“La gratitud no solo es la más grande de las virtudes, sino que engendra todas las demás” .    -Cicerón-

              

Los agradecidos son también personas que difícilmente dan cabida a sentimientos negativos.

La gratitud puede definirse como un sentimiento de aprecio y valoración por las acciones que otros hacen a favor nuestro.

Soy aficionada al tenis, soy una gran fan de Federer, pero también admiro a los argentinos Del Potro y al peque Schwartzman. A Serena Williams. Y de la gran camada de jóvenes que vienen como emergentes, la nueva generación, entre ellos Dominic Thiem y Grigor Dimitrov.

Ahora se está jugando el torneo Roland Garros en Francia. Muchos avanzan, otros se tienen que retirar, pero ese es el juego.

El pasado martes, la argentina  Nadia Podoroska se impuso a la ucraniana Svitolina, esto puede ser  irrelevante, porque muchos no sabrán quiénes son. Lo relevante de esto es la entrevista que le hicieron al terminar el partido. La argentina con mucha emoción valoró la entrega de su entrenador, dio muestras de solidaridad con su país, pero dio las gracias a alguien que está pasando por un mal momento y que ha sido tan importante en su vida desde que comenzó a jugar tenis. Decía que gracias a esa persona era quien es hoy. Aunque no dijo el nombre, no es necesario expresar de quién se habla. Basta con agradecer.

Hace un tiempo mi hijo escribió en este mismo medio sobre un conversatorio que hubo vía zoom con el polifacético Pengbian Sang. Algo que valora mucho es la parte humana de cada persona, pero resaltó la gratitud que mostraba por sus padres, todos sus hermanos y sus profesores que fueron el pilar para que él hoy fuera quien es.

Uno de las valores que he querido inculcar en mis hijos ha sido la gratitud. Creo que lo he logrado y estoy convencida de  que esta virtud es parte de la formación de hogar.

Mi hijo mayor es violinista. En su biografía que aparece en los programas cuando le ha tocado ser solista con la Orquesta Sinfónica Nacional, da el crédito a  las personas que han sido responsables de su formación desde sus inicios, sus profesoras y profesores: Doña Zunilda Pierret de Morel, su primera maestra. Jolanda Jancar, Félix Castillo Lachapel, Zvesdana Radojkovic y Gino Zambuco y no porque es de rigor, sino porque cree es un deber darles ese reconocimiento que merecen, es una forma de decirles gracias al tenerlos siempre presentes.

Para ser agradecido no se necesitan regalos ni lisonjas, basta con el reconocimiento y el cariño. Pero nunca deben ser olvidados  quienes han sido parte importante en la formación y el desarrollo de cada persona.