Validemos el sentimiento colectivo de perseguir la corrupción en la administración del estado mediante la elección de un nuevo procurador independiente, que tenga el reconocimiento moral de la sociedad, y la capacidad para aplicar las políticas criminales que mas le beneficien a la colectividad. La corrupción administrativa en los gobiernos es una manifestación de la conflictividad social, y de la propia naturaleza humana. Reducirla conllevara, modificaciones normativas, repensar los sistemas internos de seguridad, monitoreo, y transparencia del estado. También un Poder Judicial con recursos suficientes, que aplique nuevas tecnologías para ejercer de manera más eficiente sus funciones, y con un personal dotado de una formación técnica más sofisticada.
Hay quienes discuten la idea de un fiscal anticorrupción y de quitarle el brazo ejecutor de la política criminal al Poder Ejecutivo creando un Ministerio de Justicia. No debemos caer en suprimirle a este Poder del estado su facultad de diseñar la política criminal del estado, que se concretiza mediante la Procuraduría General de la República y en las fuerzas del orden. Esto es delicado, pues de reformase la constitución, y en la forma en que se esta discutiendo en varios sectores de la población, la justicia podría convertirse en un arma política, utilizada por corrientes de poder con intereses espurios para fines de persecución y de extorsión del gobierno. En ese sentido se generarían situaciones de ingobernabilidad de manera constante en el estado dominicano.
Luis está por encima del populismo penal. En sus declaraciones sobre este tema nuestro presidente electo ha dicho “gobernare para todos los dominicanos, nunca habrá retaliación, pero tampoco borrón y cuanta nueva”. Sus palabras son atinadas pues a mi me parece que las condiciones actuales del país no están para una fiesta de palos tipo Luis XVI de Francia, y reflejan la ecuanimidad de un hombre de estado.
Todos podemos estar de acuerdo en un nuevo gobierno que garantice estabilidad económica, jurídica, social, y una nueva política basada en la honestidad. Pero la practica de utilizar la justicia como un arma contra opositores políticos, cuando se tiene influencia sobre ella, nunca ha dado buenos resultados. El caso mas reciente en los Estados Unidos con el impeachment al Presidente Trump, los demócratas desacreditaron a gran parte de su estructura partidaria en el proceso, y generaron un daño institucional, y en los balances de poder de esa nación. En el plano individual toda acción humana que se genera desde el resentimiento, o con ganas de solamente hacer daño genera caos y sus resultados si bien a corto plazo pudieran parecer positivos, siempre son destructivos. No hundamos un barco que no ha salido de la costa.