El Ministerio de Agricultura, explicó las debilidades del sector pecuario para ser competitivo en un esquema de libre comercio, cuando el país se encuentra a la víspera de una mayor apertura a través del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica (DR-CAFTA). Los productos dominicanos, no superan los estándares sanitarios requeridos por Estados Unidos de América, además de que el sector lechero: presenta altos costos de producción, así como una reducida productividad por vaca. Manifiesta que los productores no asumieron desde el principio, las implicaciones correspondientes, para incrementar la productividad y la competitividad.
A diferencias de la agricultura, que ha sido el subsector del campo, que más provecho ha obtenido de los tratados comerciales. Ahora bien, un tema del Codex Alimentarius, al cual pertenece nuestro país, en el tema de las micotoxinas, o lo que es, la cantidad de toxinas que tiene la leche de producción nacional, especialmente por aflatoxinas, medidas en partes por billón (ppb). Los limites que hemos querido mantener en la República Dominicana, son de 500 ppb (nanogramos), mientras por ejemplo en los países de la Unión Europea, Estados Unidos de America y Brasil, son de 5 a 10 ppb, sus exigencias de niveles máximos permitidos, considerándolos que afectan la salud de las personas, además de otras consideraciones, entre estas la baja productividad de los vacunos, al respecto.
En una investigación presentada por la Universidad Católica Santo Domingo, en el Congreso del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, titulada “Control de las micotoxinas presentes en las producciones lácteas nacionales hasta los niveles que permitan su exportación a los mercados de Europa y Estados Unidos”, se puso de relieve este tema. La República Dominicana cuenta con excelentes condiciones agronómicas y climatológicas como para convertirse en un país exportador de leche y sus derivados, siempre y cuando consiga reducir el nivel de micotoxinas contenido en los mismos.
Las micotoxinas son una clase importante de más de 400 compuestos tóxicos que son producidos en forma natural por hongos de los cuales solo una parte ha demostrado poseer toxicidad para los mamíferos. Las micotoxinas pueden contaminar los alimentos, los piensos, o las materias primas utilizadas para su elaboración, originando un grupo de enfermedades y trastornos denominados micotoxicosis y que resultan tóxicos para el hombre y los animales.
Los productos más susceptibles de contaminarse con micotoxinas son los perecederos. Algunos países en desarrollo, exportadores e importadores tropiezan con dificultades en el comercio internacional de productos alimenticios, debido a la falta de recursos para llevar a cabo muestreos y análisis. Actualmente la producción mundial de leche cruda es del orden de 600 mil millones de litros de los cuales el 84% proviene del ganado vacuno; la leche es el principal alimento de los mamíferos. En los próximos años se prevé un crecimiento en la producción de leche a un ritmo sostenido.
Varios países han desarrollado estudios acerca de la incidencia de Aflatoxinas M1 en leche y sus productos, y han propuesto niveles máximos permisibles para las micotoxinas. La frecuente detección de AFM1 en leche comercial y sus productos, el elevado uso de estos productos por la población humana y la carcinogenicidad de AFM1, han impulsado el establecimiento de las regulaciones en el nivel máximo permitido (NMP) en leche y productos lácteos; por lo que los niveles en leches comerciales son continuamente monitoreados alrededor del mundo.
La AFM1 es regulada en los Estados Unidos de América a niveles de 0,05 microgramos/kg debido al elevado consumo de leche en infantes y niños. Basados en el establecimiento de límites máximos de micotoxinas de acuerdo con los niveles internacionales, sería un paso importante para la República Dominicana, en el sentido de que no sufra en el futuro prejuicios comerciales por causas de las barreras sanitarias impuestas por los países importadores de alimentos. Serán utilizadas las técnicas de HPLC mediante la capacidad instalada en los laboratorios del país.
El control de las micotoxinas debería ser enfocado dentro de un Programa de Control Integrado, aplicando medidas preventivas en todas las fases de producción de alimentos; estos controles y medidas, deben hacerse extensivos a las siguientes etapas: cultivo de las materias primas, periodo de cosecha, almacenamiento, transporte y distribución. Estas micotoxinas ocasionan pérdidas en productos agrícolas que son desechados. Por lo que la mejor manera de manejar este problema es reduciendo las concentraciones de aflatoxinas (AFB1) en los alimentos de animales. Se pretende que los productores, envasadores y comercializadores nacionales de leche, tomen conciencia de su responsabilidad respecto a las micotoxinas y aprovechen la doble oportunidad de mercado que tienen al poder producir rentablemente, partiendo de una alimentación de pasto mejorado y al poder vender a un amplio, aunque exigente, mercado exterior. Por otro lado se estaría contribuyendo a mejorar la calidad lechera para el mercado nacional, orientándolo hacia los estándares internacionales.