Francamente,  y a pesar de todas las señales en contrario,  nadie aún podría asegurar que el presidente Leonel Fernández se haya lanzado a la carrera por la reelección presidencial para el  año 2012. Todo cuanto el presidente hace, deja de hacer o pudieren hacer los promotores del proyecto reeleccionista, no es más que una forma de diálogo desde el poder.  Es la manera en que el presidente Fernández trata de comunicarse con sus adversarios de dentro y fuera de su partido.

El sabe perfectamente que mostrarse conciliador y demasiado desprendido podría ser interpretado como una señal de debilidad. Hasta el león tiene que enseñar sus colmillos para hacerse respetar en la selva.

El sabe también que su ciclo político  no tiene por que terminar el 16 de agosto del año 2012. Nuevas batallas, nuevas victorias y grandes realizaciones podrían exigir lo mejor de su liderazgo en ruta hacia la República del bicentenario.

Desde mi punto de vista,  más allá de la certeza de una extraordinaria obra de gobierno, el presidente Fernández se merece el beneficio de la duda respecto a la forma en que está manejando el espinoso  tema de la reelección presidencial. Comprendamos su estilo de comunicación política en esta interesante esgrima del poder.

A manera ilustrativa de esto que acabo de decir, quiero traer a colación la siguiente historia, solo para establecer un paralelismo a distancia con el escenario de confrontación de poderes en el mundo de la geopolítica y las formas que puede adoptar el discurso de comunicación persuasiva y/o disuasiva con el adversario en un momento determinado.

Eran los días finales del mes de octubre del año 1961, en una fase crucial de la guerra fría, cuando se produjo el episodio conocido como "La Crisis de los Misiles" en Cuba.

El presidente de los Estados Unidos, JFK, ordenó un despliegue naval y una cuarentena para la inspección de cualquier barco en ruta hacia puertos cubanos. Era una respuesta militar muy ponderada ante la amenaza de guerra total con la Unión Soviética, a consecuencia de la instalación de misiles nucleares de alcance medio en territorio cubano.

Un film de los años noventa,  protagonizado por Kevin Cotsner,  nos muestra con gran realismo cinematográfico el intenso drama que vivió el mundo durante aquellos 13 días de octubre. En un momento de tensión extrema, cuando desde un destructor de la US Navy se hicieron disparos de advertencia sobre un carguero que había traspasado la línea de control, se produjo una fuerte discusión entre el Secretario de  Defensa, comisionado del presidente Kennedy, y el jefe militar que había ordenado inconsultamente los disparos.

"¡Es que ustedes no han entendido nada!" –  Increpó  el Secretario de Defensa al jefe militar – "Esto no se trata de un bloqueo.  Es una forma de diálogo. Es el presidente Kennedy tratando de comunicarse con el Secretario Jrushov".

Nadie se enteró, hasta mucho tiempo después, de los intríngulis de las negociaciones secretas que permitieron la superación de la crisis y despejaron el riesgo inminente de una tercera guerra mundial.

Pienso que, sin mayores riesgos ni amenazas desestabilizadoras,  igual ocurrirá en el caso que nos ocupa.