Jeff Bezos, 205 mil millones de dólares y dos tercios de los países de bajos ingresos se hunden.
El accionista y creador de Amazon Jeff Bezos, ha llegado a la cima de la riqueza jamás alcanzada en el mundo. Es hoy por hoy la persona más rica con un patrimonio neto de 200.000 millones de dólares (¡sí, 204.600.000.000 de dólares!).
Le sigue en la jerarquía de riqueza de los ciento de miles de millones Bill Gates con 116.100 millones de dólares. O sea, Que Bezos le supera en 88.500 mil millones. En 1999 Gates tenía un patrimonio neto superior a los 100 mil millones, que serían en dólares de 2021 unos 158 mil millones.
El incremento del patrimonio de Jeff Bezos se debe, entre otras cosas, a que durante la pandemia se disparó la compra por internet, y aunque esas compras sólo representan en el volumen del comercio de EE.UU. un 25%, las acciones de Amazon subieron como la espuma hasta alcanzar un 80% desde inicios de 2021. Bezos tenía el 1 de enero de este año 115.000 millones, un 11% del total de las acciones y esto representa el 90% de su fortuna. También es dueño del Washington Post y de la empresa aeroespacial Blue Origin.
El número de poseedores de ciento de miles de millones ha aumentado. Además de Bezos y Gates, en esa aristocracia de los super millonarios se encuentra Zuckerberg de Facebook con 103.100 mil millones (ya que en un solo día su fortuna aumentó en 3.4 mil millones por las ganancias de sus acciones y un día después ganó 6 mil millones más), para alcanzar un patrimonio neto de 109.100 mil millones). Superado con 115 mil millones por Bernard Arnault, presidente de LVMH, que es hoy la tercera persona más rica del mundo.
Aunque se ha convertido en una frase tópica es cada vez más cierta que los ricos se hacen más ricos y concentran la riqueza mundial en muy pocas manos, mientras aumenta la desigualdad. Un reciente informe dado a conocer por ProPublica en los EE.UU, muestra que los super ricos siguen pagando muy bajos impuestos sobre el total de su patrimonio, de su riqueza. Los 25 estadounidenses más ricos pagaron “una tasa impositiva real” de apenas el 3,4% entre 2014 y 2018, mientras que su patrimonio colectivo neto aumentó en más de 400 mil millones de dólares.
Una familia promedio de ese país paga el 14% en impuestos federales. Bezos en 2007 siendo ya multimillonario no pagó impuestos federales. Buffet cuya riqueza creció entre 2014 y 2018 Unos 24.300 millones de dólares pagó un tipo impositivo real del 0,1%. Como dijera un combativo periodista de ese país años atrás, “la nuestra es la mejor Democracia que el dinero puede comprar”.
Así pues, la pandemia ha significado dolor, muerte e incremento de necesidades y de la pobreza para millones de personas en el mundo, pero para algunos propietarios de empresas y ha supuesto una ocasión para incrementar su tasa de beneficios. Las crisis, las guerras y los desastres naturales siempre han supuesto ocasiones para hacer grandes negocios.
Lo interesante de esta pandemia es que ya ciertos analistas anuncian que la recuperación entre los países más ricos –aquellos que están vacunando a su población y que esperan culminar la inmunización a más tardar a fines de este año-, será más rápida de lo esperado. Según el Banco Mundial (BM) la economía mundial crecerá un 5,6% en 2021. EE.UU. se prevé crezca 6,8% y China un 8,5%. El BM es optimista, estima que el 50% de los países recuperarán el crecimiento que tenían antes de la recesión por la pandemia en 2022.
Sin embargo, las previsiones para los países de más bajos ingresos es de un crecimiento del 2,9% uno de los más lentos de los últimos 20 años. Y esto será así porque al no tener éstos países accesos a la vacuna tendrán que seguir luchando contra el virus y viendo enfermar y morir a parte de su población. Además de reducir su producción y ralentizar la actividad económica.
Sin embargo, ni el Banco Mundial ni tampoco en la reunión del G7 se ha acogido la propuesta de suspensión temporal de los derechos de propiedad sobre la vacuna del Covid-19 que propuso EE.UU. El Reino Unido se niega a renunciar a las patentes de sus vacunas y esa misma idea es compartida por parte de sectores de la UE – en Alemania esa idea no ha sido bien recibida por las empresas farmacéuticas.
El argumento en contra se basa en que eso pondría en peligro el gasto destinado a investigación y desarrollo, ya que no habría incentivos para destinar fondos a descubrir vacunas y otros medicamentos si luego no se van a resarcir los gastos y obtener beneficios. Esto independientemente de que los Estados ofrecen grandes ayudas para la I+D+I.
Muchos se hacían grandes ilusiones de que después de la pandemia nuestro mundo se inclinaría por una mayor solidaridad social a nivel de cada Estado y a escala internacional. Lo que nos está mostrando la realidad es que esto no será así necesariamente. Que volveremos a las andadas. Nada surge de manera mágica, todo hasta ahora se ha logrado a través de la organización, de las luchas, de una conciencia social de cuáles son los intereses a defender. Y así seguirá siendo en el mundo post pandemia.
Y es que nuestro sistema económico y los valores neoliberales que son los suyos no se basan en los sentimientos, en la justicia y la equidad, ni siquiera en la racionalidad de una especie de “egoísmo ilustrado”. El lema que debe estar inscrito en el frontispicio del sistema vigente es: “sálvese quien pueda”. Dicho en lenguaje popular: “el que no pueda vivir, que se muera”. O si queremos decirlo en plan cultista acudamos a un latinazgo: “Homo homini lupus” (el hombre es un lobo para el hombre).