En unos cuantos meses los dominicanos elegiremos un nuevo presidente y vicepresidente de la república, esperanzados de que el presidente electo resuelva las dificultades esenciales que padece la población dominicana. Algunos piensan que las tareas del próximo gobernante son relativamente fáciles, especialmente en el área económica, ya que los dominicanos han disfrutado de una dilatada estabilidad macroeconómica durante los siete años de gobierno de la administración Fernández.
En cambio, otros ciudadanos tienen la impresión de que la tarea de gobernar durante el 2012 y 2016 será muy complicada política y económicamente, sobre todo por la profundización de la política clientelar que limita seriamente la racionalidad de la política fiscal y monetaria.La situación se torna todavía más difícil si se tienen en cuenta los compromisos externos e internos que esta administración contrajo para mantener la estabilidad macroeconómica. Y lo más preocupante es que los organismos de control y supervisión de las actividades gubernamentales (i.e. Cámara de Cuentas, Congreso, Suprema Corte, Tribunal Constitucional, entre otras) estarán en manos de un solo partido político. La reflexión de hoy gira en torno a la herencia económica que recibiría el candidato ganador de las próximas elecciones.
El primer gran desafío que enfrentaría una nueva administración del gobierno consiste en devolver la racionalidad a la política fiscal. Hacer de la eficacia y la eficiencia del gasto público una prioridad impostergable. Primero exigiendo que los presupuestos de las organizaciones públicas tengan metas anuales medibles e indicadores de rendimiento precisos que permitir su evolución.
Figura 1. Empleados en el Gobierno General y Central*
Fuente: Banco Central de la República Dominicana, Cuentas Nacionales
*Incluye a los empleados de los ayuntamientos
El gasto corriente ha sido la predilección de la administración Fernández. Los gastos corrientes representaron el 79.1% respecto del gasto total en el 2010 mientras que el gasto de capital es apenas el 21% del gasto total, constituyéndose en uno de los principales fardos que enfrenta el crecimiento económico; primero porque debilita la demanda (pago externos) y estimula limitadamente la capacidad productiva, elemento clave para sostener un crecimiento robusto en el mediano plazo.
Si se incluyeran a los jubilados del gobierno general, la nómina pública sobrepasaría el medio millón de personas, excluyendo las nominillas que aún no se han publicado durante el año dedicado a la Transparencia. Una tendencia similar registran los intereses de la deuda pública y los subsidios. Los intereses se han incrementando por el aumento del stock de la deuda pública (sin el Banco Central) que aumentó de US$7,787 millones en el 2005 a US$14,046.2 millones entre2005-2010,y hoy supera los US$20,717.1 millones cuando se le añade la deuda del Banco Central (US$6 mil millones). Por otro lado, los subsidios se han mantenido en alrededor de un tercio respecto de los gastos totales entre 2004-2010, es decir más de RD$117,000 millones.
Figura 2. Estructura del Gasto Público
Fuente: Banco Central de la República Dominicana, Cuentas Nacionales
La predilección por el gasto corriente (1996-2000 y 2005-2010) se vincula al sistema clientelar con fines puramente políticos (Figura 2). Cualquier gobierno que surja de las próximas elecciones tendrá serias dificultades para racionalizar el uso de los fondos públicos y lograr la eficacia y eficiencia quese le reclamaal gobierno, ya que temen las reacciones políticas al ajuste de la nomina pública.
El próximo gobierno tendrá asimismo que enfrentar los desequilibrios internos y externos que la administración Fernández ha profundizado en su empeño deimpulsar la estabilidad macroeconómica. Tanto los déficits fiscales y de la cuenta corriente como la insuficiencia de ahorros domésticos para financiar la inversión tienen que retornar a niveles sostenibles. Entre 2008 y 2010 el déficitfiscal sobrepasa los RD$50 mil millones y en el 2011 se espera un déficit similar. El desequilibrio de la cuenta corriente promedia para el mismo períodoun 8% del PIB, es decir aproximadamente US$4,000 millones y en 2011 se espera que sea cercano al 10%. Por su parte, el creciente endeudamiento público refleja, entre otros elementos,que la inversión supera al ahorro doméstico en alrededor de 14% del PIB.
Cualquier candidato que gane las próximas elecciones debe atender el amplio reclamo de cambiar el modelo de crecimiento económico excluyente y empobrecedor que favorece las importaciones en desmedro de la producción interna, un modelo de desarrollo que descanse menos en el endeudamiento, que promueva el empleo y tienda a reducir la pobreza y mejore la distribución de la riqueza tal y como establece la nueva Constitución de la República. Un nuevo esquema de desarrollo que promueva también la productividad y la competitividad de los sectores productivos.
Además el nuevo presidente tendrá que enfrentar la indefinición de la política migratoria, especialmente con la República de Haití, que actualmente se encuentra en manos de traficantes de personas que se benefician de la política clientelar. Después de este prolongado sueño de estabilidad macroeconómica el próximo presidente se enfrenta a que: somos un país pobre, con desequilibrios interno y externo, con alto desempleo, elevada concentración de la riqueza, baja productividad y con limitado acceso a los mercados competitivos internacionales.