El Diccionario Etimológico de Helena define la Gleba de esta manera:

GLEBA La palabra gleba viene del latín gleba, alternante a veces con la forma glaeba, que comparte raíz con globus, glomus, glomeris, o gluten. Como globus, la palabra conlleva la idea de aglutinación, de masa aglutinada y pegada. Pero en este caso se especializa en designar a un terrón de tierra, a esa tierra compacta y endurecida que está aterronada y debe desmenuzarse con el arado para hacerla mullida y útil para el sembrado.

 El feudalismo de la Edad Media dividió a los seres humanos en castas jerárquicamente dependientes, y este sistema social y económico, evoluciono y pervivió hasta el s. XVIII incluido. 

Los nobles y eclesiásticos, divididos en jerarquías piramidales de fidelidades internas, tenían exención de impuestos y una serie de privilegios legales, que rompían la igualdad ante la ley del ciudadano postulada en el mundo romano anterior. 

En sus dominios, los feudos lo componían una amplísima población campesina (gleba no trashumante) que estaba vinculada a la tierra en que vivía y de la que no podía separarse.

 Ahí debía producir para su subsistencia y principalmente, para sus señores nobiliares y eclesiásticos, que heredaron el dominio sobre esas tierras además de la posesión de los derechos civiles y sociales de los campesinos y sus hijos, de generación en generación. 

Durante varios siglos, esta relación simbiótica tuvo varios matices, pero en el fondo, el secularismo siempre imperó en esta relación, llegando a crear una casta social que se denominó “Los Ciervos de la Gleba”. Esta casta tuvo una naturaleza del tipo “Patronaje” donde los derechos, haberes y deberes se pasaban de generación a generación.: Todo un Enclave Generacional.

Hago este introito para dejar bien claro que el origen del termino Gleba conlleva una dependencia con un “Patrono” no importa la naturaleza jurídica de este.

Enrique Carpintero afamado periodista, nos brinda la oportunidad de retroalimentarnos en lo referente a la conceptualización del accionar de la Gleba, utilizando el arquetipo de la Posverdad.

El define la Posverdad como Un nuevo neologismo encubridor que aparece mencionado repetidamente en los medios de comunicación. Éste neologismo alude a la distancia cada vez mayor entre los discursos de los políticos y los hechos reales que producen, ya que estos últimos influyen menos en la opinión pública que los llamados a la emoción y la creencia personal. Esto no es nuevo en la historia de la humanidad.

A mi entender, esta condición secular, desde el punto de vista de los prejuicios comunes, nos otorga la potestad de elucubrar lo siguiente:

 Cuando se toma la imaginación (producto final de la cultura que nos rodea) como un conocimiento certero e infalible, caemos en el error de estructurar una falsabilidad basada en prejuicios o en conocimientos tradicionales del saber.

Claro está, que este accionar conduce al Error Interpretativo divorciado del entendimiento, veraz y coherente, de la realidad de los hechos circundantes, por lo que nos deja un único camino asequible: La Razón.

En nuestro lahar insular, el concepto Gleba parte de concepción utilitaria de un peyoratismo cruel y lleno de perjuicios.

A pesar de la descripción que realizase magistralmente el Dr. Joaquín Balaguer Ricardo el 16 de agosto del 1988, sobre el termino GLEBA, donde resalto la capacidad de rebelión de este estrato social, los gobiernos subsiguientes han optado por el paradigma de ¨Pagar para no Pegar¨.

Nuestra ¨Gleba Insular¨ ya no son aquellos siervos de la tierra o el terrón, que debían inexorablemente labrar de generación en generación, atados ellos y su descendencia, al trozo de tierra que tenían asignado y que en la posteridad del Siglo XIX y a principios del XX, auparon líneas de accionar ideológico marxistas-leninistas con miras a su redención. Al contrario, hoy día son entes sociales enquistados en los cascos urbanos, no solo periféricos si no también intraurbanos.

Su presencia se siente en la deambulación de sus componentes por las calles de nuestras ciudades sin en rumbo fijo ni tampoco con una concepción clara de hacia donde deben llegar. Hacen transito interruptus en cualquier aventura, que les pueda dar dinero, poder o reconocimiento, aun sea de naturaleza delictiva o reñida con las buenas costumbres y la moral.

Su presencia en el ámbito nacional es caldo de cultivo para los peores despropósitos de los políticos corruptos, a través de la manipulación de su ignorancia y necesidades perentorias. Los manipulan con dadivas, coimas y un clientelismo vulgar y deshumanizado, dirigido a conservar los privilegios obscenos de estos hierofantes del poder.

En palabras sencillas y diáfanas: Pasaron a ser de un ente agrario feudal a una masa amorfa manipulable. Esa es mi Postverdad.