Recientemente el Ministerio de Educación emitió la ordenanza 33-2019 en la cual se establece como prioridad el diseño e implementación de la política de género en dicha institución y de inmediato se han activado las alarmas de las iglesias católicas y protestantes quienes se oponen radicalmente a cualquier iniciativa que mencione la palabra género.

¿A qué viene todo esto? Creo que existe un consenso colectivo en que se debe propiciar una sociedad más justa y equitativa en función de las relaciones entre hombres y mujeres.

Quien lee la historia observará que la misma está escrita en clave masculina y que el papel de la mujer ha sido discriminatorio desde las mitologías hasta el génesis. Las figuras de Eva y Pandora ejemplifican el pecado y la maldad, por ellas entraron todos los males que ha existido en el mundo.

Las mujeres han tenido que luchar toda la vida para que se les reconozcan derechos fundamentales como la reducción de horas laborales, el derecho al voto, el derecho a tener acceso a la educación y estudiar lo que ellas quieran, el derecho a no ser tratadas como objeto, entre muchos otros.

Hasta ahí todo va muy bien pues, precisamente, esa ha sido la lucha del feminismo desde sus orígenes, luchar por una sociedad más justa en términos de relaciones hombre y mujer. Nadie es más importante, todos y todas somos importantes.

Sin embargo, las iglesias entienden que el feminismo se ha desnaturalizado al incluir en la ideología de género otros temas como los derechos sexuales y reproductivos, el aborto y la lucha de los grupos LGBT, todos son temas que el cristianismo rechaza.

Pienso que el Ministerio de Educación deberá hilar muy fino en cuanto a la propuesta que se construya como política de género pues deben estar seguros que tendrán de frente a las iglesias e incluso a la Academia Dominicana de la Lengua quien también critica y se opone al tema del lenguaje inclusivo.

El comunismo como doctrina es lo que más se parece al cristianismo, sin embargo, tuvo dos enemigos muy fuertes: el mismo cristianismo y el capitalismo, el resultado es que hasta el día de hoy decir que se es comunista es sinónimo de pecado, burla y rechazo. Entiendo que la apuesta del feminismo es hermosa e importante, pero al ganarse estos enemigos está cayendo en lo mismo que el comunismo, la sociedad ha empezado a considerar como malo un movimiento que en el fondo es bueno.

El feminismo debe volver a sus orígenes y este origen reside en la lucha por la equidad en la sociedad, por la no discriminación y abuso de las mujeres, porque las mujeres sean respetadas en su dignidad como ser humano y en la educación de los hombres para la superación del machismo y el patriarcado, lo que esté fuera de ahí no es feminismo ni género, son aditamentos que han surgido en la misma manera que la lucha ha ido avanzando.

El fondo no es malo, el problema son las formas y se ha concitado el rechazo porque las formas es lo único visible del fondo.

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