Enfermedad es toda alteración de la salud. Nos referimos a trastornos  físicos o mentales, pero también relacionados a lo social y al medio ambiente.

Hay un equilibrio en nuestros organismos, están en armonía con nuestras mentes y con todo lo que nos relacionamos. A esto llamamos “estar en salud”.

Para comenzar te diré que normalmente eres tú quien escoges la enfermedad y hasta cuál prefieres. Te resulta difícil entenderlo porque conoces poco tu mente. Pero tu cuerpo es un medio, no un fin.

Es sumamente difícil  curar a una persona que no quiera vivir, que cree que merece estar enferma o que tiene la enfermedad como una excusa para esconderse. También es difícil conservar la salud cuando mantienes emociones negativas por largos períodos, como: ira, envidia, rencor, miedo, etc.

La fiebre, dolor o inflamación, eres tú que los produces para defenderte de los agentes agresores como virus y bacterias. En nuestro organismo habita una enorme cantidad de gérmenes en simbiosis con nosotros. Son parte de nosotros, nos necesitamos mutuamente. Los llamamos la “flora normal”, sería peligroso si la perdieras, por lo que no debieras abusar de los antibióticos. No obstante, a veces entran gérmenes nocivos en tu cuerpo, inmediatamente se inician procesos bioquímicos complejos. Las células afectadas liberan entre otras cosas, pirógenos endógenos, que son citoquinas como la interleucina que estimularán las neuronas termorreguladoras de un área del hipotálamo en tu cerebro, el termostato biológico o centro de la fiebre, desde ahí elevamos nuestra temperatura para eliminar a los gérmenes invasores. Como ves, la fiebre la produces tú.

Ocasionalmente reaccionas de manera excesiva ante una situación, también tus reacciones biológicas pueden ser exageradas, como en alergias. Tu cuerpo actúa semejante a como tú actúas, después de todo eres tú.

La diarrea y el vómito, los usas para eliminar substancias dañinas en tu aparato digestivo, o porque estás simplemente fuera de control. Tomas medicamentos que pueden detener estas expulsiones, pero al hacerlo podrías estar reteniendo substancias perjudiciales en tu organismo. Por eso se intenta evitar los antidiarreicos.

Tu código genético tiene las reglas de desarrollo para tus células, cuando unas células violan esas reglas, ocasionan trastornos entre los que podemos señalar al cáncer. De igual forma, las personas sin moral, pueden constituirse en un cáncer en la sociedad.

Si es conveniente, en algunos casos tu supraconciencia podría aplazar tu muerte. Los humanos sabemos eso, aunque habitualmente no sabemos que lo sabemos. A veces le decimos a alguien en su lecho de muerte: no mueras todavía, no te vayas, espera a que llegue tu hijo, etc. En ocasiones el moribundo suplica que lo dejen ir, liberándolo de las fuerzas energéticas del apego excesivo de sus parientes. ¡Hay tantas cosas que evitamos analizar!

Morimos con un paro cardiorrespiratorio. Pero cuando un médico dice que alguien falleció por un paro cardiorrespiratorio, lo que realmente significa es que no sabe la causa de muerte.

Definitivamente lo esencial en nuestras vidas es aprender, cuando nos estancamos, la enfermedad es uno de los mecanismos que nuestra conciencia superior atrae, para enderezar nuestro camino. El Superyó de nuestra conciencia (el Padre interior), mientras más exigente eres con los demás, más exigente es contigo. La regla que usas para medir a los demás, es la misma que usas para medirte a ti. No tienes dos, aunque talvez quisieras (Mateo 7:1-11 y Lucas 6:37-42). Si no puedes perdonar a los demás, nunca podrás aceptarte a ti. Y si no te perdonas, una de las formas como te castigarás es mediante las enfermedades.

Algunas personas mueren muy jóvenes o nacen con enfermedades terribles, a veces vienen a corregir algún trastorno en una constelación familiar, hay cargas familiares o karmas que se heredan. “Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Ni éste pecó ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Juan 9:2-3). Hay mucha información concentrada en este corto diálogo.

Dios quiere tu cuerpo sano, pero si tu mente está enferma, la salud de tu cuerpo tiene poca importancia. Nuestra condición de hijos de Dios, nos concede la facultad de curar  y Jesús lo dijo muy claro. Pero dijo que se requiere fe y la mayoría de los cristianos no la tienen. Las iglesias cristianas tienen muchos integrantes, pero Jesús tiene pocos seguidores. Si no quieres caminar, al menos no critiques a los cojos.