En todas las sociedades siempre se da algún que otro caso de personas que, suplantando alguna personalidad o cambiando la propia, y con una gran dosis de habilidad, se cuelan en palacios, o casas presidenciales, por muy vigiladas que estén por sus guardias protorianas, las cuales han cambiado las lanzas y cascos, por pistolas, metralletas, trajes negros, con corbatas y lentes oscuros. Ha sido el caso de Inglaterra, donde un desconocido entró en las dependencias reales buscando fama y popularidad. O el de la Casa Blanca, donde otra persona entró por sus dependencias como Pedro por su casa, o el más reciente de Canadá, donde un hombre armado burló los sistemas de seguridad y se lió a tiros en la mismísma sede presidencial.

En España, el asunto no podía ser menos, pero como país de castañuelas, toros y mantillas, las cosas suceden de otra manera. Aquí, un imberbe de apenas 20 años, un niñato con más caradura que inteligencia, de nombre Nicolás, ha suplantado altas funciones de varias importantes competencias del Estado, y se ha presentado en diversos papeles, como intermediario del Rey, promotor de negocios en Guinea Ecuatorial  con el antiguo ministro de Asuntos Exteriores, y un rosario de aventuras rocambolescas más, que por lo cacareantes de los medios de comunicación españoles, ya son bien sabidas por todos.

Más que los propios casos, más que las puras anécdotas como la "colarse"en recepción y la fila para darle la mano al Rey el día de la coronación, lo que importa es de dónde surge este fenómeno del mimetismo, este camaleoncillo social tan tempranamente avispado, y sobre todo, quién o quiénes lo avalan o sobre los que se apoya lo suficiente para que a esa cortísima edad, haya desarrollado y explotado esas raras habilidades.

Desde los 14 ó 15 años estaba en la FAES (Fundación Española) del expresidente Aznar, lo que de seguro le deparó buenas amistades entre los políticos, especialmente los del Partido Popular, hoy en el gobierno, con los que buscaría "valla" poniéndose a su lado cuando las ocasiones le fueran más favorables. Las fotografías del Nicolás con José María Aznar, Esperanza Aguirre y otros dirigentes de relevancia en ese partido, así lo atestiguan. Seguro que en la "fundación" lo verían como un cachorro con potencial de ser de un dirigente del ala derecha extrema, y posiblemente haría además el papel de mascota joven, despierta y simpática, siempre leal a los principios programáticos de las ideas tradicionalistas del líder.

Con el respaldo de ser amigo de este o aquel funcionario, o con su influencia directa, se fue contactando con unos y con otros, empresarios, políticos, etc, y fue subiendo por ósmosis de contactos, su escalera de relaciones. Pero el niño-hombre parece que quiso rentabilizar su potencial y explotarlo para su beneficio personal y económico, y ahí le falló el juego porque además de ir tanto el cántaro a la fuente, unido a su sospechosa juventud y gran ambición, cuando quiso obtener dinero por gestionar relaciones, las cosas ya no le fueron tan fáciles, pues ;a gente asún tiene muy frescos los recuerdos los casos de extorsión del yerno del rey, Iñaki Urdangarín, procesado y a la espera de un fallo que de seguro lo llevará ala cárcel. Al final, como en los cuentos, se descubrió el pastel y ahora será el juez, quien ponga las cosas en su sitio.

Lo que sí ha rentabilizado a su corta edad es la fama gracias a una acción mediática impresionante, en la que television española, en lugar de hacer television, como serái su deber, le ha dado un protagonismo chismoso y paparazzistico impresionante, Nicolás por aquí, Nicolás por allá, Nicolás por acullá, que si la novia de Nicolás, que si los amigos de Nicolás, que dónde tomaba copas o café Nicolás… la relevancia ha sido tan grande, tan desproporcionada, que en apenas unas semanas ya es un personaje no solo famoso, sino icónico, que de casualidad no aparecerá en la próxima edición del Diccionario de la Lengua Española con el siguiente significado: Nicolás, se dice de la persona que suplanta a otra con fines de extorsión. Dícse también del hombre con mucha cara dura.

De seguro que cuando este culebrón de otoño acabe, el Nicolás de marras tendrá centenares de propuestas como director de Relaciones Públicas, y hasta es posible que sustituya al fosil de Garcia Margallo en el puesto de Ministro de Exteriores.

Lo que los medios no han insistido tanto, es en el tipo, la intensidad y la frecuencia de relaciones, qué, como las ya citados personajes Aznar, Esperanza Aguirre y otros, mantenían con Nicolás. Como por ahí se puede abrir otra alcantarilla de escándalos, es mejor mantenerla tapada. En este país de caraduras, panderetas y niñerías, no podemos seguir viviendo..