Un repetido error del hombre de  marketing  y publicidad es entender que vamos a crear necesidades para que la gente consuma. Muy distinto a encontrar nuevas oportunidades de consumo, nada que ver. La  gente consume o compra sobre su realidad, su conducta, valores, paradigmas, metas, visión, fundamento e interés; y conduce perfectamente su vida y los escenarios sobre los que consume. Herrar es un acto repetido y común en el ser humano, las distintas etapas del individuo conectan perfectamente con todo tipo de experiencias, y a su vez estás deben traducirse en el forjador del carácter y madurez en cada quien. La forma de consumir, y lo que estamos consumiendo,  tiene mucho que ver con estas etapas en la vida. Los amigos que tenemos, la música que escuchamos, el ambiente que nos ha tocado, todo esto tiene su parte. Pero igual todo esto cambia, y cambia también la forma en que vivimos y la manera en que pensamos y hasta la forma de ver o entender el futuro.

Lo social, nuestras relaciones, nuestros compromisos de momento, y nuestra inclinación sobre la filosofía de vida que optamos; ejercen presión hacia lo que consumimos en absolutamente todos los aspectos de nuestra vida.

El dramático caso de la sobredemanda de bienes, productos y servicios en el mundo, no estimula en nada el consumo, ya que se contrapone al momento económico global y al target validado; un consumidor con todas las herramientas para consumir lo que entienda como mejor propuesta, y lo que más claro o convincente arroje Google en la última búsqueda. Cada vez, más y más productos fracasan, cada día la globalización es interpretada como una gran oportunidad, pero también es cuestionada por algunos analistas. Cada año se le exige más al Iphone, y cada año hay un juego nuevo dentro de los parques de Disney, que responde a la última creación de cine o re-creación. Si continuamos con el cine, los superhéroes están de vuelta y ahora se aprovechan de la formidable tecnología de las artes visuales para mostrar sus poderes. Mueren algunos y resucitan otros.

En más de una ocasión ha surgido la pregunta dentro de mi ¿Cuándo examinamos todo lo que tiene que ver con el “target”? ¿Nos estamos olvidando que somos todos humanos? Me refiero al cazador y a la presa. A veces tanto el cliente como la agencia de publicidad hablan del target como si fuera una especie de extraterrestre, sobre todo en los espacios donde entra la intuición, o donde queda alguna brecha para la  interpretación.

Consumir es un acto de vida. No sólo porque consumir lo necesario, ya sea comida o medicina, sean vitales para vivir. Es más bien porque la acción de consumo o compra es un reflejo perfecto de la humanidad, y tan claro es esto, que todos de alguna manera, queremos tener más, para comprar más o mejor; que se nos pasa uno o dos días sin comprar cualquier cosa, y es posible que entremos en una especie de ansiedad, que muy probablemente no se traduzca en adicción, pero sí en una realidad de lo que nos envuelve. Es un ejercicio difícil para el hombre de hoy, resistir; lograr un orden vital de sus finanzas personales y una visión perfecta de las prioridades.  Estamos en un mundo que no se detiene, y que toda la energía con que gira, es inyectada por el hombre; es decir, nosotros mismos nos estamos comprando y vendiendo al mismo tiempo. Aun así, el destino no está en nuestras propias manos y cada día parece estar más claro.