“Si estás deprimido vives en el pasado. Si estás ansioso vives en el futuro. Si estás en paz vives en el presente”, Lao Tse.
Debo añadir, que se ha dicho que el estrés es el exceso de presente. No definiré la felicidad, porque importa poco lo que yo piense, lo importante es lo que pienses tú.
Físicamente sientes la felicidad cuando aumentan algunos neurotransmisores en tu sistema nervioso. De tal forma que cuando te sientes feliz, liberas altos niveles de Serotonina, de Dopamina cuando estás de buen ánimo, los niveles altos de Oxitocina te hacen estremecer de emoción y las endorfinas te hacen sentir un bienestar muy agradable en todo tu cuerpo. La neurofarmacología ha permitido aumentar la liberación de alguna de esas substancias, imitarlas o retrasar su eliminación. Con las drogas ilícitas, intentas hacer trampas para sentirte muy bien, pero las evidencias nos han mostrado que no es recomendable para tu salud física ni mental, y que la vida te pasa factura por forzar artificialmente esos estados de felicidad. El mismo Sigmund Freud, llegó a creer que la cocaína era la panacea y él mismo se volvió adicto a ella, reconociendo posteriormente su error.
El Sistema Límbico en tu cerebro, también se ha denominado Cerebro Emocional, es el que genera las sensaciones que te permiten valorar tus experiencias como agradables o desagradables. Es de donde surgen tus motivaciones para vivir y para aprender.
Desde que tienes uso de razón, has estado buscando la felicidad. Pendiente de lo que la gente te dice sobre dónde o cómo encontrarla. Aunque a veces has olvidado escuchar lo que te dice tu corazón.
La vida tiene altos y bajos, los necesitas. En los bajos te desarrollas y en los altos disfrutas. Requieres de tu madurez emocional, para que puedas balancear tu existencia.
Todas las personas quieren la felicidad, pero cada una la busca de forma aparentemente diferente.
La felicidad es como tu sombra, si corres detrás de ella, ella corre delante de ti. Si realizas tu vida con sabiduría sin buscarla, ella te seguirá. Los Sapiens somos esencialmente comunitarios. En la medida que te esfuerzas en hacer a otros felices, inevitablemente la felicidad te buscará a ti. El egoísmo definitivamente no se liga con la felicidad.
Y llegamos a aprender que el inmenso goce de una noche de sexo sin frenos, el comer sin control, el beber hasta enajenarnos, utilizar drogas que nos hagan sentir bienestar, acumular más cosas que las que necesitas, lograr que nos alaben sin merecerlo, etc., no son la clave de la felicidad. En ocasiones pagas con años los minutos de un placer prohibido. A veces lo pagas con la vida misma.
Hacer el amor, es mucho más que el alivio momentáneo de un deseo sexual. Es una gratificación que no termina con el orgasmo.
La negación no te hace feliz. Mientras más intentas apartar algo de tu conciencia, más piensas en eso y más lo retienes. No luches por sacar pensamientos desagradables de tu mente, más bien enfócate en pensamientos agradables. No prestes tanta atención a las personas que te rechacen, recibe el afecto de los que sí te quieren. No lamentes tanto lo que aún no tengas, más bien aprende a disfrutar todo lo que tienes. Date el permiso para ser feliz, es necesario. Está bien que te esfuerces por conseguir las cosas que amas, pero es mucho más importante que aprendas a amar las que tienes. Si no puedes disfrutar un paseo caminando, ningún auto de lujo te hará feliz.
Así como tu felicidad te incentiva a sonreír, al sonreír también incentivas tu felicidad.
Haz una prueba. Esfuérzate por lograr la felicidad de los que te rodean (el prójimo o próximo). Sin pensar en que te quieran o admiren tu bondad, sino solamente intentando que ellos sean realmente felices. Descubrirás en tu interior, la felicidad que pensabas que estaba fuera.
Toma unos minutos, cierra tus ojos, piensa lo que hasta ahora has descubierto que eres, todo lo que tienes y los momentos que has vivido. Ahora recuerda que alguien te quiere, mucho más de lo que puedes siquiera imaginar.
Alguien dijo: “al nacer llorabas mientras los demás reían, vive tu vida de tal forma que cuando mueras, los demás lloren, mientras tú sonrías”.