Estamos viviendo una crisis mundial de salud producto del virus Covid 19, lo que ha afectado la vida económica y social de todos seres humanos de todos los países y nos ha llevado a tomar decisiones y hacer cambios en diferentes aspectos de la vida nacional, muy especialmente a lo que me quiero referir: las elecciones presidenciales y congresuales de nuestro país.

Producto de esto, las elecciones previstas para el 16 de mayo del presente año, fueron cambiadas para ser celebradas en el mes de julio, pero no basta para muchos actores de la vida nacional que sean celebradas en esa fecha, sino que quieren aprovecharse de esta crisis para que las mismas todavía sigan siendo aplazadas, es decir más allá del 16 de agosto del presente año, periodo de cese de funciones tanto del presidente y vicepresidente y de nuestros legisladores, según lo establecido en nuestra constitución dominicana.

Algunos colegas juristas expertos en la materia constitucional han planteado propuestas con relación a esta situación, la cuales humildemente no comparto, unos dicen que es posible extender el periodo del gobierno actual, hasta tanto estemos libres de esta pandemia y se puedan celebrar las elecciones, lo que a mi parecer contradice el precepto constitucional que establece en su artículo 274 sobre la terminación del periodo por el que fueron electos el presidente, vicepresidente de la república y los legisladores, y la otra donde plantean que pueden ampararse en el artículo 275 para permanecer en el puesto hasta tanto sen elegidas las nuevas autoridades, lo que no aplica para estos actores.

Nuestra constitución tiene un vacío sobre este tema y que no es posible aplazar este proceso electoral o permanecer más allá del 16 de agosto del presente año, sin que sea modificada la constitución, para esto es necesario que se haga antes de esta fecha y lo más importante es que sea a través de un pacto político donde se involucren todos los actores de relevantes de nuestra vida nacional y como condición innegociable mantener la prohibición de la reelección presidencial.

Entiendo a que con ese vacío constitucional no se debe seguir insistiendo en la aplicación de los artículos antes mencionados, ya que a partir del 16 de agosto tanto el presidente, vicepresidente y los legisladores actuales estarían usurpando funciones que no le pertenecen, lo que podría traer consecuencias muy graves y peligrosas a la democracia dominicana.

Debemos pensar como dominicanos y solo en los intereses de nuestro país y no de particulares y aferrarnos a que las elecciones sean celebradas en julio y de existir amenazas relacionadas con esta pandemia es necesario que los actores responsables de este proceso electoral, es decir, La Junta central Electoral, los Partidos Políticos y el Gobierno Central, se concentren en dejar a un lado la campaña política y consolidar un protocolo nacional que permitan la celebración del proceso electoral, para que predomine la confianza tanto de los funcionarios y voluntarios que van a participar en los colegios electorales, y de los ciudadanos y ciudadanas actores principales en el proceso, quienes van a las urnas a ejercer el derecho al voto para elegir las nuevas autoridades.

No sigamos insistiendo en lo que prevé nuestra constitución ya que no aplica para lo que algunos quieren, tampoco pretendan modificarla sin un pacto político como dije anteriormente, ya que ninguno de los partidos de contiendas tiene la mayoría para lograr este objetivo y mucho menos en este corto periodo que queda. De hacerlo de forma arbitraria, como de costumbre suele hacerse, podría representar un peligro muy grave para nuestra democracia.

Reitero, lo mas saludable es que sean celebradas las elecciones presidenciales y congresuales en julio y que nos dejemos de estar dando opiniones con respecto a este tema para favorecer intereses particulares, y nuestros políticos que se enfoquen en lograr que estas elecciones sean celebradas libremente y en forma transparente y de tal manera vamos a lograr la estabilidad política, económica y social de la Republica Dominicana, salvemos nuestro país, nuestros hijos nos lo agradecerán.