– ¡Ayyy, no la mateeees! ¡Nooo, ella es como mi hermanita menor! Yo la bañaba con champú todos los días. ¡¿Por qué la van a matar?! Fijate abuela, ya ella no hace ni caca ni se orina adentro de la casa. ¡Tú sabes bien eso! -lloraba la niña, desesperadamente.

Y, entre sollozos, continuaba sus súplicas a la abuela, que ni reparaba en lo que decía la nieta.

-Abuela, abuelita linda, no mates a mi Guajirita. Yo te prometo que la cuidaré más. Mira, yo la voy a bañar ahora en el pasillo, allá afuera, para no ensuciar la casa. Y la entraré un poco más tarde, para que no te moleste. Y cuando la entre, la acurruco con su sabanita hasta que se duerma, y pongo los episodios, bajito para que no se despierte y haga bulla y corra dentro de la casa.

-¡Anda abuela! ¡No seas malita! Es que yo la quiero mucho. ¿Sabes abuela? Yo le cuento todas las cosas que me pasan en la escuela, cuando tú estás viendo tu novela, ni te enteras que yo converso con La guajira, como mami y yo le decimos.

Sale la nieta corriendo por toda la casa, buscando a su mamá.

-¡Maaaamiveeen!, chica, ayúdame a convencer a mi abuela de que no la mate. Maaaami, te fuiste? Ayy, si mami está llorando, también, allá en el cuarto de arriba. Parece que me toca a mí solita tratar de convencer a mi abuela que no me mate a mi Guajirita.

Cuando la trajeron, era tan chiquitica que ni pelos tenía. Y mi madre y yo le dábamos leche en un biberón como a una bebé. Y todos los días la bañábamos y le lavábamos los dientes. Sí, ella tiene su jaboncito de lavar, claro, porque el jabón de olor, aquel que venía antes, ahora solo se puede comprar en la shopping, ¡Imagínate tú! ¡”Y de dónde son los cantantes?”!A la Guajira, no le gustaba mucho eso del bañarse, pero nosotros, mami y yo, hasta le calentábamos el agua y se la poníamos tibiecita. Preparamos una toalla vieja que picamos en dos, y mami, en la máquina de coser, le hizo los vivitos para que no se deshilachara.

-¡¿Cómo te digo?! ¿Abuela, tú te piensas que yo soy boba? Claro que sé que no tenemos qué comer, o tú te piensas que no veo a mami como sale con la ropita que se nos queda, para no sé dónde, ahhh, creo que la oí decir que había tomado café colao en colador en casa de unos guajiros allá por Monte Dos Leguas, después de cruzar el Río Guaninicun. Abuela, mi mamita se apareció aquel día con una gallina grande y le hiciste caldo a Sailín, mi hermana que no sale de una dichosa amigdalitis. ¡Qué barbaridad, chica! Pues que sí, abuela, mami trajo una gallina más gooordita. Y tú la picaste como en 4 nailitos y los pusiste en el congelador del refrigidaire, pa´que nos alcance para varias comidas, yo seeeemijiiita, ¡Si tú eres maga!

-Y crees que no me he dado cuenta que ese refrigerador parece un coco de agua por dentro. Claro abuela, pero no te preocupes, abuelita, que desde que yo cumpla los trece años, voy a hablar con una amiguita mía que la mamá es médica y anda pa´no sé qué país y ella tiene correo en la casa, y la mamá le dijo que le iba a conseguir un viejo extranjero para que se case con ella, mi amiguita tiene 15 pero pronto va a cumplir 16, y ella me dice abuela que ya le tiraron fotos en trusa, y enseñando bien las tetas, para mandársela al viejo que le están consiguiendo. ¡Ay! Chica, ¿Por qué no me acuerdo de qué país es? Bueeeno, y qué importa eso, la cuestión es que pagan bastante esos viejos, abuela. Y la verdad es que yo también necesito uno de esos tembas que me mantenga. Dicen que son unos tembas que te lo ponen todo, y que ya ni tú vas a tener que matar a la puerquita que es una hermanita para nosotros, ni mami va a tener que salir por ahí, a leguas de aquí, para traernos una gallinita para comer mi hermana, tú, mami y yo. Yo las voy a sacar a toditas de esta miseria abuela. Mira, cruzo los dedos y te lo juro. Si Dios me dio este cuerpo, es para que ustedes no me pasen más trabajo.

-Abue, yo me puse a pensar como la Cucarachita Martina, ¿te acuerdas? Aquel cuento que me leías, sí abuelita porque todavía yo sueño con un Príncipe Azul que me rescate y me lleve a un Palacio y me dé un beso de amor, como en la Bella Durmiente. Pero la realidad es otra, y empecé a preguntarme: qué haré para conseguir jabón para la casa que no hay para bañarse, qué haré para conseguir dinero para comprar en la shopping comida, aceite, detergente y champú que no tenemos, y carne y vianda en el Mercado Campesino que tiene unos precioooos que mamasitaaa?! ¿A veeer qué haré para que mi abuela no vaya a matar a la Guajira, mi puerquita linda, mi otra hermanita??¡Pues ya sé!, estudiaré una carrera universitaria! ¡Ayyynooo que con eso no pagan nada! ¡Mira tú a la vecina, tiene un doctorado y siempre viene a que mami le dé un poquito de esto, un poquito de lo otro, y ni ropa ni una bicicleta tienen!¡Pues yo sí ya sé qué haré! Trabajaré en un almacén y venderé de todo lo que haya ahí a sobreprecio en el Mercado Negro, y…. ¡Ayyynooo! ¿Y si llega la policía y me coge presa? Pues, después de pensar y pensar taaanto, he llegado a la conclusión que yo tengo catorce años, pero el vecinito que me gusta mucho y me tira piropos dice que tengo cuerpo de mujer, dice que cualquier hombre diera la vida por estar conmigo, y soy señorita. Y entonces, uní todo eso, en mi cabecita y estoy decidida. Dicen que a las muchachas que hacen eso, le dicen Jineteras. Y a mí qué coño me importa el nombrete que me pongan. No quiero que ni tú ni mami pasen más trabajo, quiero ayudar a mi hermana que, la pobre, siempre está enfermita, todos los meses le meten 14 bulbos de penicilina, y esa sí no sabe hacer otra cosa que no sea estudiar y hasta dice que va a ser escritora, jajaja, se morirá de hambre si se dedica a eso. Vive en la estratosfera, la pobre. Yo sé que me toca a mí irme a la “lucha” esta, o sea, a conseguir dinero a como sea, abue. Ya ustedes dos están viejas, abuela, yo las tengo que ayudar y no hay otra forma. No tengo otra salida. Pero… Júrame que no matarás a la Guajira hoy abuela.

¿Quieres que te confiese algo más? Ya mi amiguita mandó fotos mías a un amigo del viejo que le consiguieron a ella, y dicen que el hombre ese, que yo ni sé cómo es, pero que es como de tu edad, abuela, pero chicaaaa, tiene piiiila de dinero, y ahora mismo eso es lo que hace falta. Y dicen que va a venirme a conocer el mes que viene, y que, a escondidas de la gente esa de Inmigración, nos podemos ver para que la policía no lo descubra,y me dijeron que hay una gente que se dedica a eso, hasta te buscan una casa de renta donde meterlo a él y luego me llevan a mí, y si le gusto, va a invitar a mi mami y a mí a ir a visitarlo a… ¡Italia! ¡Me acordé! Y nos comprará una casa aquí que parecerá una mansión, y te mandaré dinero todos los meses para que no te me falte nada abue. ¡Te lo prometo! Yo haré lo que tenga que hacer para que no me mates a mi Guajiritaaaaa, ni para que mami, mi hermanita ni tú pasen más trabajo. ¡Te lo juro!

¡Pero ahooora, júrame tú a mí que no matarás a La Guajira!! ¡Júralooooo!!!