Las luchas políticas de la pasada década en República Dominicana deben ser recordadas como el desapego gradual al mundo de las ideologías, una traición al objetivo de lograr el bienestar común y un divorcio a los principios y valores forjados en las familias dominicanas. Parece, en estas primeras palabras, que nos encontramos en un mundo dantesco, lúgubre y tenebroso en donde laúnicasalida que hemos hallado como sociedad es protestar de pie, a pecho abierto y hasta que la garganta duela. En efecto, hoy en día un político dominicano es más un empresario que un servidor público. Para hoy, muchos medios de comunicación de nuestro paísobedecen a intereses particulares. La verdad, es una “versión clasificada” que debe ser tomada con pinzas y, sólo de ella,obtener lo que no perjudique a los que nos gobiernan. En estos días aciagos, recordando a Gracián, en vez que la muerte cunda solitaria por las calles de Quisqueya, la sombra de corrupción, la pobreza y la incertidumbre del futuro de la Nación la acompañan y nos dan tristeza.

Los valientes de 1844 y 1863 que sus vidas han dadopor un pensamiento, un suelo y una soberanía, se han convertido un mero recuerdo de patriotismo y gallardía. Estoy preocupado por mi país, mis familiares, por mis descendientes y por los que me rodean. Indómita y brava son características que nos quieren despojar del corazón de cada uno de los dominicanos. Los tiempos han cambiado, es cierto, ya no nos encontramos en el yugo de una opresión puramente física sino una económica que asfixia las oportunidades para los jóvenes, divide matrimonios, condena futuros y genera desigualdad e injusticia.

En ese mismo sentido, el escenario político dominicano actual es desalentador. Se ha convertido más en un espectacular mercado de víveres, carnes y huevos que instituciones pro-nación. Viendo este escenario, estamos compelidos al cambio, en búsqueda de la ideología perdida, de la razón misma de la Nación y al rescate de los designios que atesora nuestra Constitución.

Todo esto nos lleva a estar sumidos en una desesperanza aprendida, acostumbrada a los malos tratos, a los atropellos y a los engaños en donde nuestros niveles de asombro son ínfimos y ridículos. Que el clientelismo es la regla y el inclinado a los principios y las creencias políticas es un provocador.Peor aún, por primera vez en décadas, el contrapeso de poder está siendo pervertido de tal forma que la romana se ha dislocado hacia aún lado sin que se vislumbre un equilibrio a corto plazo.

Por ese efecto, el sistema de partidos en la Republica Dominicana se ha convertido en pequeñas empresas cuasi-comerciales dedicadas ainstrumentalizar candidaturas, hacer oposición para obtener beneficios económicos u obtener posiciones políticas en un futuro gobierno. O también cabe la posibilidad deque funjan, como efectode crecimiento, en los grandes partidos para impactar en la percepción de la población y parecerse a sindicatos amarillistas. Si créanlo,existen.

Considero que aquel que le preocupe el futuro de sus hijos debe preocuparseprimeropor el de nuestro país. Muchos dicen que no le gusta la política que es sucia y pervertida. Es posibleque esto suceda en la actualidad, pero en estos momentos debemos ser constructores del futuro y alistar aquellos que homologan los sentimientos de nuestros libertadoresy hacer de la política un instrumento revolucionario, redentor para que así protejamos una vez más nuestra Nación.