Cuando se firma un acuerdo de cara al pueblo y frente a todos los medios de comunicación se asume la responsabilidad de cumplirlo, so pena de quedar evidenciado como alguien que no merece la confianza pública.

Lo que hace grandes a los líderes y a los partidos es su capacidad de comprometerse con lo pactado, sobre todo, cuando se pacta un proyecto de nación para superar paulatinamente los males que ya llevan mucho tiempo sin resolverse.

De ahí la importancia de superar el letargo y las indefiniciones dubitativas que pueden llevar a convertir los acuerdos en un simple papel mojado que no vale la tinta que lo escribió. La posibilidad o no del cumplimiento de un acuerdo siempre va a depender del compromiso y el respaldo político de las partes firmantes.

Si existe una verdadera voluntad política de cumplimiento, los acuerdos rebasarán sin problemas los baches y las dificultades que surgirán en el camino, si no es así, hasta cualquier granito de arena se convierte en un obstáculo insalvable.

En el acuerdo de gobierno compartido que firmaron frente a la nación los partidos Revolucionario Dominicano y De la Liberación Dominicana, como avanzada de un abanico de un abanico de fuerzas más amplio, se asigna al sector educativo nacional, a la salud y a la vivienda y la promoción del empleo y el progreso una importancia capital, por lo cual el incumplimiento de estos acuerdos, sería a la nación, la que vería con tristeza la oportunidad perdida de conjuntar esfuerzos para el logro de un mejor país y cómo se faltaría al cumplimiento de las metas trazadas en dicho acuerdo.

"…poner en agenda el cumplimiento de los compromisos asumidos con la firma de un acuerdo de gobierno compartido, es consolidar la democracia, es la afirmación de la unidad nacional y el diseño de una visión compartida del país que queremos tener en el futuro"

De modo que no le debemos temer al incumplimiento en sí, sino a sus consecuencias, a sus efectos negativos, al impacto de que también se incumplan el derecho que tiene la población a una educación de calidad, a buenos servicios de salud y a un mejor nivel de vida, que fueron las premisas y los ideales en los cuales se inspiró el Partido Revolucionario Dominicano, PRD, y otras fuerzas que se sumarán en el camino, para forjar este acuerdo.

La pertinencia de un acuerdo político que rebase la inmediatez del proceso electoral y se constituya en un proyecto de largo plazo para articular y sostener políticas públicas que puedan reducir las desigualdades socioeconómicas existentes, es lo que anima a todas las fuerzas políticas a que valoren un acuerdo alcanzado que ayude a impulsar el desarrollo y crear el clima de avenimiento que posibilite su realización.

De modo que poner en agenda el cumplimiento de los compromisos asumidos con la firma de un acuerdo de gobierno compartido, es consolidar la democracia, es la afirmación de la unidad nacional y el diseño de una visión compartida del país que queremos tener en el futuro.

Lo que no se debe permitir es que este acuerdo y el consenso con él logrado, naufraguen en medio de los ímpetus electorales de los intereses individuales que ven al país a través de la estrecha visión de sus conveniencias coyunturales.

La dirección política de un partido no puede permitir que la responsabilidad de un pacto recaiga en individuos egocentristas que se colocan por encima de todo y de todos, sino que los acuerdos se deben asumir con criterios institucionales para que se puedan concretizar como realidades de hecho.

Porque si supeditamos su cumplimiento a la resolución de disputas y contradicciones internas,correremos el riesgo de que se ahogue antes de llegar a las orillas del futuro promisorio que promete.Los acuerdos macros nacionales como el de un gobierno compartido no se pueden supeditar a la micro visión, a las contradicciones y aspiraciones de quienes ven el horizonte a través del estrecho ojo de su ser propio.