No sé cuándo, pero parece que algún momento tendremos que realizar una reforma tributaria. Si bien el poder político por el momento no va en esa dirección hay sectores que se mueven hacia una propuesta para la reconfiguración de la estructura tributaria o por lo menos hacia una reformulación de los instrumentos del sistema tributario.
Una de las propuestas de cambios para el sistema tributario viene del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES), que Francisco Canahuate y Ernesto Selman presentan como predicadores en diferentes eventos, a los fines de que sea conocida.
Estemos o no de acuerdo con la propuesta del CREES, y yo no lo estoy, ha sido una iniciativa que ha colocado y presentado un punto de vista para la reforma tributaria, que esta fundamentado en la simplificación del sistema a través de las reducciones de las alícuotas y ampliación de la base de imposición, procurando, según una tesis que viene de los primeras décadas del siglo pasado, un paradójico aumento de los ingresos tributarios.
El CREES establece que con la consecución de los objetivos relacionados con los tributos procura la eficiencia económica, a través de una reducción de los costos del cumplimiento tributario, disminución de la evasión tributaria y la informalidad de las empresas y estímulo a la actividad económica.
De acuerdo con el CREES el sistema tributario debe ser simple con un alto grado de certeza para los fines del conocimiento cabal de las obligaciones tributarias. Esto requiere una estructura tributaria estable y sin alteraciones recurrentes. El sistema tributario además debe ser neutral lo que significa que la fijación de las decisiones económicas no debe estar determinada por los parámetros derivados de la estructura y la aplicación de los instrumentos tributarios, sino por razones de mercados.
El CREES predica pocas razones relacionadas con la equidad y en el eterno conflicto entre la eficiencia y la equidad opta por la eficiencia, su doctrina es liberal. En esto de la equidad y lo justo lo economistas liberales suelen predicar poco, es más, llegan a decir, como George j. Stigler, “que no tienen un conocimiento profesional especial sobre lo que es virtuoso o justo”, aunque las preguntas sobre el tema son recurrentes y de los economistas se demandan respuestas.
La Asociación de Empresas Industriales de Herrera (AIEH), encabezada por Antonio Taveras Guzmán, ha tomado la iniciativa de discutir el tema de la reforma tributaria para llegar a una prepuesta de reforma, no hay nada concreto, pero bajo la coordinación de Henry Hebrard, se han abierto espacios de debate para considerar los diferentes temas relacionados con las distintas formas de imposición, ya sea sobre el consumo, los ingresos o el patrimonio. También se discute sobre el gasto tributario y los aspectos del gasto público en general como parte de la política fiscal.
Desde el gobierno se elaboran proyectos de leyes concretas, como una Ley General de Aduanas, que dispone los elementos cualitativos y la base imponible de los derechos arancelarios y los impuestos que se pagan con ocasión de la introducción de bienes o mercancías al territorio aduanero dominicano. Además de establecer los diferentes regímenes aduaneros y los aspectos de la destinación aduanera y sus efectos en la medida que son liberatorios o no del pago de los derechos arancelarios e impuestos en las aduanas.
El Proyecto de la Ley General de Aduanas se corresponde con las iniciativas para facilitar el comercio y el control de los ilícitos aduaneros. Una de las previsiones que se deben tomar con respecto a algo que tiene mucho tiempo sobre el tapete, y es paradójico, es evitar las prisas perentorias, como se debe evitar el debate reducido antes del ir al Congreso Nacional y confiar en la sola virtud de los expertos que no dejan de tener sus propios intereses.
El gobierno también desde el Ministerio de Hacienda examina el gasto tributario y las alternativas de las cuales dispone para alcanzar un mayor nivel en los ingresos tributarios y con respecto a los tributos internos la Administración Tributaria parece ser la cabeza de playa de los expertos internacionales y todo al parecer cambiará haciendo tabla rasa con cualquier pasado y cualquier idea que no sea de ahora.
Los cambios dispersos o marginales ayudan poco a la conformación de un sistema tributario racional. Esto determina que las visiones aisladas al margen de objetivos prestablecidos no coadyuvan a la coherencia de las políticas en torno a los tributos, por eso son relevantes las propuestas que procuran la revisión integral o global de los tributos y gastos dentro de un sistema.
Decía el profesor español Enrique Fuentes Quintana, que las reformas como tales se deben asociar a una fecha que marcan una época en la conformación dada a los impuestos en un país. Esa fecha, dijo el profesor español, y la alteración que la misma incorpora en el reparto de la carga fiscal se unen y siguen generalmente al nombre de un político que facilitó la difícil operación que supone siempre alterar la pluralidad de gravámenes resultados de una decisión en la que se combina habilidad política y la técnica impositiva en proporciones variables, pero en la que el tacto, la capacidad de convicción, la tenacidad y otras virtudes constituyen las principales fuerzas impulsoras
En la historia financiera de todo país, continuaba el profesor Fuentes Quintana, emergen estos momentos reformadores como hechos singulares que singularizan los nombres de los ministros que los protagonizaron. En nuestro caso tendremos que destacar aquellos que hoy mantienen la discusión sobre la reforma tributario a pesar de parecer un tema trunco y políticamente por el momento cerrado o de escasa oportunidad.
Lamentablemente el pacto fiscal que debió ser el inicio de una ola de reforma en materia tributaria fue el final de las posibilidades. Tantos cambios cualitativos y cuantitativos se hicieron en el sistema tributario en los años precedentes a la vigencia de la Estrategia Nacional de Desarrollo que la posibilidad de cambiar los tributos políticamente se agotó, pero silenciosamente hay iniciativas para proponer cambios en el sistema tributarios, en espera del tiempo oportuno porque únicamente los previsores estarán preparados. El debate debe ampliarse, para realizar los cambios tributarios antes de que nos lleve a ellos la necesidad.