“Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos”. –Noam Chomsky-. (Las 10 Estrategias de Manipulación Mediática)

Parecería ilógico pensar que el partido que fundó, por allá por los setentas, el profesor Juan Emilio Bosch y Gaviño, con la intención de sacar de la política aspectos espurios e inescrupulosos. Y con la visión moralista de rescatar aquellos valores que pensó podían extinguirse sino se actuaba con premura. Hoy sea el adalid de la cualquierización de una ciencia que de no ser por los actores que intervienen en ella, sería sin dudas, la más pulcra de todas.

Los miembros del Partido de la Liberación Dominicana, han cimentado su fortaleza electoral obviando toda enseñanza de quien fuera para muchos, el más noble de los políticos del siglo XX, y ha preferido  la cooptación de conciencia por vía de los programas sociales, la mayoría de ellos auspiciados y subvencionados por proyectos extranjeros que tienen como centro el auxilio de comunidades medianamente educadas, altamente empobrecidas, para extender su poder.

Se  robustecen, conforme pasa el tiempo con el adormecimiento programado de las masas, inmersas en la necesidad urgente de sobrevivir en un mundo desigual. Primero con el PEME, utilizado para reducir los focos de resistencia y lucha social, luego con nomina CV, formula con la que se mantenía activa la maquinaria politiquera del PLD. El Plan Social de la Presidencia, tarjetas bono gas, solidaridad, bono escolar y bono luz, cofrecitos y barrilitos congresuales, entre otras cosas.

En complicidad con las empresas de comunicación y el compadrazgo con los beneficiarios del capitalismo salvaje, han  invertido el curso del desarrollo y  planteado el individualismo como solución concreta a temas colectivos. Los peledeístas se concentraron en menguar, con los recursos del Estado,  la capacidad analítica de la gente y comprar todo pensamiento lógico que le fuere adverso a sus pretensiones continuistas.

Tanto Leonel Fernandez, como el actual inquilino de palacio Danilo Medina, se aprovechan del descreimiento que gran parte de la población profesa hacia los políticos y la política. Y apoyados en esa indignación, han construido una estrategia discursiva que ubica a todos en el mismo saco.

Con ese proceder injusto, anidan también en el imaginario popular la idea de su eternidad al mando de la cosa pública, y, proyectan que la oposición política es incapaz de sacarnos del caos socioeconómico en que nos han sumergido. Vendiéndose como los únicos capaces de dirigir los destinos de una nación enferma, a causa de infecciones como la corrupción y la impunidad.

No tienen reparos a la hora de orquestar planes cuyo objetivo sea envilecer y adocenar a un pueblo hambriento y desesperanzado. Eso explica que en vez de profundizar las investigaciones en torno al caso -Punta Catalina- se presten para promover precandidaturas imposibles y la exaltación de antivalores que acaparen la atención de los humildes y que les borre de la memoria, el hurto, la mafia y todo acto que produzca deseos de reemplazarlos definitivamente.

Lo han demostrado desde su arribo al poder, prefieren; para continuar con Chomsky, “Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad”. Y de igual forma hacernos “creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto”. Para lograr, como hasta ahora, burlarse de todos y postergar una muerte que podría parecer imposible, pero que en definitiva será una muerte justa y esperada por muchos.