En el  prólogo a la obra (Los Kirchner – La política de la desmesura-) de Joaquín Morales Solá, Bartolomé de Vedia plantea lo siguiente: “Hay diferentes formas de ejercer el periodismo”.  “Se lo puede ejercer con el espíritu centrado en el esfuerzo por profundizar, interpretar o correlacionar el significado de los múltiples hechos que afectan o determinan  la vida de una ciudad o de una república”.

Y de otro modo, expresa que se puede ejercer con una conciencia clara de la responsabilidad que recae en  un hombre que construye con su profesión, letra por letra la historia. Y que a través de cada información, se  erige promotor de la cultura que tiene como fin, el bien hacer ciudadano. Si se ejerce, claro está, con la plena confianza de que este oficio, más que pretender un lucro personal, apela a la razón noble de la gente común.

Partiendo de estos principios, en especial en que uno debe profundizar e interpretar el significado de los hechos. Nace en mí, una interrogante acerca de una comunicación enviada por la Refinería Dominicana de Petróleo (REIIDOMSA), en la que informa a las empresas distribuidoras y generadoras sobre la suspensión de los servicios de entrega de combustibles. Con un margen de tiempo que no les permitió, hacer reajustes y reprogramar los servicios que brindan a sus clientes.

La distribución y redistribución de los derivados del petróleo, para nadie es un secreto; se ha constituido en la cenicienta de este gobierno y con ello, la incertidumbre semanal de los hogares humildes y los sectores empresariales, cuya producción, depende en alto porcentaje de los precios de estos en el mercado local. Para colmo, la falta de planificación en la entidad encargada de la venta y distribución de ese bien; muestra que no cuenta con un sistema que prevea a tiempo, dificultades internas que lastren el desenvolvimiento normal de los actores envueltos.

Si el Ministerio de Industria y Comercio, como ente regulador y fiscalizador de las políticas de Estado en materia de compra y expendio de combustibles, no ha podido elaborar fórmulas para evitar que REFIDOMSA, aparentemente desactualizada y falta de coordinación, deje de jugar a la improvisación. Como pretenden ofrecer servicios a un conjunto de empresas que planifican de manera ordenada el suministro semanal a sus clientes y las que el fin de semana, vieron afectadas sus operaciones rutinarias, por la incapacidad de aquellos a los que nuestros impuestos pagan sus lujos.

La comunicación deja claro que si sucede un evento inesperado, el abastecimiento por parte del Estado a los distribuidores y generadoras colapsaría y  provocaría una crisis de inimaginable magnitud. De igual forma desnuda el grado de irresponsabilidad con que las autoridades competentes tratan un tema sensible para el desarrollo y crecimiento de una sociedad que pierde poco a poco su capacidad w productiva.

Valdría la pena preguntarse, si esto obedece única y exclusivamente a un error de planificación y/o coordinación, o por el contrario, es parte de la supuesta exigencia gubernamental para que los empleados públicos asistieran a los actos simultáneos en los que el danilismo ponía en marcha las intenciones continuistas el domingo pasado.

Evaluemos entonces, el daño que produciría el cierre antojadizo de las operaciones de la entidad estatal si no existieran alternativas, y, que gracias a que hay  dos terminales privadas  ubicadas en el sur y este del país, se pudo  paliar una situación lastimosa para nuestra endeble economía. Así se evitó, que la improvisación afectara el mercado y provocara un estancamiento de los sectores que generan empleo a los dominicanos de a pié.