En una magistral Conferencia que ofreciera el intelectual Max Weber referida en El Político y el Científico, que luego fue editada en un opúsculo, se propone descubir el carácter de " dominación" del Estado; de como el Estado es una maquinaria de represión de unos hombres con poder sobre los otros hombres "dominados", donde aparecen los gobernantes ya sean aspirando al poder por tres condiciones: aspiración idealista, egoísta o por prestigio social, dependiendo de la naturaleza propiamente humano de los políticos.

Cabe en la cabeza de cada lector o analista de las ciencias sociales ubique a un personaje como demagogo, caudillo, dictador, populista o democrático en cada forma evidente de gobernar una sociedad. Pero siempre permanecerá el Estado con su aparato burocrático, su ejército, empresas y otros estamentos políticos, incluyendo los partidos políticos.

El Estado representa el establecimiento de una sociedad en términos de su organización jurídico-política legitimando su poder para ejercer su dominio mediante la " violencia represiva"; cuando el estamento Gobierno amparado en un Partido único o con suficiente hegemonía ejerce ese dominio, se desvanece la democracia o merma la libertad o equidad en desmedro de los ciudadanos u organizaciones políticas, como podemos visualizar en la campaña política de ciertos países.

A propósito Weber nos dice: " hay dos formas de hacer de la política una profesión. O se vive " para" la política o se vive "de" la política. La oposición no es en absoluto excluyente".( Weber, p. 7). Comenta más adelante que quien vive de ella convierte su comportamiento en " grosero", en cambio quien vive " para" ella disfruta su mundo íntimo por hacer algo útil a la sociedad. Desde luego, hoy en ciertos estamentos la política deriva en corporaciones mafiosas, sin descartar que en la oposición se incorporan algunos " groseros" que buscan adueñarse de espacios prebendarios.

Sin embargo, la disertación resulta sumamente interesante en tanto el texto diferencia el político y el científico, dado a que muchos amigos, colegas y empresarios se niegan como entes políticos y tienen la suerte de que muchos se los creen en vista de su incapacidad de aplicar interpretaciones críticas de los falsos discursos o bien los relatos que escuchan.

El que niega las ciencias sociales y políticas, niega el conocimiento y por tanto se niega como ente social, situado en el espejismo de su existencia personal y de experto ( sentenciando a todo pulmón, soy un experto), desnudando su condición de pertenecer a un entorno complejo y diverso, que gravita en su ser social. Se acomodan a una supuesta neutralidad, que no existe en el mundo real, sino en sus relaciones de pertenencias íntimas y sociales.

Este personaje no esta siendo sincero con su auténtico desempeño y podría desencadenar en sus acciones un nihilismo paralizante que facilita sin tomar conciencia de ello, la emergencia de un Hitler, Videla en Argentina, Maduro en Venezuela, Batista en Cuba o un Trujillo. Hay que asumir la política con responsabilidad, con solidaridad, con sentido democrático y pleno análisis de la narrativa del proceder de los gobernantes y disidentes. Si a usted no le gusta el partidismo, es su derecho democrático, otra cosa es el hecho político, porque sobre el plante de no ser político, podría subyacer una postura de conveniencia, hipocresía o en el peor de los casos, temor al poder autoritario. Esas son las razones de porque la falacia que suelen argumentar empresarios de : no soy político.

Yo también quisiera colocarme en en el altar santificado de no ser político, de revertir la función de mi persona en el ámbito de lo puro, de lo intangible y cubrirme con el manto sagrado de no pecar con la política. El problema es que cuando miro el mundo y las sociedades que lo conforman, por doquier veo empresarios, profesionales, activistas, directivos de la Sociedad Civil, ex-militares, ex sacerdotes y pastores gobernando países. Esa es la realidad que mueve a las naciones y al globo impulsado por la geopolítica.

Hay guerras, conflictos, destrucción y estallidos por el tema del poder que han arrastrado a los pueblos a enfrentarse los unos con los otros, sin miramientos de penas cuando los aviones y carros de combate han tenido que barrer con aldeas y ciudades, repletas de alma humana en todo periodo histórico; recuerden los no políticos las muertes de la Guerra de Abril en Santo Domingo, la Guerra de Vietnam y los millones de bombas lanzadas a ciudades y campos, destruyendo hospitales, edificios etc, matando mujeres y niños.

Vietnam hoy por asumir la responsabilidad sagrada de soberanía e independencia vive en paz y se erige como una nación de rápido desarrollo económico y de alta infraestructura, recibiendo a sus enemigos del pasado dando ejemplos de excelentes anfitriones. Políticos y supuestos apolíticos quedaron atrapados en medio de los graves conflictos que generan los propios hombres en su lucha por su espacio de poder o el abuso cometido por otros con fines de apoderarse de territorio y riquezas.