La Iglesia Católica ha venido influyendo por más de dos milenios, en un porcentaje significativo de la humanidad.  La vida mortal o finita del humano en la tierra, y que finaliza inexorablemente con la muerte, le genera miedo, temor e incertidumbre.  Su capacidad o atributo de pensar en el más allá, apremia su estado mental, emocional, físico y espiritual.  Para dar alivio o una repuesta a dicho estado, por la no aceptación de la muerte, se ha creado la fe en Dios –cada quién escoge la de su conveniencia- para los que profesan el catolicismo, el máximo representante de Dios en la tierra reside en Roma: El Papa.

La Religión Católica, como símbolo de la Fe Cristiana, guía, especula, manipula y trata de controlar las conductas de sus fieles, creyentes y adeptos, basada en otorgar el “premio de la salvación” al paraíso a los que se conducen según sus códigos, dogmas y creencias o el infierno, al morir, a los que no siguen sus dogmas de fe.  Esta religión, ha tenido muchos “éxitos” por la homogeneidad de sus prédicas, secretocidad e imposición de sus creencias, unidad de criterios y encubrimiento de sus inconductas, siempre bajo la amenaza de “ganarse” el paraíso o ir al infierno.  El ser humano nace, genéticamente, bueno o malo.  El medio ambiente perfecciona la bondad o ahonda la maldad.

Los dignatarios eclesiásticos o guías de la fe cristiana, son reconocidos como los más ilustrados de los grupos humanos, por lo que podemos asumir que todo lo que hacen o realizan, lo ejecutan con plena conciencia y conocimiento, pero ignoro si ciertamente admiten la existencia de un Dios, que premia lo bueno y castiga lo que entendemos como malo.

Tomando en cuenta lo expresado en los párrafos anteriores, me pregunto ¿irán al infierno los dignatarios católicos que son pedófilos, pederastas, los que chantajean a los gobiernos haciendo causa común con diversos grupos sociales según su conveniencia? ¿Irán al infierno los Papas, Cardenales, Obispos y Sacerdotes que se benefician materialmente de la fe o que utilizan la fe según su mejor conveniencia?  ¿Irán al infierno los que procrean hijos, estando expresamente prohibido?  ¿Irán al infierno los que hacen practicar abortos para no quedar al descubierto al procrear descendencia?

Pero peor aún, ¿con qué confianza, credibilidad o fe cristiana serán impartidos los sacramentos a los creyentes?  ¿O es que todo es una falsa para lucrarse, controlar, avasallar, amenazar y sentirse superiores a los demás seres humanos?  ¿A quién serán confesados nuestros “pecados”?  ¿Quién nos condenará o absorberá?

¿Ya no son idóneos los representantes de Dios en la tierra para conservar, proteger, defender, eternizar y propagar la fe cristiana?  Las conductas contrarias a las prédicas y que ahora nos enteramos, siempre han existido.  Pero ¿por qué no dejamos que Dios les castigue, enviándolos al infierno y no con un castigo terrenal?  ¿O aplicar castigos terrenales como la excomunión, cárcel, multas, etc., constituye una negación de la existencia de Dios para castigar lo malo y premiar lo bueno?

No hay dudas, que las malas conductas de pocos –pedofilia, pederastia, robos, acumulación de riquezas, asociación con otros poderes ajenos su misión, etc.-, están destruyendo las buenas acciones de muchos al tiempo de poner la Fe Cristiana bajo cuestionamiento sin precedente!!!