El jueves en la tarde el doctor Leonel Fernández llegó al país desde Cuba, por lo que miembros de la cúpula peledeísta antileonelista, de la leonelista y de la neutral pudieran abrigar la esperanza de que concurrirá el 31 de este enero al Estadio Olímpico a la proclamación como candidato presidencial de su archi enemigo político Danilo Medina Sánchez.

Su esperada asistencia o no en calidad de Presidente y líder importante del PLD a santiguar la candidatura reeleccionista presidencial, está concomiendo a Medina, al PLD y a todos los postulados en razón de que si no se presentare se confirmaría que los peledeístas han llegado al escalón superior a la división, el de la separación.

El hecho de que el presidente Medina invitara a la Vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández a despedirlo en el aeropuerto al viajar a Ecuador, y que paralelamente le asignaran ciertas funciones, delata claramente su apremio por la presencia de aquel en su proclamación.

Pero más allá que ese apremio, el estratega Medina se nos muestra en estado de debilidad política devenida de la necesidad de apoyo, siquiera de apariencias, de Fernández desde que días atrás el eficaz Ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, desarrollara un activismo reeleccionista público inédito equiparable con una planeada proyección para ser su compañero de boleta.

Nada nuevo bajo el sol. Jorge Blanco le sacó la alfombra de los pies al candidato presidencial Jacobo Majluta en 1986 y por eso perdió; Balaguer le sacó la misma alfombra de los pies en 1996 al candidato presidencial Jacinto Peynado y también perdió; y Miguel Vargas Maldonado le hizo lo mismito a Hipólito Mejía en el 2012, y también perdió

En otras palabras, le ha dejado dicho a Fernández que de su asistencia y posible incorporación dependería que se decida por repetir con Margarita, a la que, si no obtemperare, ya le tiene sustituto.

Luis Abinader ha subido lenta pero consistentemente y el presidente Medina ha bajado y ha subido, según ciertos vaivenes de su ejercicio del poder, y a la luz de la encuestadora ASISA, que en su última entrega estableció una diferencia de 14 puntos a su favor.

Por acumulación de experiencia sabemos que a 3 y medio meses de las elecciones, con muchos eslabones indefinidos, con signos internos y externos peledeístas distraccionistas, con el liderazgo principal escindido y alejado, bastaría con que Abinader aumente 5 puntos y Danilo a su vez baje 5 puntos, para llegar a la conclusión de que pasarían a bailar un bolero político a la distancia del error técnico de los 4 puntos.

Estoy convencido de que Fernández se presentará a la reunión porque allí tendrá calidad de estrella con luz propia tan trascendente como la de quien será proclamado. Desde días atrás él y no Danilo aparece como la incógnita del futuro del PLD y del poder.

Nada nuevo bajo el sol. Jorge Blanco le sacó la alfombra de los pies al candidato presidencial Jacobo Majluta en 1986 y por eso perdió; Balaguer le sacó la misma alfombra de los pies en 1996 al candidato presidencial Jacinto Peynado y también perdió; y Miguel Vargas Maldonado le hizo lo mismito a Hipólito Mejía en el 2012, y también perdió.

A esta distancia de tres y medio meses para las elecciones nadie podría asegurar que Fernández se atrevería a tanto, aunque razones y ganas les sobraren. Ahora bien, de lo que podríamos estar seguros es de que no se empleará a fondo para que Medina gane. De todas maneras este último astro con luz propia está convencido de que se basta a sí mismo por su buena obra de gobierno, su imagen potable, la relativa solidez del PLD y sus aliados y su condescendencia con poderes supranacionales.

Esta vez no necesita (?) que Leonel se lo monte a caballito y lo grape a la la silla de alfileres por cuatro años más. Lo único que quiere y necesita Danilo es que el León se esté tranquilo en su jaula·

De que el tipo sabe, sabe. Ha gardeado al León, quien podría llegar a la proclamación de mañana en cuerpo de camisa y con una bola de basquebol, para luego ir a jugar en su cancha.

Porque es que de bobo tiene muy poco: nació en San Carlos, se crió en Villa Juana y fue presidente por 12 años. ¡Ah!, y vivió en Nueva York…