Es de conocimiento general que el uso de antibióticos resulta de incuestionable valor en una gran cantidad de infecciones que bajo condiciones de adecuada prescripción, con dosis correctas y tomadas metódicamente, permiten mejorar la calidad y cantidad de vida de millones de personas en todo el mundo.

Sobre este tema el Dr. Keiji Fukuda, Subdirector General de la OMS para Seguridad Sanitaria se ha pronunciado diciendo: Los antibióticos eficaces han sido uno de los pilares que nos ha permitido vivir más tiempo con más salud y beneficiarnos de la medicina moderna. Si no tomamos medidas importantes para mejorar la prevención de las infecciones y no cambiamos nuestra forma de producir, prescribir y utilizar los antibióticos, el mundo sufrirá una pérdida progresiva de estos bienes de salud pública mundial cuyas repercusiones serán devastadoras.

Todos los tipos de microbios – y también muchos virus y parásitos – se están haciendo resistentes a los medicamentos y pueden tratarse cada vez menos con los antibióticos disponibles. Es un problema preocupante y urgente. Las infecciones se agravan y el paciente no se cura. Incluso ya se han detectado bacterias “indestructibles” a las que no les afectan ningún tipo de antibiótico conocido.

Las bacterias y otros microorganismos no solo cuentan con la capacidad de comunicarse entre sí de forma inteligente, sino que también son capaces de prevenir estratégicamente el ataque de otros medicamentos cuando se hacen inmunes a uno. Cuentan además con la capacidad de producir una nueva generación cada veinte minutos y se multiplican 500.000 veces más de prisa que los humanos.

El grado y velocidad de evolución de las bacterias son tan rápidos que los nuevos antibióticos generan resistencia en pocos años, en lugar de las décadas que necesitaban antes

Fleming ya advirtió en 1945: “El abuso de la penicilina acabará provocando el desarrollo inevitable de bacterias resistentes”. Expertos mundiales como el Dr Stuart Levy afirman que llegará un momento en que los antibióticos, como sistema terapéutico, tendrán interés sólo desde un punto de vista histórico.

La realidad de hoy es que esa resistencia está afectando a muchos microorganismos distintos, pero se ha centrado en siete bacterias responsables de infecciones comunes graves, como la septicemia, la diarrea, la neumonía, las infecciones urinarias o la gonorrea. Las primeras señales de alarma saltaron cuando varios centros hospitalarios anunciaron que la vancomicina, un potente antibiótico, era incapaz de combatir el staphylococus aureus, la bacteria responsable de muchas infecciones hospitalarias. Ocurre lo mismo con la penicilina: un 40% de las cepas de streptococus pneumoniae, causante de neumonías, meningitis y otitis se ha vuelto resistente total o parcialmente a la misma. Más peligrosas aún se han tornado algunas cepas de enteroccoccus (capaces de provocar graves infecciones del tracto urinario y las válvulas cardíacas), inmunes a todos los fármacos existentes en el mercado.

El grado y velocidad de evolución de las bacterias son tan rápidos que los nuevos antibióticos generan resistencia en pocos años, en lugar de las décadas que necesitaban antes.

En nuestro país la ausencia de un plan nacional integral para luchar contra la resistencia a los antibióticos, su venta indiscriminada, así como la falta de programas para prevenir y controlar las infecciones hospitalarias, plantean un reto que debe solucionarse a corto plazo.

Luego de leer estos dos artículos se podrá apreciar que cualquier intento de destruir las bacterias está destinado a fracasar, nuevas bases fisiológicas en donde se contempla el sostenimiento del equilibrio interno, con una adecuada eliminación de toxinas que son las que favorecen el caldo de cultivo para todo tipo de patógenos, puede ser una opción de vencer sin luchar, basados en la eficacia de la prevención y el uso de alternativas naturales que favorecen la buena salud sin efectos colaterales.

En las próximos artículos nos referiremos a cada una de esas alternativas que podemos utilizar brindando resultados eficaces de bajo costo y fácilmente accesibles para la población.