Era notable como la incertidumbre volvía a renacer en las ultimas semanas a medida en que se acercaba la fecha de las elecciones municipales. Y después del desastre del 16 de febrero es como si todo se el país se hubiera congelado.
El papelazo del PLD en su nuevo intento por frustrar las elecciones municipales ha tenido un costo económico y político demasiado alto. Y todavía no sabemos hasta donde llegará.
La compra de votos, las presiones a empleados públicos, las amenazas a periodistas, las compras millonarias de bienes del hogar para distribuirlo en su campaña, la asignación de obras y servicios por miles de millones sin mediar concursos, la distribución ilegal y corruptiva del dinero público y la avalancha de instituciones (con todas sus maquinarias y equipos) volcadas a labores proselitistas, no fue suficiente. Estaban perdidos y no tuvieron alternativas para evitar el desastre.
Tampoco fue suficiente los arreglos de calles días antes de las elecciones, la instalación de bombillas eléctricas quemadas desde hace años, la limpieza en algunos barrios donde la gente se revolcaba en la basura y el empleo de miles de botellas para ganar adeptos.
El PLD estaba condenado a la derrota en votos y número de municipios, aunque le repartiera dinero a los 7.4 millones de votantes.
Lo peor fue lo que pasó después. En un intento de cargarle el muerto del fallido fraude a los partidos de oposición, la Policía Nacional, experta en preparar expedientes falsos y usar la tortura como medio de confesión, apresó y maltrato físicamente a un técnico de Claro, y detuvo a un coronel que era parte de la seguridad del candidato presidencial del PRD.
Eso encendió los ánimos y la gente se lanzó a las calles, indignada no solo con la JCE, sino con el PLD, cuyo presidente interino mostró el verdadero rostro de un partido que gobierna en la ilegalidad y que quiere quedarse en el poder a toda costa.
Este señor llamado Temístocles Montas llegó a decir que ellos conocen el resultado de cada mesa casi en tiempo real y que estaban ganando las elecciones de calle cuando estas fueron suspendidas. O sea, que poseen mecanismo de vigilancia que nadie conocía para ver quién votaba y porqué partido.
La acción judicial debió ponerse de inmediato en marcha para interrogar a Montas y someterlo a la Justicia, pero las fuerzas oscuras del gobierno continuaban interrogando y presionando a las dos víctimas inocentes para que confesaran su crimen.
¿Y qué eso implica a los ojos de cualquier ciudadano común? Que nos encaminábamos hacia otra dictadura tipo Venezuela.
¿Puede una economía permanecer indiferente ante esta escalada totalitarista del partido en el poder? ¿Ante la amenaza latente a la democracia y la gobernabilidad? ¿Ante un potencial brote social que paralice el país y obligue al presidente a renunciar?
Habrá inevitablemente otra contracción en la demanda agregada, en la inversión y por ende del crecimiento económico y todo gracias a esa actitud arrogante, perversa y siniestra del PLD.
Después de las municipales, visualizamos un aumento geométrico de la incertidumbre hasta el 17 de mayo cuando se celebren las elecciones presidenciales, porque ya el pueblo sabe que el PLD es capaz de cualquier cosa para frustrar el proceso si, como dicen, conocen el resultado de cada urna en tiempo real.
Y tal como ocurrió hace apenas año y medio, donde la incertidumbre política por el intento reeleccionista de Danilo Medina desplomó el crecimiento abruptamente, ahora podría pasar algo mucho peor.
No olviden que está en juego la presidencia de la Republica y el partido en el poder no asimila que puede perderlas. Y eso pone al país al borde de una crisis política e institucional de consecuencias impredecibles.
Ojalá que el presidente Medina entienda lo que esta en juego y continúe dando señalas de que, si lo entiende, después de suspender la persecución contra las dos personas apresadas y pedirle a la OEA que investigue el origen del fraude.
Pero, además, tiene que ponerles freno a esos caballos desbocados de su partido, a esa voz amenazadora, inquietante y perturbadora de Temístocles Montas, que pueden echarlo todo a perder con su arrogancia e hipocresía. Igualmente, frenar la sangría de recursos del erario publico para continuar apoyando a los peledeistas a cargos electivos porque eso terminará arrastrando la economía a un verdadero caos.
Presidente Medina, en sus manos está que la democracia dominicana no perezca y la economía no se derrumbe y eso implica que su partido acepte que es imposible retener el poder a sangre y fuego. Porque otra forma no hay.