Dado la experiencia que voy teniendo con la gratitud en mi propio ser, he optado por adoptarla como filosofía de vida y no me arrepiento de haberlo hecho.

Desde muy pequeña oí  decir a  mi madre, que es necesario, bueno y casi una obligación dar gracias por todo en la vida, pero yo no lo entendí por mucho tiempo, pues no podía comprender  como había que agradecer  algo que me sucedía  si lo  veía como no grato, más  ella  insiste, dar gracias por todo, aun por lo no tan bueno, pues al final sabrá que es una lección de la que puedes  sacar grandes resultados.

Hoy día, luego de unos años, voy haciendo de este ensayo una experiencia viva, en ese aprender y desaprender, voy comprendiendo los dichos de mi madre, y descubro cuanta razón tiene su postulado, pues cuando me posiciono desde el  asiento de la gratitud,  las cosas cambian de color y de sentido, por eso, ahora soy una abanderada de cambiar la queja por la gratitud, a  fin de  incorporar la positividad en la manera de ver, pensar, sentir y actuar, y aunque se que esto toma su tiempo, también se que  no es imposible, y quien lo adopta  como estilo de vida,  empieza a vivir desde una forma más plena la vida y sus misterios.

La gratitud como estilo de vida 

La gratitud es un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento de un bien recibido o que recibirá.

Adam Smith, filósofo de la moral, dice que la experiencia de la gratitud ha sido históricamente un foco de varias religiones en el mundo. Es decir, cada una ella en sus cultos motivan la gratitud hacia una fuerza mayor referente a la divinidad. Además, hoy día la espiritualidad en general y la psicología coinciden con el tema de la gratitud, como una actitud que conduce a plenificar la existencia.

La gratitud puede servir de reforzador en las relaciones sociales, individuales, con los grupos, con la trascendencia. Pues aumenta las hormonas de bienestar, crea mayor felicidad, buen humor y alegría; en los espacios de trabajo o familia fomenta un clima positivo y los lentes con los que vemos las cosas, cambian y se renuevan.

Por eso, asumir la gratitud como filosofía nos vincula a la integralidad, nos sirve como elemento de transformación y cambio, nos va educando y propiciando una nueva actitud frente a la vida, las personas y  las cosas. En fin, nos vamos haciendo mejores seres en comunión plena con todo y todos. Es un camino en el que nadie se gradúa, pues tenemos que iniciarlo cada mañana, más se hace posible iniciar, mantener  y continuar.

En todo amar y agradecer

Para Santo Tomás de Aquino la gratitud se compone de tres grados: reconocimiento, agradecimiento y retribución. En tal sentido, es una virtud de reconocimiento,

valoración y justa respuesta que conduce a no deber nada a nadie más que una  constante  acción de gracias.

Desde el marco de la Psicología Positiva se están explorando aspectos que permiten al ser humano progresar en su desarrollo,  y según lo plante Seligman, 2012, se fundamenta en aproximarse a analizar, describir, enumerar las fortalezas humanas, vinculadas con la gratitud, viéndola como una  virtud, que se  considerada  como un baluarte,  dado a lo largo del tiempo  del tiempo y  unido a la trascendencia, en conexión con el universo,  desde donde se le va  otorgando significado a todo.

Una persona con el don de la  gratitud es consciente de  las cosas buenas que le suceden y entiende que alguien mayor lo provee todo, también ve lo no grato como oportunidad para el cambio.

Gracias por tantos mundos, tantas formas, tantas gentes que abrazan mi alma.

Hoy brindo mi gratitud por todas las personas que han pasado haciendo el bien por mi vida. Por todo el tiempo que han empleado  y por lo bueno que me han regalado de su tiempo y de su amor.

Ubico a esas personas y me lleno de gratitud hacia cada una de ellas. Porque en realidad mi vida sin cada ser que he encontrado y que ha dejado su huella en mí, sería muy diferente, por eso, agradezco su existencia.