El cooperativismo desde su nacimiento a finales del siglo XIX, ha constituido a nivel mundial una actividad que ha contribuido de manera notable con el desarrollo económico y social de muchos países, ya que tal como lo llamó Defourny (1992) “tercer sector” representa una opción que la diferencia de las empresas públicas y empresas capitalistas tradicionales, lo que contribuye a una mayor cohesión social.
De hecho, en las dos últimas décadas del siglo XX, las cooperativas, sociedades mutuas, asociaciones y fundaciones, se han venido difundiendo en el sector de sus actividades con el término de «economía social», es decir para definir aquellas empresas y organizaciones privadas que, fundamentadas en los principios de la solidaridad y ayuda a sus asociados, se rigen por prácticas de democracia económica, dando preponderancia a las personas contra el capital.
A nivel mundial y específicamente en Europa, el cooperativismo, ha sido un sector de la actividad económica que ha marcado un gran aporte al desarrollo económico de esas naciones. Vale la pena resaltar el caso de España, en donde el cooperativismo marcha a la vanguardia de todo el continente europeo.
España tiene cerca de 23,000 cooperativas, lo que la colocan en la cima mundial de esta actividad, con una proporción de 0.48 cooperativas por cada 1000 habitantes. Este importante desarrollo en gran parte se debe al reconocimiento y valorización de sus autoridades por este tipo de empresas que surgen al servir estas de respuesta a demandas sociales que no son convenientemente satisfechas ni por empresas públicas ni por otras empresas de iniciativa privada.
Hay que reconocer, para darle el impulso que requieren, que “Las cooperativas llegan donde otros no”, ya que integran a segmentos más amplios de personas y pequeñas empresas, las que no tendrían acceso a servicios y productos de ahorro y crédito en otras instituciones financieras.
En República Dominicana, el cooperativismo, ha estado marcado desde sus orígenes a mediados del siglo XX, por situaciones adversas. A pocos años de sus inicios, la dictadura de Trujillo le ocasionó un retroceso en su proceso de desarrollo y crecimiento y luego a todo lo largo de su historia, ha estado plagado de grandes desfalcos y gestiones administrativas que no han sido castigados y enfrentados por las debilidades de nuestro sistema judicial, lo que ha servido de caldo de cultivo para que el sector del cooperativismo en el país, se haya desacreditado.
Como sabemos, las cooperativas del país están regidas por la Ley 127-64 y el IDECOOP, creado por la Ley 31-63, es el organismo que tiene como función principal promover, educar, tecnificar y fiscalizar el Movimiento Cooperativo del país.
En el país de acuerdo con el estudio “Impacto socioeconómico del cooperativismo en República Dominicana” al mes de julio del año 2018 existían unas 156 cooperativas de ahorro y crédito, representando un 17% del total. También, 260 de ahorros, crédito y servicios múltiples, para un 28%; 263 de productos, trabajo, consumo, agropecuarias y otros (un 29%) y de servicios múltiples 237 (un 26%).
En la actualidad existen 1,043 cooperativas formadas, las cuales representan el 39.7% de la población económicamente activa del país (PEA). En proceso de formación hay unos 300 grupos cooperativos.
Estas cifras retratan en parte el poco crecimiento que han tenido las cooperativas en el país, ya que si se comparan con nuestra población se tendría un índice de 0. 13 cooperativas por cada 1000 habitantes, lo cual resulta muy por debajo de los índices de otros países de América Latina, como es Honduras con 2626 cooperativas en el 2015 y una población de 8,100,000 habitantes lo que arroja un índice de 0. 33 cooperativas por cada 1000 habitantes (más del doble del de nuestro país) y Ecuador con 3110 cooperativas en el 2018 y una población de 17,023,000 habitantes, resultando un índice de 0.18 por cada 1000 habitantes, destacándose que en el caso del Ecuador las cooperativas tenían 8,064,509 miembros en ese año, es decir prácticamente el 50% de la población pertenece a una cooperativa.
Regresando a nuestro país, hay que destacar que se hacen necesarias tomar medidas y acciones que permitan e incentiven el desarrollo de las cooperativas a los niveles adecuados y señalamos las que creemos contribuirán con este crecimiento:
Modificación y actualización de las leyes 127-64 y 31-63, esta última que creó el IDECOOP, ambas leyes datan de los años 60 y entendemos que ya se han realizado los estudios para estos fines.
Promoción y difusión orientados hacia la sociedad, que tiene pocos conocimientos de los beneficios económicos y sociales de las cooperativas, acompañado de la incorporación de la educación sobre el cooperativismo en las escuelas del país.
Mayor apoyo para la formación y capacitación del sector.
Mejora en los programas de ayuda
Debemos plantear el valor diferencial que el cooperativismo ofrece frente a las empresas tradicionales, como contribución al bienestar de las personas y a su calidad de vida, indicando el papel
que este tipo de empresa puede representar en el progreso de los países en vías de desarrollo y en la disminución de las brechas sociales.