Los discursos literarios, sociológicos, políticos, educativos y tecno científicos, para no caer en la repetición, se enfocan en la epistemología  de tradición filosófica. Para que la creatividad se abra paso en el cibermundo, no se puede ver lo epistémico  como un estanco disciplinar, de una área del saber; por eso hay que comprender que sin una teoría del lenguaje, el sujeto, el poder, la cultura, la lengua y la sociedad, le sería muy difícil al sujeto abordar la complejidad del pensamiento del siglo XXI, en la que se debaten temas filosóficos, sociológicos, educativos, literarios, neurolingüísticos, neuroéticos, tecno ciencia,  posthumanismo, transhumanismo y todos los entramados de la cibernética de primer orden y segundo orden, que han dado como resultado la construcción del cibermundo y un nuevo enfoque filosófico en el marco de la humanidades digitales que mueve la misma epistemología del siglo XX hacia la  ciberepistemología o epistemología digital.

Esta ciberepistemología ha de dar cuenta, no de la epistemología estándar sujeto-objeto, estructurado y pensado como sustancia, como relaciones inamovibles en el proceso del conocer en el siglo XX, sino de un conocimiento que se encuentra atraído por la realidad virtual con inmersión, sin inmersión y realidad aumentada, las cuales se manifiestan como tinglado en el espectro del cibermundo.

Hoy vivimos en un mundo caracterizado por el control virtual, que penetra en nuestro mundo interior, haciéndonos mover entre la incertidumbre de unos cambios permanentes, fragmentados, efímeros, que nos abruman de datos, nos hinchan de información o de infoxicación, tal como apunta Cornella (Cómo sobrevivir a la infoxicación, 2001) y de conocimientos explícitos, sin dejar tiempo a los sujetos de articular el conocimiento con la experiencia de la vida, que es una forma de ser sabio en un determinado tipo de discurso crítico en el cibermundo del siglo XXI .Sin un vivir intensamente, sin un sentido del aquí y el ahora en cuanto construcción(gracias al lenguaje como facultad de simbolizar ) discursiva crítica, creativa sobre los acontecimientos cibernéticos, toda teoría se tornaría  gris y “sólo es verde el árbol de doradas frutas que es la vida” (Goethe).

Es por eso que cobra importancia el estudio del sujeto cibernético desde una ciberepistemología de un cibersujeto conectado al ciberespacio, a la redes, y que como tal no puede escapar al sistema mundo digital. Como sujeto cibernético del conocimiento él es parte constitutiva de ese cibermundo, que no aborda solo al individuo como investigador o trabajador único del conocimiento, sino a un conjunto de sujetos que construyen reflexiones desde la interdisciplinariedad, multidisciplinariedad y  transdisciplinariedad y en la que están involucrados varios expertos de diferentes saberes entrelazados con los dispositivos tecnológicos. 

La ampliación del cuerpo humano por el aparato tecnológico es el nuevo reto que los sujetos de las sociedades emergentes deben plantearse como aceptación incondicional de una nueva naturaleza, lo que sería “la construcción de un nuevo individuo no estrictamente humano, entendido este como sujeto de conocimiento exclusivamente orgánico” (Aguilar García, 2008: 58).

En estos tiempos de aceleración, el cuestionamiento a la veracidad del conocimiento, de su operatividad, no recae sobre un sujeto particular, sino en un grupo de investigadores, tecno científicos que trabajan en su ensamblaje.  Por eso, cuando en el verano 2016, el equipo del investigador Anders Eklund, de la Universidad de Linköping, en Suecia, puso a prueba tres programas informáticos que se encargaban de estudiar las imágenes de los escáneres cerebrales (resonancia magnética) encontraron fallas de ese software que había operado por más de 15 años.

Tal ejemplo nos dice que no está en juego el simple cambio de dispositivos digitales para canalizar la “trasmisión de saber que dejaría a este intacto, pues dicho cambio tendrá sus repercusiones en la producción de nuevos saberes” (Galparsoro, 2012: 153), nueva información, nueva forma de control virtual que recae sobre el sujeto cibernético.

Es sobre esta complejidad del conocimiento creativo, innovador y tácito, que la epistemología digital, e-epistemología o ciberepistemología, se desenvuelve, en las que están  involucrados actividades prácticas reales y virtuales, esta como tal, investiga la creciente digitalización del conocimiento (Ursua; Bengoetxea, 2012) , el cual ha sufrido cambios que afectan la ciencia, la literatura y los múltiples saberes en el siglo XXI.

El estudio de la epistemología de digital (Merejo, 2015) articulado al lenguaje, al sujeto, al poder, el discurso y lo social, nos remontamos a los estudios del filósofo Von Foerster (1996), quien despliega la epistemología cibernética de segundo orden, fundamentada en una episteme de inclusión del sujeto y “todo lo que he dicho es dicho por un observador a otro observador” (p.89), por lo que el sujeto se involucra como sujeto conceptual en la observación.  Para este Sócrates electrónico, como lo bautizara Morin, dice en uno de su postulado:” Cualesquiera que sean las propiedades a la que lleguemos, somos nosotros, ustedes y yo, los que tenemos que hacer esta observación y, en última instancia, dar cuenta de nuestro propio dar cuenta” (p.92).

Este proceso es un punto de partida al cuestionamiento de lo que ha sido la epistemología estándar o tradicional en la filosofía de la ciencia, en cuanto que el sujeto es un epifenómeno, dándole validez al objeto, como objetividad e independiente de este y al cual también se le despoja del lenguaje, como capacidad innata, y que según Maturana y Varela, “toda reflexión, incluyendo la del conocer humano, se da necesariamente en el lenguaje, que es nuestra peculiar forma de ser humanos y estar en el hacer humano.” (ibíd., p.13).

La comprensión del conocimiento del conocimiento, o la epistemología de segundo orden, es de suma importancia a la hora de insertarnos en el cibermundo y que  para entenderlo necesitamos de una ciberepistemología. (Los párrafos que siguieron a partir de Merejo 2015, fueron escritos en 2014. Ver: “Epistemología digital”: REALIS, v.5, n. 02, Jul-Dez. 2015 en: www.nucleodecidadania.org/revista/index.php/realis/article/download/162/151