Las imágenes de los acontecimientos acaecidos el pasado 5 de noviembre, en la actividad donde el ex presidente Leonel  Fernández, fue invitado de honor, permiten muchas lecturas, aparte de expresar por si solas el “alto nivel de propuesta” de los organizadores, junto al deterioro de la sociedad y de sus instituciones  políticas.

El evento, organizado por el Grupo Estratégico Empresarial (GEE) como cuenta la nota de prensa, fue denominado “La Entrevista” ya que se trataba de entrevistar al invitado, obedeciendo a la “decisión que ha tomado  la entidad de estudiar y debatir a profundidad, desde una perspectiva empresarial, ejes temáticos que tengan relevancia para el desarrollo del país.”

El  compromiso por trasformar un país,  esta  mas allá de hacer negocios, porque los Estados no son empresas

Inspirados  en los fuertes vientos de motivación, que soplan a   Fernández con miras a  las  elecciones del 2016, quien en sus tres periodos anteriores  no tuvo la suerte de encontrar un grupo tan inspirador, para desarrollar  temáticas “olvidadas”.

La actividad mostro una  dimensión internacionalista de la política como negocio, asumiendo los patrones de la tradición exógena del entrevistado,  por una figura  de la comunicación latinoamericana como entrevistador,   (“para no politizar el evento”)

El contenido de la entrevista, de acuerdo a los organizadores, será publicado en la edición de la Revista Mercado del mes de diciembre próximo. Razón por la cual la prensa nacional no ha logrado decir una sola palabra  de lo que expresado por el ex presidente, que vio su imagen empañada,  por lo que pasaba en las calles, cuando miembros  la prensa y algunos ciudadanos indignados, vieron sus vidas  en peligro, al ser agredidos, golpeados y robados  por una turba  disfrazada (militantes de sobrevivencia) ajena al  menú  que degustaba el  entrevistado y sus anfitriones a puerta cerrada.

Se trato de evitar que se repitiera cualquier abucheo al entrevistado, como recién sucedió  en  los EEUU.  Quedando plasmado los niveles de “lealtad de pica pollo”  en  ese discurso de la gestualidad delincuencial, ilustrado en  fotos y filmaciones, que dan cuenta de la intolerancia, violencia y fanatismo, que generan los “sobrecitos amarillos, y las “tarjetitas del bono gas” y otras miserias.

En apenas minutos, quedo desvirtuada la impronta de un evento costoso y elitista, que pretendió relanzar la figura del político, desde la perspectiva intelo-empresarial.

La imagen de Fernández y su partido han salido descalabradas, de este evento, por la escalofriante  tipología y características de sus defensores, que remiten a  tiempos  oscuros de la democracia dominicana   (paleros, delincuentes, y asesinatos a periodistas.)

Es triste ver como esa gente, traída   de nuestra geografía de la miseria y la desigualdad,  es instrumentalizada para hacer daño, mientras  siguen aplastados y al servicio de los que  los que aplastan,  siendo este  uno de los temas de estudio e investigación para el GEE. ¿De cómo y porque nuestra gente ha sido envilecida hasta esos niveles de intolerancia?

El evento trascendió las fronteras nacionales no  por el contenido intelectual del entrevistado, sino por la proyección  de lo que se está haciendo y, puede  hacerse para  que el Dr. Fernández logre alcanzar sus metas de llegar   a ser de nuevo presidente.

Las imágenes están allí, ilustrando la brutalidad de la militancia “mayoritaria”, que aglutina lo que fuera el partido, que blandió la ética como eslogan político hasta el otro día. Cuando el país estaba dividido entre peledeístas  y  corruptos.

Es ahí donde cabe detenerse, en especial los   organizadores  – que aseguran  haber lanzado esta iniciativa “porque tienen el firme compromiso de asumir el rol que como tal les corresponde, desempeñar en la construcción de un mejor país, (…)”-

Los dominicanos todos debemos analizar  la conducta manifiesta e ilustrativa del  comportamiento de la turba militante…., lo que ha pasado es grave señores.

La motivación del  GEE es inaplazable,  estos hechos reclaman, la necesidad de   construir ciertamente, otro país, este no funciona, pero  “la construcción de un mejor país”, al cual aspiran este grupo de empresarios dependerá de  muchas cosas, que no son necesariamente  materiales.  Ya que aquí  el derecho a disentir  no  se respecta, y los pocos medios serios, no pueden informar  a la ciudadanía de una actividad donde participa el principal líder político del PLD. ¿Qué ha pasado entonces con nuestra  democracia?

Todos  deberíamos analizar el daño, que la política y los políticos han hecho al pueblo, incapaz de entender, que existe una ética y una filosofía para la vida cotidiana. Sin la cual todo, lo eventualmente, planteado por el “Entrevistado”  y el GEE  y otros  grupos será pura poesía, porque  en este país no existen los individuos capaces de lanzarse  a la idea  de  construir nada. Todo parece ser un simple negocio.

Vivimos en una  sociedad carente  de ética, y de conducta ejemplarizante desde el quehacer socio – político, donde  cada  día los  elementos orientados al respecto por  la vida humana se degradan. Es urgente  una transformación ética y filosófica de la vida cotidiana, como nos recuerda la premiada  Adela Cortina desde España “los escándalos de  corrupción, la desigualdad, creciente, la pobreza intolerable, reclaman otras formas de vida capaces de generar confianza, ejemplaridad y cohesión social en la vida pública”.

Algunas países latinoamericanas están demostrando que,  no es haciendo negocios entre políticos y delincuentes que se puede mejorar el accionar de los individuos en sociedad. Esta sociedad nos está exigiendo otro tratamiento del ser humano, (las imágenes, los rostros, la desidia de las autoridades del 5-11) indican que,  no habrá desarrollo si los seres humanos no desarrollan en ellos, las condiciones mínimas de respecto a la vida en comunidad.

El  compromiso por trasformar un país,  esta  mas allá de hacer negocios, porque los Estados no son empresas, son entidades interventoras reguladoras,  que  deben velar por el bien de toda la ciudadanía formando ciudadanos libres, críticos, educados, informados y responsables. Con una clase política de hombres decentes, y  con capacidad de sancionar a los indecentes.