Un merengue de los Hermanos Rosario que ha sonado bastante en la radio no podía ser más atinado para reflexionar sobre el nivel de ostentación en que ha caído una sociedad movida por la lógica económica neoliberal en donde el reconocimiento social del ser humano no estará centrado en su dignidad como persona, sino en el posicionamiento económico.

Según el merengue la gente que gasta “es el que va a la discoteca siempre dispuesto a disfrutar, se pone una pinta bacana y la jevita va a chequear, gente que tiene su efectivo y no le paran a gastar, les gusta siempre VIP yo quiero saber dónde están. Apagan velitas, destapan botellas, son gente bacana, son gente que no le paran, se gozan su fiesta con flow y con brillo, tienen el bolsillo lleno de efectivo”.

Supongo que este tema debe ser el más sonado en las discotecas porque incita a que las personas gasten el dinero, pero sobre todo a que las mujeres se den cuenta quiénes son los hombres que realmente gastan pues dice el mismo merengue que “a las mujeres les gustan los hombres que gastan y que no sean de la secreta”.

Con las letras podemos inferir a quienes está dirigido el tema y quiénes son la gente que gastan. Es importante señalar que normalmente quienes caen en ese tipo de prácticas son personas que posiblemente no hayan sido los dueños originales de ese dinero pues a los ricos de apellidos sonoros difícilmente se les ve en este tipo de ambiente, aunque a sus nietos sí porque no han sido quienes construyeron la fortuna. A políticos que generalmente el dinero que gastan no es el propio, sino que disfrutan de las bondades de su cargo, peloteros que posiblemente el éxito económico les haya llegado sin la debida educación para manejar una fortuna y el extracto social del que vienen les hace entender que para trascender en el mundo del dinero hay que gastar y exhibir y dembowseros a quienes la fortuna les ha sonreído por grabar algo que quizá no diga nada pero ha gustado, de hecho sus videos siempre hacen alusión a carros de lujos y mucho dinero.

Pero también existe otra realidad que subyace a esta situación. Nunca como ahora, en la historia de la humanidad habíamos vivido en una sociedad tan desigual. El 18% de la población mundial detenta el 80% de las riquezas del planeta. Las tres personas más ricas del mundo poseen un activo superior a las riquezas de los 48 países más pobres donde viven 600 millones de personas; las 257 personas más ricas del mundo acumulan más riquezas que los 2,800 millones de personas con menos recursos que son el 48% de la humanidad. Las 5,000 empresas más grandes del mundo consumen el 52% de las riquezas del planeta lo que equivale al PIB de 135 países. Económicamente estamos en un sistema fallido que debe ser superado y mejorado. Existen revistas exclusivas para exhibir a las personas que poseen grandes fortunas y a sus actividades las denominan como “sociales”, de ahí que hoy en día las sociales de los periódicos no son reflexión sobre la situación social, sino las tardes de té de las damas del Sagrado Caballo, por decir algo, o la apertura de grandes empresas. Revistas como la Forbes destinadas a escudriñar quienes son las personas más ricas del mundo y hasta existen quienes pagan por aparecer en sus portadas. Nunca como ahora se había visto tanta exposición y boato que hoy queda reflejado en un merengue contagioso: “La gente que gasta”, no la que invierte.