y las artes
Dicen John Fletcher y Alfonso Ropero en su libro “Historia general del cristianismo”: “La traducción de las sagradas escrituras limpió, fijo, y dio vigor a las lenguas europeas, como no lo había podido hacer ningún otro esfuerzo literario. La versiones de la Biblia en inglés de John Wycliff, y la versión King James fueron un ejemplo de esto; lo mismo sucedió con la traducción de Lutero de la biblia al alemán, idioma que era una colección de dialectos rudos y fue pulido en esta producción”; igual podríamos decir de las versiones de la biblia al español que produjeron Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera , o Pérez Pineda, reconocidas en su calidad lingüística por grandes críticos hispanistas como Menéndez y Pelayo.
La reforma incentivo el estudio de las escrituras no solo entre los pudientes sino entre los pobres, y por lo tanto el intelecto y la formación de una manera masiva, como quizás nunca antes entre las clases populares; incentivo el uso y circulación a gran escala de los libros sagrados, y por lo tanto impulso el desarrollo de la imprenta, y esta a su vez de la masificación de la cultura.
La difusión de la cultura vino también con la reforma por el empuje que tuvo el desarrollo de universidades y escuelas en toda la nación.
Era un imperativo que el hombre se salvase, que conociese la palabra, que la educación llegase a muchos. El desarrollo de la teología y la necesidad de preparar ministros llevo al la fundación de muchas universidades en Europa y America.
De las 20 universidades que se han fundado en Alemania desde la reforma, 15 han sido protestantes. Holanda fundó 6 universidades como consecuencias del protestantismo y la reforma, y la universidad de Leyden fundada por la Holanda liberada del dominio español vino a ser un paradigma de la educación.
Las universidades de Yale, Harvard y Princeton fueron originalmente seminarios para preparar ministros, como resultado de los efectos de las migraciones afectadas por la reforma en los EEUU.
En la música, el cristianismo reformado produjo una revolución en la adoración y en la masificación de la música, resultando en un impulso extraordinario en las composiciones de himnos y en el uso popular de la música religiosa.
En otras disciplinas como la pintura vemos los efectos de las ideas reformadas.
Francis Schaeffer, un reconocido apologista y erudito cristiano de nuestros tiempos, ya fallecido, hace una comparación entre las obras de arte de la Reforma, y el arte del Renacimiento: “Ambos pusieron un nuevo énfasis en la naturaleza, y las cosas creadas (contrario al arte medieval que era totalmente religioso). Pero a diferencia del Renacimiento, la Reforma interpretó la naturaleza como creación de Dios. Por tanto, su arte nunca desbordó en el desenfreno y la inmoralidad, como sucedió con el Renacimiento.
Los artistas de la Reforma estaban conscientes de que Dios había creado todas las cosas para Su propia gloria; entonces también sus obras de arte debían glorificar a Dios”.
Con la reforma también apreciamos el arte que se populariza, y su tema se torna hacia la cotidianidad. El tema único del arte ya no eran las figuras de la antigüedad como en el renacimiento, ni los grandes nobles, ni las grandes batallas, sino que se incorporan a ese mercado a esos oscuros protagonistas que reflejaban el espíritu calvinista con figuras de la pequeña y desconocida burguesía.
El hombre retornaba a su dignidad verdadera, su vida tenia un propósito no importaba lo humilde de su oficio; el protagonista era ahora el hombre; pero no un hombre apartado de Dios y ligado al paganismo, como mucho de los modelos renacentistas, sino un hombre común laborando para la gloria de Dios. Ejemplo de esto fue el arte del holandés Vermeer (la encajera, la lechera, la vendedora de perlas) notable representante esta corriente influenciada por el calvinismo y la reforma.
IV. La reforma y su influencia en la ciencia moderna
Francis Scheffer declara, “Las doctrinas de la creación y de la providencia confieren al hombre la seguridad de que ha recibido de Dios un mandato cultural (cultura=cultivo, es decir un mandato de cultivarla o de laborarla de sojuzgarla). El científico consciente o no, supone que en la naturaleza hay un orden que la hace racionalmente comprensible. Faltando tal suposición, la tarea científica quedara exenta de todo propósito real y último. Tales suposiciones pueden hacerse empero solo a la luz de los postulados bíblicos”.
La convicción de los reformados de que el mundo había sido creado por un Dios racional, les dio a los científicos la confianza de que iba a ser posible descubrir datos verdaderos sobre el mundo, basándose en observaciones y experimentos. Este era su fundamento epistemológico – el fundamento filosófico sobre el cual podían estar seguros de que el conocimiento es posible. Puesto que el mundo era creado por un Dios racional, no les sorprendió a los científicos que encontraron una relación entre ellos mismos, como observadores, y los objetos que observaban.
La reforma puso a Dios en su lugar enfatizando su rol como el soberano del universo con un absoluto control sobre el funcionamiento y orden de su creación, y al hombre en su lugar como aquel que debía sojuzgar la tierra, para descubrir las cosas que hay en ella. Este descubrimiento, que es el proceso de hacer ciencia, no sería posible sin que hubiese un fundamento sin el cual es imposible formularla, la creencia de que hay leyes naturales establecidas por Dios, que nos permiten formular principios universales a través de las cosas observadas.
Cito al pastor Sugel Michelén en sus notas sobre este tema: “Las presuposiciones cristianas eran necesarias para poder formular "leyes naturales". Un científico que no tiene esta base cristiana, ¡en realidad no tiene ninguna base para afirmar que algo así como "leyes de la naturaleza" realmente existen! – Un científico secular puede observar, por ejemplo, que un objeto, cuando se lo suelta, siempre cae hacia abajo. Incluso podría medir el tiempo que el objeto necesita para llegar al suelo, y observaría que cada vez cae con la misma velocidad. Pero aún después de hacer la misma observación mil veces, ¡nuestro científico no tiene ninguna base segura para afirmar que la milésima primera vez va a suceder lo mismo! – ¿Por qué no? – Es que el científico solamente pudo hacer observaciones acerca del presente y pasado. Hablando en un sentido estrictamente científico, esto no fundamenta de ninguna manera una declaración acerca del futuro. Si la ciencia se limita a lo que se puede medir y observar, entonces no puede hacer ninguna declaración acerca del futuro, porque el futuro no se puede observar.
Si el científico de nuestro ejemplo quiere establecer una "ley universal" (en este caso la ley de la gravedad), que le permita predecir que lo mismo ocurrirá en todos los lugares y en todos los tiempos, entonces tiene que introducir un elemento más: la uniformidad del universo. En otras palabras, para establecer su "ley", el científico tiene que asumir que las leyes de la física son las mismas en todo lugar del universo, y en todos los tiempos. Esta es una presuposición que el científico tiene que aceptar por fe, pues no es posible comprobarla científicamente. (¡Nadie tiene la posibilidad de viajar a todos los lugares del universo y por todos los tiempos, para comprobar si las leyes de la física realmente son las mismas allí!)”
En un ambiente con tales convicciones la ciencia tenía que florecer como floreció en esos tiempos. En Londres se fundó en 1662 la "Sociedad Real para el mejoramiento del conocimiento natural”. En sus primeros años, casi todos sus miembros confesaron el cristianismo, Roberto Boyle, Isaac Newton y los otros miembros de la Sociedad Real eran hombres religiosos. Ellos acostumbraron el pensamiento de sus paisanos al principio de una ley natural del universo, y a los métodos científicos para descubrir la verdad. Muchos de estos hombres de ciencia creían que estos métodos nunca podían llevar a conclusiones incompatibles con la Biblia y con la religión sobrenatural.