A propósito de ser noviembre designado mes de la familia por el cristianismo dominicano, nos llama a preocupación el deterioro y desintegración de nuestros hogares por la pérdida de valores y principios de buenas costumbres y de convivencia humana armoniosa. Situación que se convertido en un círculo vicioso en todos los sectores sociales y en peores circunstancias en las instituciones públicas y sus actores.
Por otra parte, hoy día solo se habla de la crisis junto a un sinnúmero más de conflictos violentos y fenómenos naturales, del calentamiento global que les toca no solo a nuestra República si no que se extiende a todo el planeta destacándose el incremento de las amenazas y riesgos a la estabilidad social de los Estados: Haití, Venezuela, Bolivia, Chile, Brasil, Ecuador, Argentina y Estados Unidos de Norte América con los arrebatos y excentricidades de Donald Trump. Conflictos que se sufren en todos los continentes, sumándose la gran brecha entre ricos y pobres con sus efectos.
Cabe señalar particularmente para dominicana: La crisis política de los partidos, de la Junta Central Electoral, la corrupción con impunidad por el deterioro del sistema de justicia, los problemas económicos con el híper endeudamiento, el desorden migratoria y el irrespeto a los símbolos patrios, la inseguridad, el deficiente sistema educativo, el desempleo con la falta de oportunidades para la juventud, el alto costo de la vida, entre otros.
Las soluciones a todo esto no tendrá éxitos dejando de lado la raíz del asunto, la familia como fundamento de toda sociedad, lo que nos debe alarmar aun más.
Urge de la paternidad responsable en República Dominicana, dedicando tiempo de calidad para compartir y escuchar a nuestros hijos, debemos saber siempre donde están y que hacen, sin excusas, supervisarlos y vigilarlos 24/7. Una de nuestras mayores culpas es el abandono de nuestros hijos, a quienes dejamos a merced de las domésticas, las niñeras, la televisión, las computadoras y dispositivos de comunicación digital en general. O peor aún, en las calles entregados a la delincuencia, pandillas y vicios.
Debemos detenernos a pesar de que todos nuestros males pueden ser prevenidos y aminorados si ponemos atención al deterioro de los hogares. Cada político, empresario, intelectual y comunicador corrupto, cada marido violento y abusador, cada joven desviado, cada delincuente o adicto nace de una familia deteriorada o matrimonio disfuncional, que no se ocupó de dar ejemplo de valores éticos-morales, buenas costumbres y relaciones humanas, en nuestro país se invierte en dicho de “oveja negra” que son la mayoría, siendo la excepción el caso probable de hijo ejemplar y correcto.
La historia de la humanidad ha dejado claro esta realidad en el desarrollo de los pueblos y naciones en todos los tiempos, tal es el caso del pueblo judío, Israel, que señalamos como ilustración. Cuando el pueblo de Israel comenzó su organización y peregrinación liderada por Moisés, una de las naciones que ha sido más amenazada en toda la historia de la humanidad, de acuerdo con lo planteado en la bíblica y otras fuentes, pudo salvaguardarse gracias a sus valores familiares, quedando claro la fortaleza, la perseverancia y el éxito de su cohesión social, la cual se ha debido a los valores y principios para protección a la familia; pues todas sus leyes, normas y costumbres estaban basadas primero en la fe en Dios, y segundo en la familia. Lo que ha hecho que la sociedad de Israel conforme una de las naciones más poderosas del mundo.
De la misma manera, podemos citar a Japón, país que se caracteriza por tener una sociedad con una cultura preñada de valores de integridad, honor, educación cívica, respeto a los mayores, etc.
Reflexionando sobre esta situación, cabe afirmar que es en el seno de la familia que se define el rumbo de la sociedad, por lo que debe llenarnos de desvelo el deterioro y los conflictos que están afectando la familia dominicana. Esta realidad pone en riesgo la estabilidad social y al Estado en su conjunto.
“En República Dominicana, con 10 millones de personas, según el último Censo de Población y Viviendas en las Oficialías Civiles se registra un divorcio cada media hora, 50 al día, 18 mil al año y 142 mil en los últimos 10 años.”
La terapeuta Martha Rodríguez señala que de acuerdo con estudios en el país se pronostica que las separaciones seguirán creciendo. Para mayor alarma en el país más influyente para nuestra cultura, Estados Unidos, tiene el mismo derrotero, según el Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Rutgers, de New Jersey.
Pongámonos el sombrero en lo citado por Barack Obama en su primer discurso de toma de posesión: “Nuestros retos pueden ser nuevos. Los instrumentos con los que los afrontamos pueden ser nuevos. Pero los valores de los que depende nuestro éxito -el esfuerzo y la honradez, el valor y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo- son algo viejo.”
Trabajar unidos en cohesión absoluta para prevenir, controlar y revertir el crecimiento de la desintegración, las causas, consecuencias, riesgos y amenazas que afectan a las familias debe ser la principal política pública del Estado por parte de su gobernante y demás funcionarios.
Las Familias unidas producen ciudadanos dignos y fuertes, sociedades fuertes y por ende sus instituciones fuertes, resultando un Estado aun más fuerte, eficiente y respetado.
En sinergia todas las organizaciones sociales públicas y privadas, y de manera individual cada persona en particular debemos esforzarnos para recuperar los valores, el amor en familia, la fe y la esperanza en Dios para hacer posible la cohesión necesaria para lograr el éxito de familias sanas y unidas.
La familia es la institución más importante de toda sociedad, es por ello la urgencia de prevenir su deterioro creciente. Trabajemos Unidos sin descansar en la recuperación de nuestros valores familiares, amor, solidaridad, honestidad, patriotismo y buenas costumbres en general.
Publicado por primera vez en febrero del 2009
Dios les bendiga siempre, pueblo dominicano. Todo por la patria.