El abogado, el ciudadano y las personas jurídicas, cuando tienen una controversia, apoderan a un tribunal para la solución de un conflicto. Desde el inicio del proceso, abogados, ciudadanos, o personas jurídicas, pasan por un estado de incertidumbre, ya que no conocen el método cómo serán fallados casos desconocidos ni casos condicionados. Esta se intensifica porque hay diversas formas de argumentación desarrolladas para justificar posturas jurídicas, es decir, que un razonamiento inválido puede ser presentado como válido, desde una perspectiva y otra.

La incertidumbre de un juicio produce atribulaciones en las personas físicas y sus abogados, que solo la mente pre clara de un escritor como Dostoievski pudo plasmar en su obra Los Hermanos Karamazov, de lo cual Dimitri Fiódorovich es testigo de esto. Por más certidumbre que tenga el abogado, la persona física y la persona moral, en sus pruebas y argumentos, el columbramiento genera una incertidumbre que deviene en un fallo cargado de un indeterminismo. Otro ejemplo de esto son los  juicios  llevados en contra de JESUS  y de  SOCRATES.

Lo que más se parece a Dios en la tierra,  es un juez, porque todos en “su tribunal” están sometidos a su voluntad, tienen poder ilimitado dentro de su jurisdicción y competencia, en suma, tienen el poder de atar y desatar. Por eso es que la mayoría de los jueces creen ser unos iluminados. En tal sentido, carecen de certidumbre. Todas las conjeturas serian interminables respecto a cuál interpretación pudo haber dado  el Sanedrín a las repuestas dadas por JESUS, a fin de hacerlas encajar dentro de las prohibiciones de su ley.

En el juicio de SOCRATES, la incertidumbre argumental e interpretacional fue  mayor, ya que él mismo se sometió a un juicio formal, y fue víctima de una injusticia por parte de ese órgano. La incertidumbre es más cuando tiene que decidir él mismo entre aceptar el ofrecimiento de fugarse o aceptar la validez de lo que para él era una sentencia injusta.

La aceptación de esta sentencia es un monumento al indeterminismo argumental e interpretacional, ya que prestó el más significativo servicio al uso racional de los medios de defensa que proporciona el Estado a los ciudadanos, al no aceptar la ocasión de fugarse. En cambio, reafirmó los fundamentos de Estado y el indeterminismo argumental e interpretacional, al reconocer con sacrificio de su propia vida, la validez de lo que para él era una sentencia injusta.

Lo que se retiene de estos casos es que, la única certidumbre que ellos tienen del juicio es su creencia en la razón de sus argumentos y pruebas, la incertidumbre argumental e interpretacional que genera el juicio y, finalmente, la indeterminación argumental e interpretacional de la sentencia. Es decir, que un juicio genera diferentes escenarios.  El primero, que se desarrolla antes del apoderamiento del tribunal, y que consta de la recolección de las pruebas y la definición de la estrategia del caso, que es la certidumbre. Segundo: el apoderamiento, que es la de la incertidumbre argumental e interpretacional; y  tercero, la indeterminación argumental e interpretacional, que es la sentencia.

Si no hay un método que advierta al juez sobre la incertidumbre argumental o la indeterminación argumental, el juez fallará sin límites. Debe haber advertencia para limitar las decisiones del juez, y el Método de Relación Jurídica es esa advertencia que tanto necesita la comunidad jurídica. Este método se convertiría en una señal de tránsito, por ejemplo: velocidad máxima, 60 km/h. ¿Qué le advierte esta señal al conductor? Que no puede pasar de esa velocidad. El Método de Relación Jurídica es la forma de llegar a esa advertencia.