Somos cuerpo, mente y espíritu, y es en la suma, en la totalidad de esas tres dimensiones, que existimos como seres humanos.

Cuando pensamos en nosotros como entes, como indi­viduos, regularmente no pensamos en la dimensión física del ser. Y si le prestamos mucha atención a la apariencia del yo físico, muchas veces no tenemos conciencia del mismo.

Hay una dimensión de nuestro cuerpo que impacta a todas las otras partes del ser: las energías (físicas, espiri­tuales, psicológicas…).

Creamos un campo de energía como un campo de gra­vitación y lo proyectamos en los elementos tanto positivos como negativos, en nosotros al igual que en otros. Cómo se mueve la energía en el cuerpo mismo, tiene mucho que ver con el equilibrio de nuestra salud emocional y física.

En nuestra interacción con otros damos y recibimos energía… De ahí la importancia de reconocer esta dimen­sión humana.