Estamos en una crisis existencial y de educación sin precedentes. Los paradigmas para los jóvenes dominicanos ya no son el joven estudiante que día a día lucha para graduarse de una profesión, el deportista que con ahínco trabaja y entrena diariamente para obtener una meta determinada, la madre que con afán, paciencia y abnegación cría sus hijos sola y asume el rol de padre y madre, el padre que se sacrifica y lucha por su familia,  imponiéndose por encima de todo y de todos.

La ignorancia, el mal gusto y la inmediatez son la regla. Somos los campeones mundiales de la mediocridad y la ignorancia, somos los primeros finalistas del sin sentido y la abyección más putrefacta, donde el culto a la piel, al dinero, y a la ignorancia misma, se han convertido en un objetivo, un fin en sí mismo. A la juventud dominicana, ya no le importa trascender, conseguir un trabajo honrado, y vivir dignamente, ahora es el tumbe, la cadena, los tenis Jordán, y el aparentar sin el más mínimo sentido de la decencia y las buenas costumbres.

Vivimos en la era de la concupiscencia desenfrenada, donde la vanidad, como pecado favorito de Mefistófeles, se ha entronizado entre hookas y teteos, en la competencia febril de la frivolidad y la ignorancia.

Una sociedad, que ha gastado en los últimos años cientos de miles de millones de pesos en ¨educación¨ donde los educadores, y aspirantes a maestros se quemaron en un porcentaje absurdo, en materias y exámenes, que supuestamente, impartirían a sus alumnos posteriormente, nos dice del desastre con que fueron manejadas las cifras, y el desvío asqueroso de dichos dineros, no en invertir en educación, sino en comprar solares, hacer escuelas, y gastar absurdamente el dinero del 4%, solo para percibir los sobornos, el sobreprecio y el latrocinio del manejo de esta cantidad extraordinaria y grosera de dinero.

Haciendo un punto y aparte aquí, del sentido de esta inquietud, deberían estar presos todos los Ministros de Educación, desde el primer gobierno de Leonel, hasta el último de Danilo. Que asqueante actitud.

Retomando el tema. El achicharramiento de más del noventa por ciento de los aspirantes a profesores, nos deja muy mal parados como sociedad, no del siglo XXI, sino de cualquier época. Simplemente ello no tiene una explicación lógica ni plausible, que no sea, nuestra propia mediocridad como sociedad; el inmediatismo e ignorancia como meta, como forma de vida, como norte.

Veo con estupefacción que esos errores, que el cambio superaría, se están replicando, imponiéndose como norma, y perfilándose como regla perversa, que nos atrasará más y más, y nos impondrá como una de las sociedades más estúpidas del mundo.

Estamos entrando irremediablemente a la generación de Tokischa, quien es un referente para la juventud, con su música de mal gusto, atrayente por el contenido sexual explícito, en donde, uno de sus éxitos más sonados son el desacato escolar, cuyas hermosas letras de inicio paso a transcribir:

¨Soy una nena rebelde (¡-belde, -belde!)
Me botan de la escuela porque quemo de la verde
Encima de la profe, me fajé con el conserje
La directora no me quiere porque en alta le
Armé una orgía en el recreo con to’a la' menore'

Solo por estas letras, conocidísimas por jóvenes y menores de edad, violatorias al Código del Menor, debió ser sometida a la acción de la justicia, como se percibe, en ese solo párrafo fuma marihuana, hace una orgia y se faja con los profesores y el conserje.

Lo del Alfa es algo similar y lo de Omega es de antología.

Luego entonces, quien será el Chapulín que nos defienda. Quien nuestro Cirineo.

Este desenfreno, y este gobierno de pasarela y prensa, no sabe para dónde va, y sobre todo, lo peor, es que piensa que va bien, porque de lo anterior ni hablar.