La semana pasada el Centro Internacional del Desarrollo de la Universidad de Harvard dirigido por el economista Ricardo Hausmann, hizo público el documento "Construyendo un Mejor Futuro para la República Dominicana" que intenta apoyar las propuestas de políticas públicas que se integrarían la Estrategia Nacional de Desarrollo (END) que preparó el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPYD). Sin lugar a dudas, puede decirse que las conclusiones a las que arribó el grupo de Harvard son similares a la de estudios de economistas locales.
Ese documento propone cinco áreas de acción. En la primera se proponen acciones de corto plazo que coordinen la política fiscal y la monetaria. En segundo lugar, el documento se refiere a la política de financiamiento y a la instrumentalización de acciones para mejorar el acceso al crédito. El tercer bloque de políticas se concentra en la competitividad basado en la integración sectorial de la producción nacional. En cuarto lugar, se precisan esfuerzos para mejorar la calidad de la educación pública y, finalmente, se propone la modificación del tratado de libre comercio con EU que contemple cambios en las reglas de origen prevalecientes.
Esta entrega se concentra en las acciones que promueven la estabilización de la economía en el corto plazo. El grupo de Harvard propone "…una política fiscal más ajustada que permita que las metas de inflación se alcancen con una política monetaria más laxa a fin de generar un tipo de cambio más competitivo" (páginas 4, 5 y 6).
Ajustar el gasto del gobierno tiene un elevadísimo precio político para las presentes autoridades ya que el clientelismo se crea a expensas del erario. El gasto público representó, en promedio, un 140% de los ingresos tributarios para el período 2006-2010, de los cuales el 91.2% financió el gasto corriente del gobierno central. Los subsidios del gobierno central representaron 39.9% de los ingresos tributarios en el 2010, que incluyen programas de ayuda como el bono luz, bono gas, comer es primero, subsidios condicionados, al sector eléctrico, entre otros.
Esta política fiscal expansiva, con un elevado ingrediente populista, obliga a la restricción monetaria a fin de evitar sus efectos inflacionarios. Esto conduce a aumentos en las tasas de interés que, si se colocan por encima de la tasa de interés internacional, tienden a atraer capitales de corto plazo, aprecian el tipo de cambio y restan competitividad a la producción local en los mercados internacionales (bienes transables).
En adición, el mantenimiento de un tipo de cambio sobrevaluado promueve las importaciones que, concomitantemente con la reducción de las exportaciones, genera un déficit en la balanza comercial, el cual no ha podido ser contrarrestado con las remesas y la inversión extranjera directa, por lo que el déficit en la cuenta corriente ha crecido significativamente durante la "estabilidad" macroeconómica que elogia el gobierno.
En la página 33 del documento, los economistas de Harvard argumentan que "La presencia simultánea de déficit externo y desempleo sugieren un tipo de cambio real sobrevaluado con respecto a su posición de equilibrio". Esta preocupación en materia de promoción estable y sostenible del crecimiento y del empleo ha sido en cambio, el estandarte de éxito de las políticas macroeconómicas. Es decir, mantener una sobrevaloración cambiaria que le ha costado al país cerca de US$2,600 millones (casi una vez la reservas internacionales netas actuales) en los últimos 28 meses en adición al incremento del endeudamiento externo.
No cabe duda de que la coordinación de la política monetaria y fiscal no ha producido una estabilidad macroeconómica que verdaderamente promueva las exportaciones de bienes transables. Por el contrario, la política monetaria ha privilegiado un control cambiario que ha sido la fuente fundamental de la estabilidad macroeconómica que ha respaldado la pérdida de competitividad de las firmas que producen localmente.
Por eso, el informe del grupo de Harvard propone al gobierno dominicano en el marco de la END que se estimule la creación de un marco"…de política monetaria de "metas de inflación", donde la inflación es el único objetivo y la tasa de interés la única variable de política" (página 33); lo que indica que es conveniente que el banco central se concentre en su área de competencia y deje de lado aquellos sectores y políticas que corresponden a otras áreas gubernamentales.