A la  generación del milenio, esto es,  aquellos  que hoy tienen entre  18 – 30 años, es pertinente decirle que  en nuestra sociedad,  crece  cada día mas el predominio  del Estado sobre la vida social, pues la misma se encuentra ostensiblemente  fragmentada, expresándose en una  débil capacidad de  acción y  decisión autónoma. La subordinación de la sociedad cuasi completa  a la hegemonía  del Estado, impide  una  relación  de horizontalidad entre los distintos  actores sociales y políticos.

Es así, como en la dinámica  de las relaciones sociales, no  existe una correspondencia entre las  demandas sociales y los  representantes del Estado; esto es, los partidos políticos diseñan  su propia  agenda  desde el poder, que no  obedece  a las prioridades  del tejido social . Cada día mas  se cierra la necesaria organización autónoma  de la vida social con  respecto al Estado; produciéndose  una supremacía  de la vida  política.

Lo mas visible  es como  se ha ido diseñando, con una orquestación cuasi perfecta, el poder del Estado, no solo como Ogro Filantrópico, sino como expresión de dominación, en la  estructura de poder, en la construcción  de la hegemonía de predominio, control y  avasallamiento. No  es casual ni mucho menos fortuito que  de los 282,734 empleos formales que  se  crearon  desde el año 2000 hasta  el 2012, el 83%  fue “generado” en La Administración Publica. Nada  es incidental ni impensado en  esta totalidad  articulada  de la dinámica  de las  relaciones  de poder.  Desde el Estado, la concepción  rentista  del mismo; así como la corrupción, como fuente  de acumulación originaria,    es parte  de todo el tinglado, que  se constituye  en parte fundamental  de la  estructura  de poder.

A esa estructura  de poder, en el proceso  de la multiplicidad  de  relaciones, convergen  ora mas  cercana u ora mas lejana, la  estructura  económica y social. Lo que destaca  aquí es que la configuración  de la estructura  de poder político no  es sostenible para la sociedad, no  es  sano, puesto que no permite la  armonización  del cuerpo social  de una manera  diáfana y  expedita; generando mas desigualdad y por lo  tanto, menos Capital Social. Porque cada día mas hay  un divorcio  entre la Estructura Económica y  el sistema Económico, en la sociedad dominicana.

La Estructura de Poder Político, concebido ,produce una asincronía y  una asimetría  con la Estructura Social y  su expresión en el cuerpo social: Las Categorías Sociales y sus relaciones entre si y con ello  a todo el entramado  de constitución del modo  arquitectónico en que  se configura  el Estado. La Estructura de Poder Político diseñado, trae consigo, en su mismo origen, en su pecado original, contradicciones insalvables, disfunciones  a mediano plazo; por su opacidad, etnocentrismo, verticalismo y  exclusión que  caracteriza dicho parto.

La Poliarquía actual ha reforzado   La Ley  de Hierro  de La Oligarquía, sobre todo, en el Partido dominante, lo cual ha permitido que en una  estrategia  excelentemente estructurada, propicie una visibilidad en la formación de opinión, que   niega la  democracia misma, haciéndola  cada  vez menos  heterónoma. Giovanni Sartori, lo  establece claramente, cuando nos dice que “… la opinión publica  no  es innata: es un conjunto de  estados mentales  difundidos (opinión) que interactúan con flujos  de información. Y el problema  se presenta por  esos flujos  de información.  El publico, mas que nadie, lo  recibe. Entonces, ¿Cómo asegurar que las opiniones  recibidas en el publico son también  opiniones  del publico?”.

Existe en la sociedad dominicana, como  estrategia  del poder político, toda una ortodoxia dominante, en una  gran parte  de los medios  de comunicación, donde el que no encaja  en el discurso  de juicio  de valor, mas allá  de la verdad misma, entra en un campo  de la penumbra  gris, donde todo  es distorsionado, deformado; produciendo  un maniqueísmo, donde si no coincide conmigo, esta con el enemigo. La libertad  de pensamiento y  de  expresión, en  esa  referencia, solo  es ruido y sin sentido; que  se  oye, pero no  se  escucha; se mira, pero no  se  ve. Toda la Política Publica  esta subordinada, no  al  desarrollo  del País, sino  al encuadre  de la permanencia  en el Poder, no por las  realizaciones misma, sino  el poder del Estado supeditado  al grupo en el poder.

Es lo que  explica, al mismo  tiempo, que la división de los poderes no exista concretamente, factualmente; que el Congreso  tenga  barrilitos y  cofrecitos; que la Justicia  ni  sea de fácil acceso, que  es costosa, lenta, poco confiable y muy congestionada; por  eso el presupuesto del Congreso,  es mas alto que La Justicia y que los congresistas  ganen mucho mas que los jueces; por  eso, el bien publico es particularizado  a  través  de la política y  los  espacios públicos  son instrumentalizados. Es que el Poder  es  relacional y la dominación  es institucional.

Un Estado, articulado e interrelacionado, solo en el proyecto  de dominación; pero fragmentado  en función  de los  intereses corporativos. Es lo que  resalta cuando  vemos que el Estado se encuentra cimentado en base  a 7,176 estructuras orgánicas; 70 Direcciones Generales; 375 Direcciones; 940 Divisiones; 715 Secciones y  1,243 Departamentos. Un Estado que  se hipertrofia y  ralentiza  en sus funciones  cruciales, viales; en su  razón  de  ser.

La Política,  definida, “es la institución social donde se distribuye el poder,  se  establecen  las prioridades  de la sociedad y  se toman  decisiones”. Por ello, la Estructura  de Poder, en el caso nuestro,  es una mera yuxtaposición, que no  responde  a la dinámica y necesidades  de la sociedad; a la organización social que  ameritamos, para coadyuvar  a un desarrollo  incluyente y sostenible, que permee todo el tejido social y  acreciente  la cohesión  social, que requerimos urgentemente.